SECOND EXTRA

3.5K 333 31
                                    

—Estoy muy nerviosa.— dí pequeños saltitos, sosteniendo mi vientre bajo y acariciando el mismo. Tom me miraba con una hermosa sonrisa.

Era extraño tener que anunciarle a mi familia que estaba embarazada, después de pasar años diciendo que la situación en la que me encuentro ahora me resultaba una verdadera pesadilla. Nunca digas nunca.

—Todos amarán la noticia.— acarició mis manos. Su mirada era tan dulce. Tan... Jodidamente perfecta.

Aún me resultaba increíble pensar en que habíamos logrado todo esto, después de tantas adversidades y estupideces que ambos cometimos. Era increíble como ahora teníamos nuestra casa, estábamos casados, teníamos una mascota y ahora un bebé. Simplemente increíble.

—Dilo tú.— le dí un sorbo a mi copa, viendo como se acercaban los chicos—. Yo terminaré echándome a llorar.

—No me dejaras decirlo, estoy seguro.— le dió un leve apretón a mi mejilla y sin más, se alejó para ir a saludar a nuestros invitados.

Todos charlaban y convivían entre sí en completa armonía. Y una vez más fui consciente de que éramos adultos, verdaderos adultos. Las fiestas que terminaban en peleas y resacas de tres días, ahora eran pequeños viajes y salidas que preparabamos para comer y charlar. Nuestro trabajo ya no se basaba en simplemente divertirnos, tampoco debíamos ocultar ciertas cosas; ahora era trabajo real. Teníamos parejas, próximamente familias, y todo siempre juntos, desde que éramos solo unos niños con familias disfuncionales intentando buscar refugio en otras personas. Esos mismos niños ahora eran mayores y buscaban romper todos aquellos patrones que los llevaron a vivir una mala infancia.

Creo que después de todo nos convertimos en mejores personas.

Era increíble, sobre todo si lo veíamos simplemente desde nuestros aspectos físicos. Bill un día decidió ser rubio y parecer un leoncito después de años de prácticamente ser un ícono emo; además, ahora era una persona mucho más sana y dispuesta a dar y recibir amor.

Georg ya no tenía su cabello largo y por fin se estaba atreviendo a tener una relación real. Porque si, de alguna forma el temía entregarle todo a alguien, sentimentalmente hablando, claro. Y no por lisa o relaciones del pasado, porque realmente jamás tuvo una oficial antes de Susan. Todo fue por mamá. Ya tampoco hablamos de ella, no vale la pena.

Gustav seguía viéndose exactam igual que hace quince años, solo que ahora era una persona mucho más extrovertida, ya no le tenía miedo a ser él mismo. De todas formas, aún seguía estando en el lugar prefecto en el momento perfecto. Siempre lo sabía todo.

Tom. Ni siquiera yo entiendo por qué los gemelos han tenido tantos cambios en su imagen, lo que sí sé es que se ven perfectos en absolutamente todos. Volviendo al tema, Tom era único, aún tenía la misma energía fresca de la que me enamoré en un principio. La combinación perfecta entre ser dulce y ardiente. Siempre tan tranquilo y tan dispuesto a brindar todo lo que sea necesario para ver bien a los que ama.

Y yo... carajo, yo había hecho todo lo posible por borrar cualquier rastro del pasado que quedara en mí cuerpo, pero apresar de eso jamás pude borrar a Tom. Después de mucho tiempo aprendí a no depender de nadie, no buscar algún tipo de validación y entender que la opinión del resto no tiene porqué impactar en lo que soy, porque son solo personas que de alguna forma ven únicamente lo que yo quiero mostrar. Cosa en la que también tiene que ver el terrible recuerdo de Lydia. Si abandono me dió un apego ansioso, una constante necesidad de validación, mientras que con mi hermano pasó todo lo contrario.

—¿Por qué tanto misterio?— bromeó Blair, llevándose un bocado de comida a la boca, mirandonos a Tom y mí con el ceño fruncido.

—Esto es demasiado especial para una simple reunió familiar.— Comentó Georg, acariciando la mano de su novia a la vez que analizaba todos mis pecados con su mirada—. Carajo, Megan, dinos que pasa.

—Si... ¿Pasó algo grave?— Bill se unió a la conversación—. ¿Te vas a divorciar de mi hermano por su bajo intelecto?— Quise echarme a reír, pero no podía hacerlo teniendo a Tom junto a mí, mirándonos con fastidio.

—¿Le dices inteligente a la que dejó la escuela?— creo que uno de los efectos secundarios de la paternidad es volverse terriblemente sarcástico. Gustav es el ejemplo perfecto.

—Gustav, no sabes dividir por más de dos cifras.— levanté una de mis cejas, mostrando una pequeña sonrisa. El rubio estuvo a punto de responderme, pero Tessa le dió una mirada de advertencia, lo suficiente para callarnos a los dos—. Después solucionaremos eso.— le advertí, tomando mi copa para beber todo de un solo trago.

Esperé un rato más, preparándome mentalmente para poder dar la tan esperada noticia.

—Creo que es hora de decirles algo...— Tom se levantó de su asiento, extendiendo su mano hacia mí para permitirme hacer lo mismo.

—¡Se van a casar!— dijo Bill, con un evidente tono de sarcasmo, actuando como si en serio estuviera sorprendido.

—No... ¿¡Se mudarán!? El departamento no será lo mismo sin ustedes.— mi hermano fingió limpiar sus lágrimas— De hecho, es mejor.— susurró, con la intención de que todos le escucharamos.

Todos se echaron a reír, haciendo chistes sin parar. Miré a todos, desde Tom hasta Blair, estaban metidos por completo en su propia conversación.

—Estoy embarazada.— solté sin más, sintiéndome abrumada por el enorme silencio que nos consumió. Ahora todos se miraban entre sí, sorprendidos y sin tener ni idea de qué decir.

—Te dije que no me dejarías hacerlo.— susurró Tom contra mi oreja. Dejó varios besos sobre mi mejilla y me dió un fuerte abrazo, trayendo devuelta a mí la confianza.

—Por un momento creí que era estéril.— admitió Georg, aún sin saber del todo como reaccionar ante la respuesta.

—Y yo que tú eras gay.— contraataque casi de inmediato, devolviendo las risas. Así es, aún no esperábamos ciertas cosas, bueno, ahora son chistes internos.

—¿¡Tu hermana está embarazada y hablas de maldita fertilidad!?— Bill pasó tras de él, dandole un golpe en la cabeza—. Megan, cariño... Estoy tan feliz.— corrió hacia mí, envolviendo con fuerza mi cuerpo entre sus manos.

—Hey, yo...— Tom trató de unirse, pero su gemelo se lo impidió.

—Tú te encargaste de tener sexo, disfrutarlo y no cuidarte. No serás tú quien va a cargar con eso nueve meses, así que cállate y espera tu turno.— le dió un manotazo y luego regresó hacia mí.

—¡Si maldita sea!— Tessa se levantó de su lugar, a punto de estallar de emoción—. ¡Se lo dije! No estoy loca, mi intuición no falla.— lo señaló a todos antes de acercarse a Tom y darle un fuerte abrazo.

En cuestión de minutos estabamos teniendo uno de los momentos más sentimentales, lleno de abrazos, palabras lindas y uno que otro chiste pasivo-agresivo. Todo era perfecto, éramos una familia feliz celebrando uno de tantos momentos especiales. Éramos una maldita familia feliz.

Quizá eran las hormonas del embarazo, pero estaba valorando este momento más que cualquier otro. Me sentía tan llena de amor, ansiosa por finalmente tener una familia con el amor de mi vida y comenzar una nueva historia, o más bien, permitirle a alguien más protagonizar una nueva historia...

🎉 Has terminado de leer 𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻 🎉
𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora