15. Hollywood Park.

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Volver a ver los neones de aquel local me causaba escalofríos.
Al acercamos a la puerta de entrada los dos seguratas nos miraron de arriba abajo y no dudaron en dejarnos pasar sin decir ni una sola palabra. Puse los ojos en blanco ante el gesto.

Cuando entramos al local la música estaba a todo volumen, las luces se movían con rapidez y destellaban en mis ojos repetitivamente. Cuando ambas nos acostumbramos a la oscuridad vimos bastante gente moviéndose por el lugar, divirtiéndose sin saber que en la planta de arriba ocurrían atrocidades como la de aquella noche con Noah.

Agarre la muñeca de mi amiga y tiré de ella hacia las escaleras por las que me había guiado Malcom ya una vez.
Un hombre trajeado se interpuso entre las escaleras y nosotras.

- La fiesta está allí, señoritas. - Dijo cortes.

Mire a Lena por el rabillo del ojo.

- Resulta que nuestro interés está ahí arriba.

Lena utilizó un tono sensual que pareció interesar al hombre.

- ¿Está Malcolm? - Pregunté directa.

El trajeado llevó su mano al oído para hablar a través de un pinganillo. Y pronto nos dejo paso.
Subí temblando sobre los tacones hasta que vi de nuevo aquel lúgubre pasillo. Accedí a la sala por la misma puerta que la anterior vez.

- ¡Que sorpresa!

La voz de Malcolm resonó en la sala. Y ahí estaba, con una camisa oscura, una cadena brillaba sobre ella. Sus ojos claros resaltaba en su rostro a pesar de la tenue luz y una mueca asquerosa se dibujó en su cara al mirarnos de arriba a abajo a mi amiga y a mi.

- La belleza de Grant y su amiguita. - Siguió diciendo y se acomodó en una silla acolchada. - La primera vez que te vi supe que eras preciosa. Pero dios, viéndote así estás irresistible.

Malcolm pasó la lengua mientras analizaba cada parte de nuestro cuerpo.

- ¿Como va la deuda de Noah? - Pregunté ignorando sus comentarios.

Él puso unos pucheros fingidos.

- Así que vienes para negociar. Pensé que querrías volver a verme. - Dijo con superioridad. - Me sorprende que tu esposo no te haya comentado nada. La ausencia de comunicación en la pareja crea muchos conflictos. - Alargó el brazo y se llevó un cigarrillo a los labios.

- ¿Cuánto queda?

- Mmmm. - Titubeo actuando. - Unos doscientos cincuenta mil.

Él sonrió. Sabía que aquella cifra me estaba doliendo. Lena abrió la boca un poco, sorprendida por la cantidad ingente de dinero que salieron de los labios de aquel hombre.
Mire fijamente los ojos azules de Malcolm, su belleza quedaba opacada por la maldad que desprendía. Era atractivo, no cabía duda, pero recordar como golpeaba al Noah me causaba nauseas.
Mire a mi alrededor y vi a unos hombres jugando sobre un tapete a las cartas, había varios billetes sobre la mesa.

- Estoy dispuesta a jugar.

Malcolm enarcó una ceja y comenzó a reírse a carcajadas.

- ¿Crees que las deudas se saldan aquí? - Dijo él sin parar de reír. - Dios, nena. Estas tan equivocada.

Lena me miró nerviosa y ninguna de las dos dijo nada.

- Si quieres jugar tendrás que ir al casino en Los Ángeles.

Después de escuchar sus palabras el alma se me cayó a los pies.

- Tienes suerte de que iba a partir justo hacía allí. Tengo unos asuntillos que resolver. - Agregó él con tono misterioso mientras se levantaba y ajustaba la camisa. - Y permíteme dudarlo, pero no creo que ninguna de las dos esté a la altura para enfrentarse a una partida de esas magnitudes.

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