- 𝕏𝕀𝕍 -

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Los rayos de sol a penas comenzaban a asomarse y llenar de colores claros el cielo, era una mañana tibia, el frio no parecía llegar, y era silenciosa, pero no se podía negar de ningún modo el aire triste y melancólico que el viento parecía arrastrar consigo, su fuente el pequeño joven que estaba ayudando a empacar todo.

La noche anterior, después de finalizar el acto, la carpa se cerro y las luces se volvieron tenues para ayudar a recoger, anqué de la limpieza se encargarían los elfos, por lo que  solo era mover todo lo que usaron para el espectáculo.

Sin embargo Ángel no había deseado bajar de las telas por más de una hora, negándose a mirar abajo, contemplando el techo de la carpa en total silencio mientras todos abajo lo miraban con preocupación, sabían que le dolía despedirse y siempre actuaba así antes de separarse de ellos, pero parecía que esa vez seria mas doloroso.

No se equivocaron.

Después de un tiempo Ángel se arrastro con lentitud en las telas antes de llegar al suelo sin decir nada y dirigirse inmediatamente a una caja para comenzar a ayudar, ignorando todo y a todos los demás, pero al intentar moverla tropezó y cayó de rodillas, incapaz de levantarse.

No aguanto más a partir de allí, estallo en un triste llanto que no pudo contener y rompió el corazón de todos los integrantes del circo, escuchar un lamento tan melancólico y herido que no podían evitar los lastimo, pero no había nada que pudieran hacer, eso lo hacia más doloroso.

A pesar de su política de no magia pidieron ayuda a los elfos y luego abandonaron todo con tal de abrazar a su pequeña alma pura, harían lo que sea por él, lo demás no importaba ya.

Triste por lo que la vida le hacia, lloro toda la noche en diferentes brazos y pechos, a pesar del cansancio no durmió, anhelando cada segundo con ellos antes de que se los arrebataran.

Sufrió, derramo lagrimas hasta que no salieron más, hipo y gruño, pequeños lamentos con su adolorida garganta y ojos rojos que no deseaba abrir y enfrentar la realidad, los amaba demasiado para dejarlos ir, pero no tenia ninguna otra opción, y su único consuelo es que los volvería a ver en algún momento futuro.

Tan doloroso como era todo, sus presencias aun fueron reconfortantes; ahora en la mañana era capaz de caminar sin tropezar, había calmado su llanto y ahora estaban terminando de sacar todo para desarmar la carpa, pero sus palabras aun era cortas y arrastradas y el desanimo seguía con él.

Pero no podían culparlo por eso

, no cuando ellos estaban igual.

Los gemelos llegaron con enormes sonrisas que subieron el animo de todos, a pesar de su evidente sueño por lo temprano que era se encontraban animados por la gran oportunidad y no dejaron de expresarlo.

La fecha se propuso para el final del año escolar, se lo entregarían a Ángel y este se aseguraría que llegara al circo, por lo que podían confiar en que no hubieran inconvenientes.

Se negociaron los parámetros en los inventos, que tan grande seria y en que limites podría hacerse, era solo una prueba, el primero de todos para saber si la propuesta era beneficioso para todos, pero cada uno de ellos sabían que ese negocio si se llegaria a dar y tenian grandes expectativas sobre eso.

La conversación no paro allí; el precio fue más que los gemelos pensaban y obvio intentaron negarse o re-negociarlo, pero entre líneas los del circo les pidieron que aceptaran a cambio de proteger a su Ángel, ellos aceptaron poco después.

Los del circo sabían que Ángel hubiera peleado con ellos si aceptaban menos a los que él quería regalarles, pero no estaba estable para alegarles o convencerlos, por lo que ellos aprovecharos, sabían que las copias pelirrojas lo cuidarían de todos modos, pero era una buena escusa.

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