Con la llegada de Kaeya al Viñedo, Diluc parecía ahora más alegre, a pesar de que siempre fue un niño feliz, los sirvientes y el propio Crepus, veía cómo su hijo se alegraba con cualquier cosa que estuviera relacionado con Kaeya.
Muy pronto, el pequeño de tan solo cinco años, comenzó a hablar más y a jugar más con todos los demás.
Rápidamente habían pasado dos años desde que llegó a la vida de los Ragnvindr, ese día en particular todo parecía estar normal, pero Adelinde comenzó a notar ciertos comportamientos extraños en Diluc.
Justo ahora los dos niños se encontraban leyendo un libro, Kaeya estaba sosteniendo el libro encima del regazo de Diluc, este último lo tenía rodeado en un abrazo mientras olfateaba la nuca del menor, justo donde iba la Marca de unión.
La joven tenía sus sospechas, pero como beta que era, debía asegurarse de estar en lo correcto, por eso, se acercó a ambos niños y enseguida notó como los brazos de Diluc abrazaban más fuerte a Kaeya.
- Joven Kaeya, hoy no te has duchado, ¿Quieres que te acompañe hasta el baño? -
- Pero quiero seguir leyendo con Diluc - Dijo haciendo sus ojos de perrito regañado, algo que se le había hecho costumbre para obtener lo que quería.
- Pueden seguir leyendo luego del baño -
La joven intentó tomar la muñeca de Kaeya pero el alfa gruño en advertencia.
- Dijo que no quería - Dijo el niño de ahora nueve años - Él se quedará conmigo.
- Joven Diluc, debo recordarle que tengo autoridad para llamarle la atención si hace algo mal - Dijo ella cruzándose de brazos, al llevar ahí bastante tiempo, Crepus le había dado la orden de que podía reprender a su hijo si la situación lo requería.
Kaeya pareció razonar un poco cuando el rostro de Diluc se sonrojó de vergüenza, no le gustaba ser regañado y menos frente al menor.
- Está bien Diluc, no tardaré - Le dió un beso rápido en la mejilla y caminó rápidamente hacia el baño.
Adelinde se acercó a otra chica del lugar y le pidió que trajera al señor Crepus de carácter urgente, ella asintió y se fue.
La joven beta sospechaba que Kaeya se estaba manifestando como omega, eso explicaría porqué Diluc está tan posesivo con él, si fuera cierto, tendría que tener cuidado al momento en que ambos les llegue el celo. Al ser niños aún no era tan notorio, pero debían de estar enterados lo que conllevaba ese suceso.
Luego de unos minutos en los cuales Kaeya recién había terminado de bañarse, fue a la habitación que se le había asignado cuando llegó, sin embargo solo la usaba cuando debía cambiarse, pesar de que tenía su propio espacio, él siempre se escapaba a la habitación de Diluc para dormir junto a él.
Sin duda la compañía del mayor hizo que la ausencia de su padre no sé sintiera tan grave, al principio recordó las palabras de su padre, sobre su origen, su hogar destruido....
Pero él sólo era un niño de siete años que lo único que quería era amor, y en esa casa lo estaba recibiendo, pensó por un momento que debería olvidar todo y hacer su vida ahí.
Sus pensamientos quedaron olvidados cuando sintió la presencia de alguien a sus espaldas, cuando giró se relajó al ver a Diluc, pero su rostro estaba sonrojado mirándole fijamente.
- Kaeya... ¿Tomaste una ducha? - Preguntó algo obvio.
- Si, acabo de salir, voy a cambiarme - Dijo ya que sólo tenía una toalla envuelta alrededor - Saldré en un momento.
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Saliendo del abismo (DilucxKaeya)
FanfictionDiluc era un joven alfa que prometía mucho, poder, fuerza y lealtad, eran las características que más le describían, pero un suceso inesperado cambio su vida radicalmente con la llegada de su "Hermano jurado", un pequeño omega que al no tener a dónd...