XLIV
Keiler todavía no entendía qué había pasado.
Andrei se encerró hacía una hora y no volvió a salir mientras él permanecía en la sala tratando de entender lo que pasó.
Primero, habían estado durante el día en casa de la mamá de Andrei, bebiendo té y hablando como si nada mientras aparentó ser una persona normal. Luego, Andrei recibió una llamada y salió corriendo, y al regreso llegó con la absurda idea de terminar.
«Qué puta locura»
¿Cómo mierda se había enterado? ¿Daniel le había dicho?
—No. Se arriesga a que Andrei cumpla con su trabajo e intente algo contra Oliver. Es un prófugo, después de todo —concluyó por lo bajo —. Además, quiere mantenerse lejos de los problemas y decirle la verdad a Andrei no le ayudará con eso.
¿Entonces cómo?
Se llevó las manos al rostro y resopló hastiado.
Su plan perfecto se fue al carajo. Había estado seguro de que Andrei no sospecharía de él, no debería porque jamás salió del departamento y su condición no era la mejor para matar a alguien. Todo estaba a su favor.
Ahora se había arruinado, y todo por la maldita que seguía dándole problemas incluso muerta.
Si pudiera revivirla lo haría solo para matarla otra vez.
Pensó en Andrei. Quería ir para hablar con él y arreglar ese desastre, que en su opinión era una exageración, pero tampoco pretendía provocar a su obstinado y complicado novio para que terminara con peor humor.
Después de pensarlo unos segundos, se levantó y fue hacia la puerta cerrada del despacho improvisado de Andrei.
Lo escuchaba hablar desde el interior. Inhaló para darse ánimos, y sin dudar abrió la puerta.
Andrei tenía el celular en el oído y se calló de inmediato cuando él entró. Lo fulminó con la mirada antes de regresarla al monitor frente a él.
Cruzó unas palabras más con la persona al otro lado de la línea y cortó.
—Estoy trabajando. Vete.
—¿Trabajando? ¿No estabas suspendido? —mencionó sin esconder la sorpresa.
Andrei volvió a mirarlo y sonrió con cinismo, cosa que a él no le gustó nada.
—Olvidé decirte que estoy en el caso otra vez —dijo entonces con fingida pena —. Lo siento. Se me pasó.
Keiler estuvo a punto de reclamar y quejarse como hacía siempre, pero se detuvo ante el fugaz pensamiento de que eso solo lo arruinaría más. Por lo que, sin decir nada, tomó una bocanada de aire y se obligó a mantener el control. Qué difícil.
Jamás debió contenerse, siempre fue impulsivo pero ahora no podía si esperaba arreglar todo ese desastre.
—¿Por cuánto tiempo más seguirás enojado?
—¿No he sido siempre así? Serio e indiferente. Recuerdo que al inicio no te soportaba y no era capaz de aceptar tu presencia —alegó con simpleza mientras mantenía la vista fija en la pantalla. Keiler vio que leía un documento, y no le importó preguntar qué era —. No tengo porqué seguir siendo el idiota permisivo e indulgente que he sido todo este tiempo.
—Estás siendo muy dramático, ¿sabes? —dijo acercándose al escritorio —. Estás exagerando toda la situación.
—Entonces vete y déjalo así —resolvió mirándolo desde su lugar al otro lado —. Si tan dramático y exagerado soy, ¿por qué intentas arreglarlo?
ESTÁS LEYENDO
Malvado | BL © ✔️
Romance¿Cuáles son las posibilidades de que un fiscal y un asesino terminen juntos? *** Andrei y Keiler son diferentes, opuestos. Andrei es un fiscal incorruptible, con voluntad de hierro y una perseverancia que no cede ante nada. Keiler es el asesino más...