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Tom's Pov

salí a toda prisa del edificio, intentando contener la rabia que lentamente se iba apoderando de mí ¿Cómo era posible que Dorian estuviera haciendo esto? ¿Cuál era la necesidad de molestar de esta manera a su familia? y no solo a su familia, a mí también. Esas niñas se habían ganado mi corazón, apesar de no compartir tanto con ellas, yo mismo había decidido quererlas, hacerlas formar parte de mí vida.

No me importaban en lo absoluto tener autocontrol, ella no merecía ningún tipo de respeto por mi parte, eran sus hijas y aún así había decidido hacerles daño a más no poder, esto era rebasar los límites, mis límites.

Intenté llamarla varias veces, jamás contestó. No entendía que carajos tenía planeado hacer, miles de ideas rondaban por mi mente sin control alguno. Ella era un peligro para las niñas, esto terminaba de comprobarlo por completo. Dorian no amaba a sus hijas, amaba saber que podía sacar dinero y beneficios a base de ellas, era simplemente desagradable.

Fuí al pequeño departamento al que solíamos ir cuando salíamos a cenar en Beverly Hills. Las luces del departamento estaban encendidas y había música a todo volumen saliendo de uno de los cuartos. Mis manos temblaban ante el sin fin de sentimientos que corrían por mi mente.

-¡Dorian, sé que estás ahí!- mis nudillos dolían por tantos golpes que le había dado a la puerta. Nadie respondió- ¡Dorian, carajo!- pateé la puerta.

-Deja el escándalo- abrió la puerta, se veía descuidada, su ropa olía a humo de tabaco, su aliento a whisky- ¿A qué has venido?

-¿Dónde están las niñas?- la aparté de la entrada, observé todo a mi alrededor. Habían varias cosas tumbadas en el suelo y pequeñas líneas blancas y desgastadas sobre una de las mesas. Esto cada vez se ponía peor. Ella me miró confundida- ¿¡Que mierda hiciste con tus hijas!?

-Las recogí... De la escuela hoy en la tarde- se encogió de hombros, jugando con el líquido que contenía una pequeña copa de vidrio que sostenía entre sus manos- Están descansando- tenía la realidad completamente distorsionada esta mujer.

-Dorian, donde están las niñas- contener mi rabia cada vez se hacía más difícil.

-Durmiendo, ya te dije.

-¡Esto es increíble!- me dí la vuelta, dejándola con la palabra en la boca.

Entré al cuarto del que provenía la música, allí estaban las pequeñas, se veían estresadas, desesperadas intentado encontrar la manera de parar la música que aturdía los oídos de cualquiera que entrara allí.

-¡Tom!- gritó Sophia al verme entrar lentamente a la habitación. Amabas corrieron hacia mí, tenían los ojos completamente rojos y sus pequeñas narices estaban hinchadas- Sacanos de aquí - sollozó, escondiendo su rostro en mi abdomen.

-¿Están bien?- ambas asintieron rápidamente. Miré por encima de mi hombro, Dorian estaba distraída mirando a quien sabe qué.

De repente, recordé a Megan, dios, ella debía estar dando vueltas por la cuidad intentado llegar a aquella cabaña. Lo mejor era avisarle.

Ven al departamento. La segunda dirección que te envié. No tardes.

vió mi mensaje a los pocos segundos, eso me tranquilizó.

Las pequeñas me tomaron de las manos, las llevé fuera de aquél cuarto. Ambas agacharon la cabeza al ver a su madre en el estado que se encontraba.

Eran niñas de ocho años, no merecían tener que vivir esto.

-¿Por qué te llevas a mis hijas?- preguntó, aún estando de espaldas a nosotros. El agarre de las mellizas se hizo mucho más firme.

-Este no es un lugar apto para ellas... Tú no eres apta para ellas- respondí de la forma más hostil posible, mi voz sonó mucho más profunda que de costumbre - Mira como estás, te cuesta mantenerte en pié.

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora