~ 𝐷𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑦 𝑠𝑡𝑟𝑖𝑘𝑒 ~

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Unas semanas antes del inicio de su segundo año de secundaria, Wakasa no estaba teniendo el mejor de sus días.

Por enésima vez en su vida había tratado de dejar el boxeo y por enésima vez su padre se había negado a escuchar cualquier argumento.

¿Lo peor de todo? su padre también era su entrenador por lo que aún si hacía lo que quería, podía desquitarse con el a la hora del entrenamiento.

Odiaba sentirse tan indefenso ante ese hombre.

Estaba tan enojado por su día de mierda que creyó que lo mejor sería salir a caminar para despejarse un poco.

No tenía ningún rumbo fijo en mente, dejó que sus piernas se movieran y solamente paró cuando llegó a una especie de parque con juegos infantiles.

Se sentó en una banca de madera vieja apreciando el cálido cielo que indicaba la cercanía del ocaso, sintiendo la fresca brisa vespertina acariciando sus pómulos...

Era una tarde tan tranquila que casi lo hizo olvidar lo que le aquejaba, al menos así era hasta que las palabras de su padre llegaron a invadir sus pensamientos.

"Y ¿en qué más eres bueno?", "acéptalo, lo único que sabes hacer es usar los puños", "he gastado demasiado tiempo en tus entrenamientos de boxeo como para que lo abandones así como así", "¿Por qué te niegas a cumplir nuestro sueño?"

Cerró sus ojos un momento sintiendo las lágrimas salir de sus ojos.

"Los hombres no lloran"

Suprimió sus lágrimas.

¿Por qué ese hombre se seguía metiendo en su cabeza?

— ¡Hey, tu!—una voz desconocida lo obligó a abrir los ojos de nuevo—¿Tienes idea de dónde estás?

Era un tipo alto, robusto con perforaciones en el rostro y tenía el cabello teñido de un amarillo casi anaranjado.

Se veía que trataba de intimidarlo, probablemente para impresionar a los otros tres tipos que lo seguían por detrás como perros, con aquellas sonrisas que reflejaban superioridad.

Pero Wakasa no estaba intimidado en absoluto por aquellos chicos, así que se limitó a mirarlos con aburrimiento.

— Este parque le pertenece a mi pandilla y al estar aquí nos faltas al respeto ¿Sabes que le pasa a los que nos faltan al respeto?—el gorila hizo crujir sus nudillos en otro intento por asustar a Wakasa, pero no funcionó.

El rubio se mantuvo en silencio.

— Tu lo pediste pedazo de mierda—dijo el grandote.

Wakasa rodó los ojos.

El solo quería un poco de paz...

El solo quería un poco de paz

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