La preparatoria Shujin, clasificada por algunos como la peor de todas o simplemente referida como un nido de delincuentes por otros.
Hanagaki Takemichi tiene solo dos objetivos al entrar ahí. Sobrevivir y mejorar sus notas, para lograrlo cree que lo...
Espero que disfruten el capítulo y una disculpa por la tardanza ♡
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Al principio tenía miedo de lo que podría pasar durante su castigo y la forma en la que sus amigos describían a la bibliotecaria no lo ayudó en absoluto. Pero después de varios días hasta podría decir que era divertido. La bibliotecaria, llamada Ai, era una mujer muy amable y a Takemichi le gustaba pasar tiempo con ella.
Al parecer era jugadora de baseball cuando estaba en la universidad y una muy buena—de ahí venía su habilidad con el bate—pero dejó de jugar y poco tiempo después de eso descubrió su gusto por los libros, especialmente los libros románticos. Era muy alegre pero prefería que los estudiantes le tuvieran miedo si eso significaba que la biblioteca permanecería intacta.
Otra cosa que el menor aprendió acerca de Ai era que usualmente solo se relacionaba con tres personas ahí, las dos enfermeras y Wakasa, antes también pasaba tiempo con el profesor de educación física pero hacia no mucho tiempo atrás lo habían despedido.
La rutina de su castigo era bastante relajada, dado que no había prácticamente nada que hacer, durante la hora del almuerzo usualmente hablaban mientras ella le compartía de su almuerzo al teñido, hasta se convirtió en tradición que la mujer le recomendara libros a Takemichi y aunque el menor no fuera muy fan de la lectura—solo leía mangas—le resultaba demasiado entretenido escucharla hablar con tanto entusiasmo, casi le daban ganas de leer esos libros por el mismo. Casi.
Por la tarde solo se dedicaba a desempolvar, barrer y trapear. Sus labores de limpieza no causaban inconvenientes ya que era usual que el lugar estuviera vacío. En sus días ahí no había visto demasiada actividad, solo de vez en cuando veía a un chico con la capucha de su sudadera negra puesta y un cubrebocas. Sólo entraba, escribía un poco en su libreta y se iba, a veces tomaba libros pero no hacía más.
A Takemichi le parecía un poco extraño pero después de reflexionarlo creía poder entender un poco el por qué de estás acciones. Es decir, incluso Angry se tomó su tiempo en admitirle a su gemelo que estaba en un grupo de estudio, supuso que probablemente debido a la fama de la escuela y al tipo de atmosfera que se había formado en consecuencia de ésta, cosas cotidianas como ir a la biblioteca no era algo que los estudiantes quisieran presumir.
Ese día la rutina transcurría con normalidad, estaba desempolvando estanterías cuando el chico misterioso apareció de nuevo, saludó a la bibliotecaria y se sentó en una de las mesas. Después de un unos minutos Ai le comentó a Takemichi que lo dejaría a cargo un momento en lo que atendía un asunto importante. Y así fue.
Era normal que el lugar se sumiera en un profundo silencio que solo se veía interrumpido por el tic tac del reloj, pero lo que no era tan normal era escuchar el sonido de botones siendo presionados violentamente así que llevó su atención al único otro ser humano que estaba en la habitación. Pudo ver como tecleaba algo en la calculadora y escribía en su libreta para borrarlo segundos después.
