El dios del mar

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Instintivamente hice una reverencia y bajé la mirada, no intentaría nada osado estando en los dominios de Poseidón, y menos si quería que mi búsqueda fuese exitosa a pesar de todo pronóstico.

-Lo siento, no era nuestra intención - dije tratando de suavizar la situación- ¿Qué deseas, oh Poseidón para apaciguar vuestra ira?, sus palabras serán mis órdenes.

El semblante del dios del mar se suavizó un poco, supongo por la disposición de poder servirle, lanzó su tridente hacia el aire y chasqueó los dedos, al instante el arma desapareció en la nada e incluso su ropa había cambiado, en lugar de su armadura ahora vestía una camisa al estilo hawaiana, un par de bermudas con diseños de olas y unas sandalias que no eran las adecuadas para ir a la guerra.

-Bueno, ya que insistes en poder darme un pequeño sacrificio, lo tomaré con gusto; hija de la guerra, vamos a olvidar por un momento las rivalidades con tu padre y si me ayudas, yo también te daré un poco de ayuda, ¿te parece?, yo sé que sí.

Poseidón empezó a caminar en la cubierta de mi pequeña embarcación ,al mismo tiempo, el mar se apaciguó mientras decía:

-Verás, como ya sabes, mi hijo decidió escapar del campamento para ir en busca de su amigo, eso no se lo puedo recriminar, es mi hijo, y pues no puedo ayudarlo directamente, así que necesito tu me ayudes a ayudarlo, ese será el sacrificio que requiero de ti, a cambio te ayudaré, ¿de acuerdo?

Supuse que no podía negarme, así que asentí tragándome todo mi orgullo y mi odio hacia Percy Jackson, quien seguramente estaba en problemas gracias a su ineptitud y falta de sentido común.

-Perfecto, -dijo Poseidón, -Sabía que no eres tan cabeza dura como tu padre, ahora vamos a ponerte en marcha, bendeciré a tu nave, que de no ser así, sucumbiría en un par de horas, ya es demasiado viejo este acorazado, en fin, con mi bendición este barco soportará inclusive un tiempo en el mar de los monstruos, donde mi poder se debilita, y te ayudaré a llegar más rápido, el joven Castellan te lleva una buena ventaja, pero antes de alcanzarle necesitas hacer una parada más, y te agradecería que no mencionases nuestra conversación, que esto quede entre nosotros.

El dios del mar se paró al borde del barco y me dedicó una pequeña sonrisa mientras me guiñaba  un ojo, entonces saltó por la borda y se sumergió en el mar, inmediatamente emergió un Poseidón de unos diez metros de altura, ahogué un grito, y llegué a la conclusión que había obrado bien al aceptar ayudar al dios, puesto que no quería ser enemiga de un dios gigante con poder sobre el medio en el cual me encontraba.

Poseidón tomó el barco como si fuera uno de juguete y dijo con una voz que sonaba como un huracán:

-Será  mejor que se pongan a cubierto, va a ser un viaje muy rápido.

Entonces nos lanzó hacia el mar dándome solo el tiempo suficiente de entrar a la cabina del timón, fue tanta la fuerza que me hizo perder el control y caí al suelo en la cabina, usando todas mis fuerzas me puse de pie y traté de ver por las ventanas, allá afuera parecía como si miraba una película a alta velocidad, íbamos demasiado rápido que temí que el casco del barco no lo resistiese, pero de alguna manera lo hizo, cuando empezamos a disminuir la velocidad se acercaba ya la luz del amanecer, el acorazado disminuyó su velocidad y continúo como si nada hubiese pasado.

La tripulación se apresuró por órdenes mías a revisar la nave, para nuestra suerte, Poseidón también nos había surtido con algunas armas y balas de cañón hechas de bronce celestial, ideal para destruir monstruos, cuando pedí me mostraran nuestra ubicación, se me informó que estábamos cerca de Virgnia Beach, la entrada del mar de los monstruos estaba en Miami, entonces recordé que necesitábamos hacer una parada adicional, me ceñí mi armadura, busqué mi lanza y quedé lista para entrar en combate por si era necesario.

Seguimos más adelante, tomé un pequeño catalejo e inspeccioné alrededor en busca de algo que me ayudase a saber de la parada adicional y entonces los vi, Annabeth, el chico cíclope y el gamberro de Percy Jackson huían de una Hydra con un par de cabezas extras, creo que dejar que matasen a Percy Jackson no era una forma de ayudarlo, así que mandé a cargar los cañones de artillería para hacer volar al monstruo.

Solté una maldición en voz alta, apresuré a la embarcación y grité:

-¡Fuego a discreción!

Afortunadamente los semidioses se tiraron al suelo junto al cíclope, la bala impactó de lleno en el monstruo y lo hizo volar en pedazos, yo de verdad había nacido para esto, ¡para mandar monstruos de regreso al Tártaro!

Alimañas-les grité, -¡Suban a bordo!, ¡No saben en la que se han metido!

Hija de Ares, salvadora del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora