thirty-three.

5.1K 381 86
                                    

giay pov's
—————

Mis ojos pegados totalmente en Samira hablando con ni mamá, sin importarme lo alta que esta la música ni la distancia que hay entre Valentín y Agustina.

Me gusta observar los mínimos detalles de Samira; Como sonríe mientras asiente en una conversación. Su manera de pararse tan delicada. La forma en la que mueve sus manos al hablar. Lo bien que le queda el pelo lacio al igual que su pelo natural. Su perfil. Todo. Parece una muñequita.

No me cansaría de mirarla horas y horas, es un imán que atrapó mi mente desde que la ví.

Me gusta tanto que se lleve bien con mi mamá, ella ama a Samira, ni hizo falta decirle que es mi novia, solita se dió cuenta. Mi papá es medio terco y prefiero no decirle, que se de cuenta solo también.

—¿Siempre vas a andar con esos dos chicos vos, Agustín?— Pregunta mi tía sacandome de mi burbuja. —Bah, me equivoco. Tres porque ahora se te sumo otra más ¿No tienen casa?

Siempre traje a Valentín y Agustina a mi casa, en las fiestas venían todas las veces que podían. Estoy para todos lados con ellos porque son como los hermanos que nunca tuve. Ademas ¿Que le importa? Es mi casa, no la suya. Ya comimos el asado, que se vaya.

—Si tienen, pero son como mis hermanos.— Le contesto seco.

Estoy estresadisimo, sin razón, y esta mina me hace quemar el bocho con tan solo escucharla.

—¿Y la chiquilina esa también? La miras mucho.— Pregunta curiosa.

Sé que esta mal odiar a un familiar, más siendo tan familiero como yo. Pero mi tía Irma toca mis limites hasta respirando.

—No, es mi novia.— Ni le dirijo la mirada.

—¿Novia?— Sorprendida. —Justo vos... Agustinsito, pensar que hace unos años eras abanderado en salita verde...

—¿Quien tiene novia?— Pregunta mi abuela.

—¡Tu nieto!— Me apunta y no me queda otra que sonreirle a mi abuela.

—¡Ay, me muero! ¿Es esa rubia?— Apunta a Agustina. —Siempre pensé que eran novios ustedes dos.

—No, abue...— Digo con mi cara arrugada. —Es mi amiga ella, aquella es mi novia.— Apunto a Samira.

—¡Que bonita!— Se acomoda bien los anteojos.

—Ay, mami, mirala bien...

No quiero escuchar mas a mi tía, tampoco me voy a poner a discutir con ella. Me levanto de la mesa con mis manos en los bolsillos del pantalón y me acerco hasta la parrilla, justo donde estan hablando Sami y mi mamá.
No me meto a la conversación ni llamo la atención de ellas.

Increíble lo al pedo que estoy, no quiero molestar en ningún lado. Por otra parte estan todos los hombres hablando de cosas de viejos, mis primitos jugando al free, mis tías seguramente sacandome el cuero, y por último la parejita en plena crisis de reconciliación. Quiero que Samira me de atención.

—¿Pasa algo, hijo?— Pregunta mi mamá, niego. —Bueno, los dejo solos porque se me van a quemar las papas.— Me guiña el ojo antes de irse. Como la amo a mi vieja, se da cuenta al toque de mis estados de animo.

𝐆𝐎𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐀𝐒 ! giay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora