Alex en su infancia era un chico lindo y bueno, cuando crecio después de sus experiencias se volvió un chico tenebroso y emo.
Wilbur en su infancia era un chico tenebroso y emo, cuando creció después de sus experiencias se volvió un niño de bien.
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Hoy era el famoso reencuentro de compañeros de secundaria, donde todos los estudiantes de aquel salón tan maleducado y grosero se reunían, ahora que todos se encontraban en su mayoría de edad y podían beber. Alex era más que consciente sobre todo aquello, sobre cómo tendría que volver a ver los rostros de los chicos que alguna vez se burlaron de él. Donde tendría que ver el rostro asqueroso y vomitivo de aquel castaño que era un grandisimo idiota,
Con recordarlo sus labios se curvearon en una cara de enfado, su día se tornaba en uno oscuro y con rayos de sonido de fondo cada vez que recordaba aquellas palabras estúpidas que siempre retumbaba en su cabeza. ¿Que quieren que haga? Aquel azabache tenia más que resentimiento por lo que sucedió en secundaria hacía años, llevaba odio cargado por como lo habían tratado a su antiguo inocente yo.
Arreglando su gorro de siempre, peinandose con ambas manos levemente, se miro con determinación en aquellos ojos. Demostraría que por fin había madurado, que aquel chico inocente de ropas rosas y sweaters grandes había quedado en el pasado.
Había cambiado, realmente mucho, ahora usaba unas melenas largas y enredadas, junto a sus prendas negras y masculinas que lo hacían lucir como un metalero de los 2000s, fumaba a menudo y llevaba algunos piercings en sus orejas y su ceja, sin embargo ninguno en la nariz o el labio, pues metalero y todo pero chillaba de miedo al ver una aguja.
Amaba sus piercings, pero tuvo que sufrir 4 desmayos y 6 ataques por aquellos. Aunque realmente le allá gustado el resultado al final, que bueno que tenía a su amigo Charlie que lo soporto durante toda esa larga travesía.
Había cambiado mucho, comenzando a recordar su antiguo yo que llevaba ropas gigantes y de colores pasteles, que amaba llevar broches en su pequeño gorro y que siempre era amable con todos, un maldito idiota según el.
Aunque en el fondo, el aún seguía amando aquellos pequeños accesorios pastel, donde algunas veces en casa se los ponía por la comodidad y el como resaltaba con su piel de lunares, se sentía tierno.
Pero algo que nunca cambiaría, además de su gorro azul de Adidas, era el odio inmenso que le tenía a aquel matón, Wilbur soot. Ese maldito castaño de mierda que le arruino como pudo sus años de secundaria, donde se burlo de cada uno de sus defectos, y creo a un sumiso e indefenso quackity que ahora tenía guardado en la más fondo de su cabeza.
Mirando la hora, logrando darse cuenta que ya se le hacia tarde, corrio rápidamente por su mochila negra con pines de bandas de rock para salir de su casa hacia su moto.
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Me encontraba sentado charlando con algunos ex-compañeros míos afuera de aquella casa desconocida, fue algo incómodo al principio, pues la verdad todos se notaban algo cambiados. Me gustó conversar con ellos sobre nuestra vida ahora, donde hablé de cómo entré a una prodigiosa universidad y ahora estoy trabajando como un gerente de trabajo.
