Consecuencias

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Después de haber revisado a los niños en la enfermería de la casa grande y de saber que solo tenían moretones y pequeñas heridas, Quirón me pidió que lo acompañase junto al señor D, a la colina para que les contase lo que había ocurrido.

Fuimos hasta el pino en la cima de la colina donde el pino se erguía al cielo majestuosamente y les conté todo lo que había visto y oído, pude ver como su semblante se ensombrecía, el señor D nos indicó que girásemos la vista a otro lado, lo hicimos y pudimos notar cuando tomaba su verdadera forma de dios y desaparecía en una explosión de luz.

A los días me enteré que, Zeus, el señor del Olimpo, tenía una hija llamada Thalia, y que antes de poder llegar al campamento habían sido atacados, ella estaba a punto de morir a manos de los monstruos cuando, según el señor D, Zeus la transformó en el pino y le concedió un escudo de protección permanente al campamento en memoria de su hija.

Eran buenas y malas noticias, en particular, buenas porque los monstruos no entrarían al campamento tan fácil, malas porque ya no tendría oportunidad de matar monstruos tan a menudo, y malas también por la pobre niña, eso si, me aseguré que John y Alyssa tuvieran su ración de dolor por lo que habían hecho, varias veces.

Pasaron las semanas, llegaron los campistas y conocí a los demás hijos de Ares, empezaron las actividades del campamento, los niños que habían llegado la noche en que Thalia se convirtió en un pino, Luke y Annabeth, fueron reconocidos por sus padres divinos oficialmente, él por parte de Hermes y ella por parte de Atenea; los hijos de Hefesto hicieron una armadura a mi medida, tal como me habían dicho y ahora el campamento parecía un lugar diferente, y a pesar de todo, no era tan desagradable como creí.

Muchas veces tuve riñas, pero tal como Matt había dicho, ahora ya era más fuerte, sabía luchar y defenderme, nadie me ganaba tan fácilmente y a pesar de solo tener siete años, era una muy buena guerrera.

El tiempo siguió avanzando, varias veces intenté ir a vivir con mi madre otra vez, pero era como encender una hoguera para avisar a los monstruos que su cena estaba lista, tuve que quedarme siempre todo el año en el campamento juntos a otros en las mismas condiciones, pero eso me sirvió de ventaja, tenía mas tiempo para entrenar y hacerme más fuerte, así que cuando cumplí diez años me autorizaron a salir al bosque a buscar monstruos para practicar.

La vida en el campamento era buena, pero llegó un momento en que se volvió muy rutinaria y es que desde que el pino de Thalia nos brindaba protección todo el tiempo, la cuadrilla de vigilancia ya no era necesaria, mi vida entonces era: levantarme, desayunar, practicar, ir al bosque a perseguir monstruos, volver para el almuerzo, hacer ejercicios, cenar, dormir y repetir al siguiente día, pero todo eso cambió cuando pedí salir en una misión.

Hija de Ares, salvadora del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora