3. No me gusta el ron.

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Baje las escaleras después de cenar.

- Cielo, ¿te vas? - Preguntó mi madre que estaba recostada contra mi padre en el sofá.

- Si. Helena, la vecina, me ha invitado a una fiesta en la playa, no volveré tarde. - Explique.

- La hija de los Brown, es buena chica. - Agregó mi padre. - Diviértete. - Me dedico una mirada culpable.

- Con cuidado, Maya. Cualquier cosa nos llamas, ni se te ocurra volver sola. Si necesitas que te vayamos a buscar nos llamas.

- Si, mamá. - Dije alargando la ultima letra y saliendo por la puerta principal.

La noche era cálida y el camino hacia la casa de Lena se me hizo casi instantáneo. Cuando timbré, y la puerta de su jardín se abrió, ella no tardo en hacerse presente en la entrada de su casa para gritarme desde allí.

- ¡Corre, Maya! Que aun estoy sin peinar. - Dijo apurada.

Yo reí y me apresure por el camino de piedras de su jardín. Al llegar a su altura, la vi vestida con una camiseta ancha y una toalla enrollada en la cabeza.

- Pasa, pasa. - Me invito.

Cuando entre noté un ligero olor a comida que me hizo sentir en casa.

- Tu debes de ser Maya.

Una mujer idéntica a Lena apareció en la entrada.

- Mamá, no nos entretengas, no tenemos mucho tiempo. - Dijo Lena histérica.

Su madre rio y negó con la cabeza.

- Os dejo con lo vuestro, cualquier cosa que necesitáis estaré aquí abajo. Un placer conocerte, Maya.

Agrego con una sonrisa cálida.

- Igualmente. - Correspondí y Lena tiró de mi brazo escaleras arriba.

Dada ya la medianoche, Lena y yo estábamos de camino a la dichosa fiesta. Ella llevaba un bonito vestido rosa pastel que le destaca con su cabello rubio mientras que yo me había decantado por una falda, corta y blanca, con una blusa de tirantes azul.

No tarde en notar que habíamos llegado cuando comencé a escuchar bullicio y la música hacia que el suelo temblase. No era capaz ni de sentir el sonido de las olas rompiendo en la orilla. Tan solo la brisa marina nos revolvía el pelo y nos inundaba un exquisito olor a sal.

- ¿Esto no es ilegal? - Pregunte como una idiota.

Helena rio.

- Lo es.

Al acercarnos a la escalera de la playa un chico estaba siendo sujetado por otro mientras este vomitaba.

- Dios que asco. - Dijo Lena tapándose la nariz. Y continuo andando.

Cabe destacar que las fiestas y yo no estamos muy familiarizadas, había salido solo un par de veces con Liam y sus amigos. No quiero decir que no me gusten, solo que donde vivía no habían muchas y tampoco me sentía muy incluida en ningún grupo como para disfrutarlo al máximo.

Al bajar vi a muchísimas personas reunidas frente a un pequeño escenario muy casero, sobre el cual un chico con gorra pinchaba canciones a todo volumen. Lena me agarro la mano y chillo emocionada.

- ¡Esto va a ser genial, Maya!

Sonreí asimilando un poco la situación y la seguí hacia la multitud.
A la vez que nos acercábamos, la arena se iba colando dentro de mis zapatos y el bullicio y la música aumentaban el volumen.

- ¡LENA!

Un grupo llamo a la rubia que estaba junto a mi, y ella los saludo enérgicamente a la vez que me arrastraba hacia ellos.

Entrelazados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora