- 𝕀𝕍 -

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Se encontraba colgando ligeramente, agarrado del aro con tranquilidad y suavidad dejando que su pierna y su brazo fueran su soporte mientras estiraba su otro brazo hacia el suelo sin rosar la colchoneta, un poco más alto a diferencia de las otras veces.

Ahora estaba más confiado de manejar el aro, había caído ya un par de veces las noches y mañanas pasadas, pero ya se sentía en más confianza con la bella burbuja de metal que le permitía maniobrar y congelarse en posiciones tan elegantes y dulces que lo dejaban palpitando de orgullo.

Ni siquiera sabia que decir al respecto.

A veces incluso se encontraba incapaz de reconocer que era él quien hacia las acrobacias, conjurando un espejo de vez en cuando para saber si lo estaba haciendo bien solo para encontrarse con un reflejo tan majestuoso y angelical que no se reconocía, llegando a pensar que era solo un simple sueño irreal y mágico.

Era simplemente especial; estirarse, pararse, girar, rodar, estar ahí, verse tan diferente a su reflejo en las habitaciones de la torre de Gryffindor o en los vidrios de algunas ventanas mientras caminaba en los pasillos, solo para recordar que ese era su "yo" de verdad.

Sin tapujos, hechizos, mentiras o estorbos, no, solo él, solo Ángel.

Se bajo del aro antes de volver a subir y seguir practicado, repasando una vez más todas las poses básicas que ya había logrado realizar, aunque algunas aun le eran ligeramente complicadas, encontrando la superficie metálica un poco resbalosa de vez en cuando.

Hizo la pose del ángel caído, encontrándola apropiado para él, disfrutando simplemente de estar allí, así antes de sentarse y luego apoyarse con tranquilidad en el aro y luego seguir jugando.

Girando, pausando, descansando, repasando y luego todo de nuevo, amando la idea de dominar ese arte como lo estaba haciendo con su querido trapecio.

Allí, manteniéndose sobre el aire, sentir el lento y relajado balanceo y su pelo moverse con tranquilidad en contraste, cayendo como una cascada mientras regresaba a la posición del hombre de la luna, habiéndose enamorado de ella como había supuesto la primera vez.

Suspirando divertido, movió su pierna para comenzar a hacer girar el aro, quedando dentro del movimiento como una criatura magnifica que dormitaba bajo la elegancia del suave y constante giro.

Definitivamente amaba ese arte.

Amaba ser parte de el.

Faltaban solo dos días para que los otros colegios llegaran a Hogwarts para que el evento de los tres magos comenzara, y aun así ya podía sentir como la sensación de nervios comenzaban a estorbarle, alejando cualquier signo de apetito que tuviera,...

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Faltaban solo dos días para que los otros colegios llegaran a Hogwarts para que el evento de los tres magos comenzara, y aun así ya podía sentir como la sensación de nervios comenzaban a estorbarle, alejando cualquier signo de apetito que tuviera, provocando que la simple idea de comer en ese momento le fuera desagradable.

Y aun así se obligo a tomar algo, intentando ocultar su reacción al servirse un poco de comida en su plato, plato que en ese momento no quería cerca.

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