La chica que se divertía peleando

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Podría empezar a relatar como fue mi infancia, pero trataré de no extenderme mucho en eso, crecí el desierto, en Arizona.


Desde pequeña supe que era especial, lo podía sentir, en mi sangre; desde el jardín de niños pude sentir que me gustaba causar alboroto, con el tiempo me diagnosticaron dislexia, trastorno con déficit de atención e hiperactividad y otros problemas, en pocas palabras, cuando había que causar problemas era como si mi sangre hirviese, me sentía viva y lo disfrutaba.


Mi madre trataba de comprenderme y ayudarme, pero aún así asistí a muchas escuelas de las cuales me expulsaban por causar problemas, muchas veces no duraba ni tres meses, simplemente no podía evitarlo, a la edad de seis años ya peleaba contra niños de diez años, el saber que eran mayores y en teoría más fuertes no me impedía darles golpizas y dejarlos llorando con moretones en la cara.


Cuando cumplí siete años, y en la segunda escuela de ese año, estaba un día en el patio de juegos cuando un niño me empujó por accidente y derramé el refresco sobre mi camisa, sentí la ira crecer en mi interior y me abalancé sobre el chico, empecé a golpearlo mientras le gritaba:


- ¡ Idiota !, ¡ mi refresco ! , ¡ mi camisa !


Dejé de golpearlo cuando me separaron de él.


-Déjenme. -espeté, -aún no termino de golpearlo.-


-Suficiente, ya le has sacado mucha sangre. -dijo una voz que en mi ira no distinguí.-


Cuando mi ira hubo menguado pude ver que había sido el entrenador de gimnasia quien me había separado, ahora horas después, él hablaba con mi madre mientras yo estaba sentada afuera de su despacho.


-Creo lo he arruinado, otra vez, -dije para misma. - pero aún así ese chico se lo merecía.


Miré mis manos, un poco hinchadas por dar los golpes y hasta con un poco de sangre casi seca, mientras observaba esto, mi madre salió y me dijo:


-Ven, pasa querida, necesitamos hablar ahora.


Me senté a un lado de mi madre, el entrenador se presentó como "entrenador Hedge" y que había cosas que tenía que saber, mi madre, que nunca había hablado de mi padre aún cuando le había hecho muchas preguntas dijo:


-Querida, siempre te he dicho que eres especial, y hoy tengo que decirte una de las razones por la que eres especial, tu padre, bueno, él es muy especial, tu padre es un guerrero , el mejor diría yo, por eso tu heredaste su carácter, impulsivo, bélico, gran peleador...


-Lo que ella trata de decir, -interrumpió el entrenador. -es que tu padre es el dios griego de la guerra.


Tenía siete años, no entendí quien era el dios de guerra y qué tenía que ver conmigo, el entrenador siguió hablando de cosas que no recuerdo bien, gracias a mi dislexia, pero tenían que ver con monstruos, con que yo tenía un "olor" fuerte por ser hija del dios de la guerra, que había un lugar donde podría estar a salvo y me enseñarían a controlarme y a ser una guerrera de verdad, una heroína había dicho él.


Entonces mi madre rompió en llanto como nunca antes la había visto, pero al mismo tiempo se puso de pie y dijo al entrenador:


-No, mi hija no se separará de mi lado, ¡ ella no irá a ese campamento Mestizo !


Hija de Ares, salvadora del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora