De Nada a Todo - Segura

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Me desperté por culpa de Samuel que entró en mi habitación gritando.

—¡NOELIA QUE LLEGAMOS TARDE!

Al escuchar esa frase me levanté de la cama de un salto, y empecé a escuchar a Samuel reírse.

—¿De qué te ríes? —hablé seria.

—Pues que no llegamos tarde, solo que Ander ha venido para iros juntos.

Desvíe mi vista de Samu y detrás de él vi a Ander mirándome, y volví a mirar a Samuel.

—Me cago en tu puta madre Samuel, que tengo sueño joder. —renegué mientras volvía a tirarme en la cama para seguir durmiendo.

—Yo también te quiero Noelia. Bueno, voy a seguir durmiendo, hasta luego. —anunció saliendo de mi habitación.

—¡Joder, pero llévate a Ander que lo has traído tú!

—¡Te jodes, que es tú novio!

—¡QUE NO SOMOS NOVIOS IMBÉCIL! —le gritamos yo y Ander a la vez.

—¡LO QUE DIGÁIS! —Contestó él.

Volví a cerrar mis ojos para seguir durmiendo y sentí como mi cama se hundía a mi lado.

—¿Vas a seguir durmiendo o qué? —abrí mis ojos, encontrándome con Ander.

—Si, tengo sueño. Así que déjame dormir. —le comenté para darle la espalda y poder dormir.

—Joder que mala leche de buena mañana.

—Cállate ya joder. —mandé, lo cuál funcionó pero me agarró de la cintura y me juntó a él.

—Cállame. —dijo en mi oído.

Al decirme eso no dudé en mover mi brazo y pegarle en la cara para que se callara para poder seguir durmiendo, lo cuál él hizo que se quejara. Sentí como paso su mano de mi cintura a mi pecho poco a poco, sabía cual era su intención, pero me apetecía dejarle con las ganas, lo dejé bajar su mano hasta mis pechos y cuando me puse boca abajo y escuché como se quejaba por lo bajo. Pero el chico no parecía rendirse y empezó a pasar su mano por mi espalda hasta que escuché cómo hizo "click" mi sujetador, indicando que estaba suelto.

—¿Qué cojones haces? —le pregunté de mala hostia. El no contestó y se puso encima mía sin dejar todo su peso en mi y empezar a darme besos en la mejilla— Ander, ¿qué quieres?

—Despiértate venga. —dijo para después bajar los besos por mi cuello.

—Ander tengo sueño. Déjame. —me negué.

El se negó y acabó poniendo todo su peso encima mía haciendo que me rindiera.

—¿Te levantas o qué? —habló serio.

—¡Si, me levanto, pero quítate! —me rendí.

El chico me hizo caso y se apartó de encima mía, me senté en la cama y me estiré en ella. Me levanté y me puse de nuevo mi camiseta y fui hacia mi armario para sacar toda mi ropa, iba a bajarme los pantalones cuando me acordé que Ander seguía allí.

—Ander, ¿te puedes girar?

—¿Por qué? Como si no te hubiera visto antes así.

—¡Ander! —le regañé.

—Vale, vale. Me giro.

Me asegure de que se girará y me empecé a cambiar rápidamente, ya que conociéndole se giraría en cualquier momento.

Acabé de cambiarme la ropa interior y comencé a ponerme la falda, cuando vi que Ander se giró.

—Ander, gírate.

De Nada a Todo // Ander MuñozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora