XXI
Cuando Keiler regresó al departamento, encontró a Andrei en la sala con una caja de pizza cerrada sobre la mesita, dos vasos y una botella de Coca Cola.
Estaba muy entretenido viendo un programa, y que al parecer era una de esas series policiales.
Keiler formó una mueca de incredulidad. Pensó que ya no podía sorprenderse con el hábito obsesivo que Andrei tenía por su trabajo, pero ahora acababa de afirmar que nunca iba a ser suficiente porque también ocupaba su rato libre para ver los casos ficticios.
—Dios. Toma un descanso —protestó sin poder evitarlo. Manoteó el control remoto y cambió el canal.
—¡Oye!, lo estaba viendo —se quejó Andrei, de pronto volviendo al presente mientras Keiler se dejaba caer a un lado en el sillón.
No soltó el mando ni siquiera cuando el mayor intentó recuperarlo, solo lo dejó a su otro lado y enseguida manoteó una porción de pizza sin más.
—Keiler, lo estaba viendo.
—No me importa. No te detienes un momento —volvió a regañar —. Podrías despejar tu cabeza viendo, no sé, alguna película de comedia, o hasta caricaturas. Pero no, prefieres seguir metido en ese mundo tuyo de gente muerta y toda la cosa.
—No sabía que ahora debía pedirte permiso para ver la tele —renegó con tono agrio mientras sacaba una porción de pizza —. Lo que me faltaba. Además, ¿no es ese tu mundo también? Gente muerta, desaparecidos, persecución, policías, asesinatos. También es tu mundo.
—Te equivocas. En mi mundo solo está la gente que yo mato, y un fiscal obstinado y perseverante al que quiero ponerle las manos encima todo el maldito tiempo. Es distinto.
Andrei lo miró sin expresión, nada impresionado. Quizás ya había asimilado la idea de Keiler deseándolo intensamente, por lo que sorprenderse o alterarse por ello ya no tenía sentido.
—¿Ya te ocupaste de lo que debías hacer? —Prefirió desviar el tema mientras veía los canales pasar. Keiler se detuvo en el canal de las caricaturas —. ¿Es en serio? ¿Qué edad tienes?
—No tuve infancia. Discúlpame —defendió, masticando el borde de la pizza —. Además, es Tom & Jerry. Un clásico.
Andrei se fijó en la televisión y frunció el ceño después de un momento cuando reconoció la dinámica de los personajes: la persecución del gato al ratón.
Inevitablemente pensó en ellos mismos, en ese año en el que prácticamente no tuvo vida por estar al pendiente de Keiler. Todo se arruinó: su vida amorosa, dejó de ver a su madre e incluso le jodió tanto la cabeza que se vio obligado a dormir con pastillas por el insomnio.
Durante un año, solo giró alrededor de Keiler como un planeta orbitando el sol.
El pensamiento le hizo apretar los dientes y romper el borde de la pizza por donde la sostenía.
Trataba de no pensar en ello porque un horrible sentimiento de ira y rencor lo recorría y, al menos por un instante, solo quería mandar todo a la mierda y traicionar a Keiler. Era lo mínimo que se merecía después de todo. Pero no lo hacía, nunca lo pensaba más de dos segundos porque enseguida recordaba que no se trataba de ellos dos, sucedía algo mucho más grande que esa rivalidad que tenían desde el primer instante en que supieron del otro.
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Malvado | BL © ✔️
Romance¿Cuáles son las posibilidades de que un fiscal y un asesino terminen juntos? *** Andrei y Keiler son diferentes, opuestos. Andrei es un fiscal incorruptible, con voluntad de hierro y una perseverancia que no cede ante nada. Keiler es el asesino más...