De Nada a Todo - Comida

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Llegué a Las Encinas y lo primero que hice fue ir a la cafetería como hago todas las mañana, eso si, me desperté completamente nueva. Cogí de las máquinas un café y me senté en una mesa mientras miraba el móvil tranquilamente.

—Hola Noe.

No tarde mucho en reconocer esa voz tan dulce y graciosa, la que me entendía y ayudaba en todo.

—¿Qué tal Marina? ¿Todo bien con Samu? —al decir eso ella me tapó la boca por seguridad.

—Quieres callarte, que está ahí Guzmán con Polo.

—Bueno. He estado pensando en como decírselo sin que mate a nadie.

—¿Pero? —dijo ella sabiendo que perfectamente me faltaba un pero en la frase.

—Pero... primero tengo que hablar seriamente con Samuel.

—¿Y cuándo piensas hacer tu plan exactamente?

—Esta misma tarde. Tú traes a Guzmán y yo me encargo de que Samu se quede en casa.

—Nos vamos a meter en la boca de el lobo, ¿lo sabías? —afirmó ella preocupada.

—¿Boca de el lobo? —me extrañé.

—Si, es una expresión que se suele usar en España imbécil.

—Yo que sé baby, yo no soy de aquí.

—Lo sé, pero bueno. Cambiando el tema. ¿Qué tal vas con Ander? —me giré en dirección a los chicos ya que vi a Marina mirarlos.

—Ander, pues no hay nada nuevo. —mentí.

—Me estas mintiendo. Te conozco Noelia.

—Bueno, vale. Pero no se si debería contarlo.

—Tú sabes que yo soy una tumba chica.

—A ver, ayer si que llegamos a hacer algo más.

—¡¿Te la metió?! —susurró gritando.

—¡¿Me dejas explicarme puta impaciente?! —susurré igual— Gracias. Bueno, le dije que estaba preparada. Entonces el fue a entrar en mi y... —di un largo y profundo suspiro al recordarlo todo— Y me empezó a doler y arder, así que le grité y pegué diciéndole que parara y paró. Y cuando me vio llorando se preocupó, me abrazo durante un rato y luego me dejó porque decía que necesitaba dormir.

—Joder, no pensaba yo que Ander era así de cariñoso con la gente. El es muy de guardarlo todo para dentro.

—Buenas. —escuchamos decir a Guzmán detrás de mi— ¿Qué hacéis?

—Hablando de nuestras cosas. —contestó Marina a su hermano.

—Habíamos pensado en ir esta tarde todos a la playa o algo.

—¡No! No... No podemos ya tenemos planes, luego que Marina te cuente. —Marina me miró con los ojos abiertos sin saber que decir— ¿A qué si Marina?

—Si, si.

—Bueno, os dejo con vuestras cosas.

—Chao. —Nos despedimos Marina y yo al unísono.

—¿A dónde coño vas Ander? —le preguntó Guzmán al moreno ya que se había alejado de él y de Polo.

—Ir vosotros que ahora iré yo.

Los dos chicos hicieron caso a Ander y se marcharon, pero en cuanto Polo y Guzmán salieron de la cafetería sentí unas manos en mis hombros.

—Hola, Noelia. ¿Cuándo vas a poder venir a jugar a la Play a mi casa otra vez? —en cuanto me preguntó eso supe a que se refería, lo cuál seguramente hizo que me pusiera más roja que un tomate.

De Nada a Todo // Ander MuñozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora