Michael me mostró los terrenos del campamento, el lago, los campos de fresas, el muro de escalada que también expulsaba lava, el lugar de entrenamiento de peleas con espadas, y por último me condujo por entre las "cabañas", que eran los edificios tan inusuales que había visto desde arriba de la colina.
En realidad eran doce, uno por cada dios del consejo Olímpico, Michael me comentó que algunas de las cabañas permanecían vacías incluso durante el verano porque por ejemplo, Artemisa, diosa de la caza y la luna, había tomado la decisión de ser virgen por siempre, la cabaña número dos, que pertenecía a Hera también estaba vacía porque ella es la diosa del matrimonio y no tenía amoríos con mortales porque le era fiel a su esposo, Zeus.
Por último me llevó a la cabaña del dios Hermes, donde estaría hasta que mi padre divino me reconociese, dado que Hermes era dios de los viajeros, él daba albergue a los forasteros.
La cabaña albergaba a Michael, y a tres niños y una niña que estaban afuera de la cabaña hablando animosamente mientras se ponían y ajustaban armaduras de combate.
-Verás, -me dijo Michael- como el verano aún no comienza, tenemos pocos campistas, básicamente solo somos nosotros, tres chicos de Ares, dos chicas de Démeter y los que hacen de guardia, cada 24 horas se hacen los intercambios, ya casi se acerca el tiempo de relevo, con el tiempo tu también harás de guardia, pero no te preocupes por el momento escoge una litera adentro, puedes hacer lo que gustes, pero no te alejes mucho, no querrás ser atacada por monstruos en tu primer día.
Asentí y entré en la cabaña, que no era precisamente muy grande, habían 5 literas dobles y en un rincón habían unas hamacas amontonadas unas con otras, tomé una de las camas de abajo y coloqué mi lanza contra la pared, me tumbé en la cama para pensar, pero realmente no sabía que pensar, todo esto era tan nuevo y un poco confuso, no sabía que hacer, no conocía a nadie, pero tenia que acostumbrarme a esta nueva vida.
Con el pasar de los días me enseñaron muchas cosas, pero sobre todo a luchar, pues me dijeron que como semidiosa mi vida corría peligro cada momento; me dieron una armadura un poco oxidada y un casco bastante abollado con la promesa que cuando los hijos de Hefesto llegaran al campamento en unos meses, ellos me fabricarían armas a mi medida, fue entonces en esas lecciones que descubrí lo buena que era luchando.
Usualmente tenía mi lanza, la cual descubrí lanzaba descargas de electricidad al contacto, por eso el cíclope que nos atacó, se deshizo en chispas y polvo cuando lo apuñalé en la espalda, los pocos chicos que había en el campamento eran buenos, pero a mi corta edad yo era mejor que cualquiera, podía usar cualquier arma, espadas, cimitarras, dagas, pero mi favorita era la lanza.
Un día un chico de la cabaña quiso pasarse de listo con ella y tuvo consecuencias no muy agradables, para él; era el día que iba a ser mi primera guardia en la colina, estaba un poco nerviosa, todo ese tiempo solo había practicado con los demás chicos, pero ahora, si un monstruo atacaba, tenía que defender el lugar.
Pues bien, llegué a la cabaña para ponerme la armadura y para mi sorpresa la lanza no estaba en el lugar donde siempre estaba apostada contra la pared, nuevamente la ira empezó a correr por mis venas, y se acrecentó cuando vi que este chico, John, que dormía dos literas a la izquierda de la mía, traía mi lanza en las manos y haciendo gestos como si luchara con ella.
—¿Qué haces con mi lanza ?— le pregunté con el ceño fruncido.
—Lo siento,— dijo con un tono de picardía en su voz,— pero creo ahora es mía, ya sabes, el que la encuentra se la queda.
Lo admito, perdí los estribos, él era mayor que yo, y creo pensó sería su ventaja, le mostré mis pequeños puños y dije:
-Estos también serán tuyos.
Y me lancé hacia él para golpearlo.
A pesar de todo, John se defendía bien y tenía mi lanza con la que daba estocadas para herirme, pero ya he dicho, yo soy mejor, tomé la espada que estaba en su cintura y peleamos espada contra lanza, yo podía ver con claridad sus ataques y la manera de evitarlos, él trataba de poner obstáculos para hacerme perder, pero no tuvo efecto, seguimos luchando de esta manera hasta que llegamos al pórtico de la cabaña, donde lo saqué de equilibrio y cayó al suelo soltando la lanza.
Salté sobre él al tiempo que los otros chicos se acercaban a ver, puse la espada en su garganta y con la ira y adrenalina corriendo en mi ser le grité:
— ¡La próxima vez que toques mi lanza te colgaré del árbol más alto para que te coman los monstruos !
En ese momento vi el resplandor de una luz, como si hubiesen encendido una lampara, arriba de mi cabeza, a corta distancia pude ver la figura de dos lanzas entrelazadas de color rojo, que desaparecieron segundos después.
Era el símbolo de mi padre, Ares, dios de la guerra.

ESTÁS LEYENDO
Hija de Ares, salvadora del Olimpo
FanficCuando todos me ven, me temen, huyen de mi, y realmente yo he creado esa fama, mi padre es Ares, dios de la guerra, ¿ qué más se podría esperar? He tenido que ser dura para sobrevivir, he atestiguado sucesos que me han enseñado a ser así... Yo estuv...