10. Dubái, la llamada ciudad del futuro.

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Sean acarició mi pierna con su pulgar mientras la película estaba llegando a su final, aunque el momento fue interrumpido por el sonido del timbre. El moreno estiro su mano hasta su teléfono para mirar la hora, frunció el ceño y se levanto hacia la puerta. Escuche como movía las llaves en la cerradura, después un golpe y un grito. Me incorpore de golpe y Malcolm apareció en el salón, se abalanzo sobre mi y ambos caímos en el sofá, sus manos se ajustaron a mi garganta prohibiéndome respirar, notaba la presión, la asfixia inmediata.

El moreno agarro a Malcolm por la espalda tarándolo hacia atrás, yo recupere oxigeno con fuerza y vi como Sean y Malcolm forcejeaban en la sala. El de ojos azules agarro un jarrón de la estantería y golpeo a Sean en la parte occipital del cráneo. El cuerpo inerte del moreno se desplomo en el suelo dejando un enorme charco de sangre en el suelo del salón.

- ¡Maya!

La voz de Sean hizo que abriera los ojos de golpe y me levantara con un grito ahogado y llevándome las manos a la garganta. Mi mirada se cruzo con la de él, estaba sentado al borde de la cama. Mire a mi alrededor, una habitación desconocida estaba a mi alrededor, la puerta abierta y la luz del pasillo encendida. Recordé todo lo pasado y suspiré.

- Era una pesadilla. - Dijo el moreno intentando tranquilizarme.

Asentí entre avergonzada y alterada. Me apoyé contra el cabecero y pase las manos por mi pelo con tensión.

- Lo siento. - Suspiré.

Sean negó con la cabeza y se levantó del colchón.

- ¿Quieres que deje la puerta abierta? - Me preguntó. - Y puedo dejar la luz del pasillo encendida.

Me removí nerviosa entre las sabanas.

- ¿Puedes quedarte?

La pregunta pareció sorprenderle tanto como a mi misma formularla. Me di una bofetada mental por ser tan idiota y me sonroje. El moreno se quedo en blanco, con una mano sobre el pomo de la puerta y su mirada fija. Si, me siento una ridícula.

- Prefiero con la puerta cerrada. Gracias. - Agregue haciendo como que no había formulado la pregunta anterior y muerta de vergüenza apoye la cabeza en la almohada esperando que él desapareciese de allí cuanto antes. Cerré los ojos y deje de ver luz a través de mis parpados y escuche como la puerta se cerraba, suspiré liberando la tensión al saber que estaba sola.

El corazón comenzó a latir con rapidez cuando sentí que el lado contiguo de la cama se hundía un poco a causa del peso. Contuve el aire en mi garganta y respire haciendo el mínimo ruido posible. Note el frío cuando las sábanas se abrieron y la presencia de su cuerpo junto al mío cuando volvió a cerrarlas sobre él. La sensación es algo que me costaría demasiado explicar, e incluso si me dieran todo el tiempo del mundo, dudo que seria capaz de hacerlo con claridad. Me quede inmóvil durante unos segundos y él también. Hay veces que hay tensiones que no son para nada incomodas, solo nerviosas, frágiles, y esa era una de ellas. Me daba miedo que pudiera llegar a pensar, había pasado muchos limites hoy que jamás se me habrían ocurrido sobrepasar con él, jamás le había imaginado tan humano.

Pero esta vez no fui yo quien tuvo que dar ese temeroso primer paso. Sean se removió y se giro colocándose frente a mi espalda, notaba su respiración cerca de mi oído y casi instantáneamente sentí el calor de su brazo sobre mi jersey rosa. Contuve un escalofrió y me coloque bajo su barbilla tocando su pecho contra mi espalda, él se acomodo rodeando mi cuerpo y apoyando su cabeza contra mi pelo. Inspiró con fuerza y yo sentí que con esa inspiración se llevaba mi respiración.

- Mañana me voy. - Dijo en un suspiro casi inaudible, pero la cercanía me hacia escucharlo con claridad e incluso sentir la vibración de la voz en su torso. - No volveré hasta la boda. Tengo que arreglar unas cosas antes.

Entrelazados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora