Me removí sobre las sábanas y abrí lo ojos con pesadez.
- ¿Cómo estas?
La voz de Sean resonó en mi cabeza y cuando me giré estaba a mi lado, sentado sobre la cama.
Asentí con dificultad y él se levantó para agarrar un vaso.- Tómate esto. Lo he pedido hace poco, no sabía qué sabor te gustaba, así que lo pedí de naranja. - Agregó él tendiéndome la bebida.
Me incorpore un poco y lleve el líquido a mis labios.
- Gracias. - Respondi con la voz pastosa.
- ¿Hace cuánto que no comías nada? - Me preguntó algo molesto.
Y en ese instante lo pensé; con el incidente de la cena no había tomado casi ni los entrantes, y Lena y yo no comimos porque se nos hizo tarde en la playa.
- Mucho.
- Voy a pedirte algo. - Dijo él llamando a recepción.
- No hace falta. Estoy bien. - Rebatí.
Sean me amenazó con esos ojos oscuros que cada vez me gustaban más y se aparto para poder hablar por teléfono.
No haber comido en tanto tiempo y sumado al día de playa, la tensión de la cena y la noche en el mar, habían acabo conmigo y mi cuerpo no podía más. Un bajón de azúcar muy merecido.Después de comer lo que Sean había pedido para mi, volví a quedarme dormida sin ni siquiera darme cuenta. Tan solo fui consciente cuando los rayos de sol atravesaron el cristal de la habitación y me despertaron, ya por la mañana.
El moreno dormía al otro lado de cama. Su pecho subía y bajaba al compás de su respiración, era hipnótico verlo. Sus facciones junto a los rayos del sol me daban una imagen que tardaría demasiado en borrar de mi memoria; sus labios estaban entreabiertos y se notaba una suave espiración, su brazo rodeaba mi cuerpo y no puedo negar que pesase pero no me importaba, sentirle cerca me hacía sentir bien y aunque en parte me molestase tenia que aceptarlo.
Sean para mi era una persona completamente diferente en apenas unos días. Había pasado de ser un tipo detestable, frío, egoísta y fanfarron a un chico que se preocupaba, me prestaba atención y cuidaba de mi.Cuando intenté levantarme apartándome de él, su brazo tiro de mi cuerpo pegándome de nuevo al suyo. Sean gruñó y enterró su rostro entre mi pelo y la almohada.
- ¿De donde viene toda esa luz? - Preguntó con un tono adormilado que me encogió el corazón.
- Se llama ventana y sol. No sé si sabes lo que es.
- Ya veo que hoy alguien se ha despertado graciosa.
- Siempre soy graciosa. - Rebatí.
- Bueno... - Vacilo él.
Le di un golpe suave y él se quejó exagerando.
Cuando por fin elevó la cabeza se me quedo mirando unos segundos; su pelo estaba revuelto, sus ojos brillaban y soltó un bostezo que me contagió. Cuando yo bostece él soltó una risa cálida y mostró su perfecta hilera de dientes, no era tampoco muy habitual verle así, pero cada vez más veces lo hacía frente a mi, su sonrisa era preciosa, digna de anuncio de dentífrico, y me gustaba verlo bien, me gustaba el nuevo Sean.Él se incorporó con pesadez.
- Necesito lavarme la cara para despejarme. - Dijo.
Se introdujo en el baño y abrió el grifo del lavabo. Su teléfono, que estaba sobre la mesita, comenzó a vibrar.
- Te están llamando. - Le informé aún tumbada en la cama.
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Entrelazados.
Fiksi RemajaMaya Miller no sabía que la repentina fortuna de su padre conllevaría vestirse de blanco en un altar. Tras un pacto con un cliente, Maya no tendrá más remedio que casarse con el hijo mayor del socio de su padre para que los negocios familiares prosp...