Salí la terraza y comencé a beber como una alcohólica desde la botella. Observe el cielo, estaba precioso y repleto de brillantes estrellas. Seguía con el vestido puesto y cuando decidí que ya era hora de ponerme algo más cómodo, entre dentro del la habitación derramando un poco de la botella en el suelo. Me moví con rapidez buscando el dichoso pijama antes de que Sean saliera de la ducha.
No se me conoce por ser la persona más afortunada del planeta, por eso mismo resbale sobre las gotas de champán y caí al suelo. Las botella se rompió en mil pedazos, mi vestido se empapó de champán, me golpeé y para mi poca suerte, me corte con uno de los cristales. Tras el estruendo el agua del baño cesó.- ¿Todo bien?
La voz de Sean se hizo presente desde el interior.
- Si. Todo genial. - Cuando intente levantarme me pinche con otro cristal y volví a resbalar haciéndome una raja más profunda en el brazo. La sangre empezó a salir y yo entré en pánico. Era una mezcla de escozor por el alcohol, estrés, frustración y demás emociones que había tenido que ocultar hoy. Comencé a llorar con el brazo chorreando sangre.
La puerta del baño se abrió y un Sean salió del baño con una camiseta, un pantalón de deporte y el pelo empapado
- ¿Que cojones? - Dijo y se acercó a mi.
Me levanto la cabeza y se cruzó con todas las lágrimas en mis ojos. Él se quedó un poco petrificado y rápidamente volvió al baño. Salió con una de las toallas y la presionó contra mi brazo. Después de un rato la herida paro de sangrar. Sean se quedó recogiendo los cristales mientras yo me cambiaba en el baño. Mi cabeza iba a mil por hora, no era capaz de procesar nada de lo que acababa de pasar.
Cuando volví al cuarto Sean estaba esperándome de pie.
- ¿Duermo yo en el sofá?
La pregunta dolió y no se por qué. No supe reaccionar, no estaba entre las opciones que él me propusiera aquello. Me encogí de hombros.
- Como quieras. - Respondí sin saber que estaba pasando.
Él sin decir ni una sola palabra agarró una de las almohadas y se cambió a la sala de los sofás. Agarre el móvil y escribí a Lena.
Se ha ido a dormir al sofá.
No me jodas. Tienes que estar de broma.
Créeme que no es ninguna broma.
¿Qué le pasa?
Esto va a ser un infierno.
Me metí con culpabilidad en la cama y me quedé observando el techo durante varios minutos hasta que al fin caí dormida.
Para mi fueron segundos cuando escuché la alarma de mi teléfono, que indicaba que eran las diez de la mañana. Cuando me levante de la cama no había ni rastro del moreno, tan solo unas maletas junto a la entrada de la habitación. Fui al baño a asearme, lave mi pelo y prepare el equipaje para emprender el viaje. Desayune solo un barrita ya que había preferido dormir un poco más y baje al hall. Pase, antes de reunirme con los demás, por la recepción para que se llevaran nuestras maletas directamente al aeropuerto.
- Buenos días. - Dije sin muchos ánimos.
Lena se separó de los dos chicos y se acercó a mí para rodearme con los brazos. Fue un abrazo más largo de lo normal, lo necesitaba y ella lo sabía.
- ¿Lista para ir a un súper resort? - Bromeo Caleb intentando sacarme una sonrisa que no consiguió.
- ¿Tenemos que irnos verdad? - Pregunté sin ni siquiera mirar al hombre con el que llevo casada menos de veinticuatro horas.
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Entrelazados.
Teen FictionMaya Miller no sabía que la repentina fortuna de su padre conllevaría vestirse de blanco en un altar. Tras un pacto con un cliente, Maya no tendrá más remedio que casarse con el hijo mayor del socio de su padre para que los negocios familiares prosp...