four.

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Sami distingue esos cabellos medio despeinados de forma especial. El sol dorado de las 8 a.m. ilumina de manera hermosa las ondas que se forman en el pelo del chico.

-Buen día.- Dice Agustín apenas entra al kiosco, regalándole una sonrisa.
Sin embargo, Samira no le devuelve la sonrisa.

Ella había reunido el suficiente valor para entregarle un papelito con su número, pero él lo perdió. Para colmo, tiene que reunir coraje una vez más para volver a pasarle su número, esperando en vano que él le escriba. Ya que no lo hizo.

-Hola.- Responde ella sin emoción alguna.

De por sí, es bien sabido que ella no tiene el mejor carácter del mundo, y no se puede esperar menos cuando tiene que sacrificar un día libre en estar trabajando, eso aumenta muchísimo su mal humor.

-¿Que vas a querer?- Pregunta ella.

-No...- Suelta el chico con un tono bajito. -Venía a traerte esto.- Levanta ligeramente las manos, revelando un paquete de facturas que trae consigo para regalárselo a Samira.

Ella sonríe tímidamente, al igual que Agustín, mientras él coloca el paquete de facturas sobre el mostrador.

-Gracias...- Agradece ella con un rono de voz dulce, un poco deja salir su lado amable con Agustín.

-De nada.

Es lo último que dice Agustín y se retira del lugar mientras Samira lo sigue con la mirada, escucha unas risitas complices y con un poco de esfuerzo logra ver unos mechones rojizos antes de que ambos de alejen. El colorado estaba de complice.

Una sonrisita se le escapa pero la borra en seguida.

-Es un pelotudo.- Susurra mientras niega.

¿Acaso no se da cuenta que Samira no quiere tener ningún vínculo con el? Ella trata de ser lo mas fría posible para que el se aleje, porque ella nota sus intenciones.

El chico no le cae mal, no le parece feo, no lo odia ni ninguna variante de eso. Pero le da miedo acceder.

Su mañana sigue igual de monótona y aburrida, como todas las mañanas desde que empezó a trabajar en el kiosko de su tía.
Aunque Agustín le empezó a dar un toque de magia a los días en la vida de Samira, tal vez espera a que el vaya a comprar y cuando no lo hace se pregunta el por qué -Por mas de que no quiera saber nada con el chico.-

Ahora solo espera la vuelta de el, ya cayó el atardecer y el capaz vuelve a molestarla.
Sami es capaz de darse cuenta como el va aproposito a comprar.

-Amiga... Me arrepentí de haberle pasado mi número, no fue ni capaz de escribirme. Me dejo re en banda, yo soy la que lo tiene que dejar en banda, no el. Me quiero matar, soy una pelotuda. Encima viene a la mañana y me regala media docena de facturas ¿No te das cuenta que es un pelotudo? Aparte que estaba con el amiguito, me cae uno peor que el otro.- Se desahoga en un audio para su amiga mientras come una factura.

-¿Que se piensa? ¿Que se me va a hacer el difícil por chat y después se hace el galán acá? ¿No se da cuenta que no me mueve un pelo?- Suspira con pesadez mientras graba otro audio. -Lo peor es que no me gustan las facturas, pero me las estiy comiendo igual.

La respuesta de su amiga es casi inmediata. -Amiga... Yo creo que si no te mueve un pelo no estarías tan histérica porque no te contestó. Es mi sincera opinión. Igual capaz no te gusta y nada mas querés atención, pero puede ser eso.

-¿Que decis? Nada que ver Agustina, nada que ver. No me mueve un pelo, es un pelotudo que encima es más timido que la mierda, habla todo bajito y el amigo, que tambien es un pelotudo, -Aclara. -lo tiene que ayudar a encarar. Es de no creer.- Manda el audio.

Desea que nadie quiera venir a comprar en medio de esta charla. Cortaría toda la magía.

-Ay nena... Deja de histeriquear que te conozco comonsi te hubiera parido, te conozco, Samira. Yo se que el pibe de gusta, y aparte te conviene porque es futbolista, yo te la tiro nomas... ¿Sabes cuantas se mueren por ser botineras? No te das una idea, y vos ahí haciendote la boluda.

Al escuchar ese audio Samira se queda pensando por unos segundos antes de mandar otro. -Escucha, si se anima a encarar, capaz eh, capaz que lo pienso. Pero capaz. Porque quiero saber que se siente tener novio.

Transcurre el día, no hay señales de que Agustín vaya a pasar por el kiosko, no es que Samira lo este esperando... Obvio que no.

Ni se imagina -O tal vez si.- Que Agustín esta con los ojos secos de tanto mirar la pantalla de la televisión mientras juega al fifa con su amigo el colorado.

𝐆𝐎𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐀𝐒 ! giay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora