Tango

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Aquel vestido rojo vino y aquel Esmoquin negro como la noche se unieron, amarrando sus dedos en un indeseable apretón, donde se acomodaba al tono de aquella canción. Sus dedos se enredaban, lastimando a el otro con sus uñas.



Desviaba la mirada, mientras sentía la mano grande de el otro fundirse en su cadera. El pensamiento de tallar su nombre, como un cuchillo, en aquella mano con venas se volvió necesidad en cuanto sintió esa mano bajar coquetamente.


Le sonrío, mientras enredaba sus piernas con el pantalón de el contrario, la música sonó sin consentimiento de ambos, moviendo sus piernas como una orden. Uniendo ambos vientres con agitación, quedando cara a cara con respiraciones calladas, bailaban el Tango Masoquista.


Lo sabía, aquella situación era extraña, se suponía que ambos eran rivales por sus diferencias políticas, llevaban un amor odio que les daba la dificultad de descifrar la situación en la que terminaron. Ambos quedando rostro a rostro, sus respiraciones chocando mientras su cuerpo se movía sin consentimiento, tal vez el horror lo volvió adictivo.


Sintiendo el aliento de ron de el contrario, no pudo evitar sacar un sonoro chasquido con su lengua, para dar una vuelta rápida sobre aquel suelo, su tacón dio un giro, embistiendo su cabello contra el aire, moviendo su pierna hacia la cadera de el contrario.


Miro como el de rizos agarraba aquella pierna, dejando las marcas de sus uñas. Movió su cabeza hacia atrás, dejando ver su cuello y clavícula, era exactamente su manzana la que parecía vibrar, ennegrecieron sus ojos mientras su cuello se estiraba hacía atrás.


Doloroso fue cuando sintió como sus rostros se acercaban, sus labios rozaron entre ellos. Creyó que fue su imaginación, pero jamás imaginó lo que haría su acompañante.


Fue horroroso, asqueroso, un dolor en sus labios, el peso de otros; Sintiendo la necesidad de profundizarlo, colocó sus brazos en aquellos grandes y fornidos hombros, lo arrastró hacia él. Una bestialidad que ambos compartían, mordiendo sus labios y chasqueando sus lenguas.


La sangre brotó, una roncha quedó. Pero, para nada les importó.


La mano de el azabache solo continuó con esa insensibilidad, moviéndose hacia la corbata rojiza de el otro, poniéndola sobre su dedo índice, parecía volverse llamas; La jaló.


Ahorcado, el de gafas se agito, su respiración se corto y el de azabache solo sonrío. Un grito exquisito salió de los labios de el moreno, directo hacia los oidos de su acompañante, una advertencia que jamás comprendió.


''Jamás nos separaremos.''








La pose comprometedora en la que se encontraban, mientras el reflector hacía evidente la agonía de ambos corazones, solo hizo que ambas miradas se fulminaran entre ellas. Tal vez fuese coincidencia, como sus mentes retorcidas se unieron en otra vuelta más, esperando con ansías el final de la canción.


Vueltas, choques entre el piso y los tacones rojos, todo ello quedó junto a el Esmoquin negro brillante que mostraba un brillo rojizo por el vestido que lo enredaba. Los deseos masoquistas volvieron al vestido en algo más que una prenda, algo más que un diseño comprado, se volvió en el peor enemigo de el chico alto.


La intimidad llamaba a ambos como si fuesen aventurados, como si lo drogara a creer que de el odio al amor solo había un paso; Pero, el menor fingió amnesia cuando el cigarro se apago y la canción cambió.


El humo se propagó y el desapareció, sin antes dejar su nombre hecho cenizas en el Esmoquin, ahora contaminado con el rojo vino, de el mayor.


Perdón si esta corto, estoy preparando una sorpresa para ustedes jiji 🥺

𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔 | ᑫᵘᵃᶜᵏᵇᵘʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora