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—Hoy quiero beber hasta no poder ni abrir los ojos— exclamó Bill mientras entraba tras de mí al bar.

Georg nos había invitado a salir esta noche, aparentemente por fin se había dado cuenta de la manera en la que se estaba alejando de nosotros.

No quería beber, me sentía terriblemente cansada, había sido un día lleno de entrevistas, tuve que pasearme por toda la cuidad intentando llegar a tiempo a cada una de ellas, estaba exhausta. Tessa tenía razón, no funciono sola.

Georg pasó gran parte de la noche evitandome, el sabía que lo primero que haría al tenerlo cerca sería pregúntale por que ha estado haciendo en estas últimas semanas, de repente pasaba noches sin llegar a casa o llegaba hasta la madrugada, salía todo el día sin avisar nada e incluso había llegado extremadamente tarde a varias de nuestras apariciones públicas, todo esto comenzaba a molestarme demasiado.

—Linda, iré a traer a Bill— me giré para buscarlo, el pelinegro ya no podía ni mantenerse de pié y recién era la una de la mañana, normalmente comenzaba a perder la consciencia entre las tres y las cuatro— Creo que lo mejor será llevarlo a casa.

—Iré por Georg, nos vemos abajo— me levanté de mi asiento, todo a mi alrededor dió vueltas, sé que dije que no quería beber, pero me dejé llevar.

Recorrí gran parte del bar en busca de mi hermano, parecía no estar por ninguna parte. Me sentía estresada por tener tanta gente cerca a mí, por lo que terminé entrando al primer balcón que encontré, me quedé concentrada mirando como Tom hacia todo lo posible por llevar a su hermano hasta el auto, segundos después terminaron ambos cayendo al suelo, el imposible no reír, sobre todo porque el pantalón del Bill ahora estaba roto de par en par y Tom estaba empapado de cerveza.

—Meg, me alegra que te estés divirtiendo— Georg apareció repentinamente a mí lado.

—Si...— los gemelos seguían tirados en el suelo, golpeandose entre sí en su intento de ponerse nuevamente de pié.

—Ajá...— le dió el último sorbo a su bebida — Estoy saliendo con Lisa.

—¿¡Qué!?— me dí la vuelta para mirarlo, una pequeña parte de mí veía esto venir.

—¿Qué?— desvío su mirada hacia los gemelos — Ya están en el auto vamos.

—Eres un imbécil, Georg — ni siquiera me molestaba que estuviera saliendo con ella, me molestaba el hecho de que le hubiera tomado tres meses decírmelo— ¿Me dejaste plantada cuatro veces por estar con ella?

—Meg, perdóname, yo sé que eso estuvo mal— intentó abrazarme, pero retrocedí varios pasos, terminé golpeándome la espalda con la pared— Ten cuidado.

—Callate— lo señalé — Me importa un carajo si estás con ella o no, llevas meses mintiéndome, dejando tu trabajo de lado por estar con esa tonta rubia.

—Meg...

—Es que no puedo creer que esto sea posible — reí entre dientes, sabía que esto iba a pasar desde que la ví en el supermercado — Las personas como ella no cambian Georg, entra en razón de una maldita vez.

—Quizás si cambió, pero no le has dado una oportunidad y por eso no lo sabes.

—¿Tu crees que le daré una oportunidad a alguien que nos mintió, que nos usó para conseguir lujos, que se burló de los dos?

—Es que... Megan, no sé como explicarlo— tomó una gran bocanada de aire antes de volver a hablar— Es como Tom y tú, se conocieron de nuevo y ahora están felices juntos.

—¡No me jodas!— golpeé su brazo con todas mis fuerzas — Saliste con ella por al menos ocho meses, cuando por fin le pediste ser tu novia te rechazó, te humilló y después pretendió hacer lo mismo con nosotros, le coqueteaba al primero que se le cruzara estando borracha, sacó miles de dólares de cada uno de nosotros ¿Y crees que cambió?

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora