De Nada a Todo - Me desahogué

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Enseguida me acabé todos los que quedaban en la bolsa, el estrés me había consumido demasiado rápido al igual que yo los porros.

—¡¿NOELIA?! —el ruido de la puerta hizo que mirara a su dirección dónde vi a un Ander demasiado enfadado.

—¿Qué pasa? —pregunté mientras me reía.

—¡¿QUÉ PASA?! ¡¿DÓNDE ESTÁN LOS PORROS?!

Y de nuevo me volví a reír mientras me movía por la cama.

—Pues no lo sé. —mentí.

Se acercó a mi e impregnó el olor de mi aliento, el cuál olía a maria.

—¡NO ME JODAS NOELIA! ¡¿Cómo cojones te fumas todos tía?!

Me levanté de la cama y fui hacia él para quedarme enfrente suya y quedarme mirándolo a los ojos.

—Mira Ander, yo hago con mi vida lo que me salga del coño, así que bájate los humitos esos cariño. —dije mientras pasaba mi dedo índice por sus labios.

—Creo que te debería llevar a casa. —habló firme mientras me cogía de los hombros.

—¡NO! —me negué rápidamente— Yo de aquí me voy cuando quiera Ander.

Me apoyé en la pared y sentí sus brazos apoyarse en mis lados, dejándome acorralada.

—No señorita. Es mi casa y tú te vas de aquí cuando yo quiera.

—No Ander, yo me voy de aquí cuando quiera.

—No juegues conmigo Noe, sabes que acabaré ganándote.

—Seguro. —le vacilé en la cara.

Quitó un brazo suyo de la pared y sacó el móvil de su bolsillo para llamar a alguien.

·Oye Samuel, ven a mi casa. —se quedó mirándome a los ojos mientras escuchaba a Samu hablar— Si, ya te contaremos. Ahora llévatela ya, que me está empezando a tocar los cojones un poquito.

—¿Qué te ha dicho? —le pregunté a centímetros de él.

—Esta de camino, ahora por tú culpa le tendremos que explicar todo.

—¿Y qué? Es Samuel no nos va a matar, además que puedo devolvérsela, tranquilo. —le di dos palmaditas en el pecho y salí del corrillo que había formado hace un par de minutos.

—¡Ponte los pantalones que me harías un gran favor!

—¡No gracias, prefiero torturarte! —grité mientras entraba a su habitación.

—Hija de puta. —lo escuché hablar solo.

—¡Gracias por tu halago guapetón!

Me quité la sudadera ya que me estaba muriendo de calor y me puse a mirar por el armario de Ander alguna camiseta de manga corta para ponerme.

—¿Por qué te has quitado la sudadera tía? —oí preguntarme una voz en la puerta que sabía que era de Ander.

—Me estoy muriendo de calor y estoy buscando alguna camiseta de manga corta para ponerme. —comenté mientras buscaba ahora por los cajones de éste.

—Trae que te saque una. —me apartó de dónde estaba buscando y enseguida sacó una camiseta blanca simple— Póntela hazme el favor, no quiero darle muchas explicaciones a Samuel.

—¿Qué no quieres darle muchas explicaciones? Pero si Samu debería haber sido el primero en enterarse Ander. Qué el es mi amigo de toda la vida. —le dije mientras me ponía la camiseta delante suya.

De Nada a Todo // Ander MuñozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora