two.

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—¿Cargas sube?— Pregunta Agustín con una sonrisa.

La chica —aún desconocida para el.— apunta al llamativo cartel que dice "Se carga SUBE."

—Nunca esta de mas preguntar.— Deja la sube en el mostrador. —200, porfa.

El se queda mirandola, no puede entender como puede trabajar con tan poca gana, ni que la estuvieran obligando.

Ella habla antes de darle el ticket y la sube. —¿Siempre estas con la misma remera vos?— Pregunta con su seño fruncido.

Agus se mira la remera y despues la mira a ella. Sonríe un al darse cuenta cuenta que lo miro atenta para darse cuenta de que tiene al misma remera de la otra vez. —Es que voy a entrenar, juego en San Lorenzo.

Se le escapa una risa nazal. —Si, si.— Le pasa sus cosas y recibe la plata del contrario.

—¿No me crees?— Niega. —Bueno, mirate un partido del Cuervo y me vas a ver ahí si entro.

—No te ilusiones.

El ojiverde alza sus cejas y se retira del lugar.
Había tenido la posibilidad de viajar en auto, no sabe porque decidió no hacerlo y viajar en colectivo. Es obvio que era para tener una mínima interacción con la kiosquera.

Ahora cuando juegue va a tener que agrandarse y jugar bien, no vaya a ser que la morocha lo este viendo.

Es el último entrenamiento de la semana antes del partido, asi que al llegar al club tiene la típica charla sobre ganar, y como tienen que jugar, bla bla bla.
Lo que más le divierte a Agustín es entrenar, todo lo que tenga que ver con lo físico para el es como estar jugando. Es un nene.

—Gato, vamos a jugar a la play en mi casa.— Le pregunta Nahuel Barrios agarrandose del hombro de Agus, otro jugador de San Lorenzo. Los dos caminan hasta la salida del predio para poder emprender viaje hasta sus respectivas casas.

—Iría, pero tengo que hacer unas cosas que me pidió mi vieja.

—¿Que?— Pregunta de chusma. —Dale, vamos a jugar un rato no seas gorra.

—Posta bobo, tengo cosas que hacer, mi vieja me mando a comprar no se cual remedio.

—Uh ¿Esta enfermuchi?— Dice Nahuel con un puchero en tono de juego, Agustín no responde. —Listo gato, nos vemos el domingo entonces, acordate que yo te invité, eh.

—Te la debo hermano, la próxima.

—Claro, como seguro vas al Sub-20 ya te agrandas ¿No?— Se ríe.

—Si, si, re agrandado ando.— Se suelta de su amigo y le pica una costilla. —El domingo después del partido vamos.

—Dale eh, no te hagas el pelutodo.— Es lo último que dice para después tomar su camino.

Agustín sigue caminando, debe tomar el colectivo para llegar hasta su ciudad, que no esta tan lejos.

Realmente no era excusa y debe encargarse de comprarle el remedio a su mamá.
Al llegar al centro se encarga de hacer todo lo pendiente, ir a la farmacia, comprar sanguchitos de miga, y por último mirarse en cada vidrio para comprobar que su pelo este totalmente impecable para poder ir al kiosko.

𝐆𝐎𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐀𝐒 ! giay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora