Los años siguieron pasando y ambos jóvenes ahora eran un tema de conversa en todo Mondstadt, Kaeya ahora con 16 años y Diluc con 18, luchaban mano a mano con los monstruos, bandidos y otros enemigos que se les atravesaban.
Fue cuando Diluc se preparaba para realizar su examen y entrar como miembro de los Caballeros de Favonius que obtuvo una Visión, Pyro, ardiente como el mismo Fénix.
Su padre no podía estar más que orgulloso de su hijo, todo en la vida de Diluc parecía ser perfecto, un padre amoroso y un compañero de fiar.
Pero algo que aún inquietaba a Diluc, es que sus sentimientos por Kaeya seguían creciendo más y más, cada vez que lo veía o hablaba con él, sentía un anhelo de querer lanzarse a sus brazos y hacerlo suyo, pensamientos que intentaba ocultar a toda costa.
- Diluc - Llamó Kaeya entrando a la habitación del mayor, traía con él un ramo de lucetas, se acercó y se los dió al pelirrojo - Felicidades por tu Visión.
- Gracias - Dijo aceptando el ramo - Me gustaría que tú también obtuvieras una.
- No estoy tan entusiasmado, si no llego a tener una Visión no me importa, sólo quiero seguir luchando a tu lado -
- Lamento que mis deseos por querer hacer parte de los Caballeros de Favonius me quite tiempo contigo, tendré que hacer rondas y eso -
- Sabes... Yo también quiero ser un caballero -
- ¿Porque? - Preguntó, Kaeya nunca había deseado querer unirse.
- Pues para estar contigo tonto - Sonrió - Seriamos un equipo y protegeriamos Mondstadt juntos.
- Es un trabajo difícil, ni siquiera yo sé si aprobé el examen -
- Sobre eso - Dijo Kaeya entregándole un sobre - Llegó esto hace unos minutos, es tu resultado.
Diluc lo tomó algo nervioso y comenzó a leer la carta, su rostro mostró emoción cuando la palabra "Aceptado" apareció en la hoja, finalmente había logrado pasar.
Nuevamente las felicitaciones no tardaron y semanas después comenzó su labor como Caballero. Kaeya por su parte tendría que esperar dos años más para poder presentarse, pero sin duda estaría dispuesto a hacerlo con tal de quedarse al lado de Diluc, después de todo, su sola compañía hacía que se sintiera completo, le quería mucho y no iba a aguantar estar mucho tiempo a solas.
Durante todos esos años Kaeya jamás volvió a pensar en su padre, en khaenri'ah o que había sido enviado como espía, todo eso lo había dejado atrás y no quería volver a saber de eso, él ya tenía una vida aquí y era feliz.
Pero a medida que avanzaba su edad y se volvía más maduro, comprendió la situación en que estaba, debía deciles a Diluc y Crepus su verdadero origen, después de todo se oculto bajo la máscara que no recordaba nada y ellos dejaron el tema así, no volvieron a preguntar, pero el peliazul sintió que ya iba siendo hora de decirles.
Lo haría después de presentarse como Caballero, por el momento debía concentrarse en aprobar, así que se planteó confesar todo apenas terminara.
Pero la confesión se alargó más de la cuenta, con la aprobación de su ingreso y celebración por parte de todos sus conocidos, Kaeya no pudo entablar dicha conservación, los días siguientes había estado muy ocupado en misiones o corriendo de un lado a otro.
Para cuándo se dió cuenta, ya era demasiado tarde.
Recibió el informe de que Crepus y Diluc habían sido atacados y fue rápidamente a ayudarlos, pero no llegó a tiempo, Crepus yacía en el suelo cubierto de sangre y Diluc lloraba la muerte de su padre.
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Saliendo del abismo (DilucxKaeya)
FanfictionDiluc era un joven alfa que prometía mucho, poder, fuerza y lealtad, eran las características que más le describían, pero un suceso inesperado cambio su vida radicalmente con la llegada de su "Hermano jurado", un pequeño omega que al no tener a dónd...