Yo soy una mutante nacida en Genosha desde que los mutantes éramos esclavos ahí, e incluso viví durante las múltiples tragedias que azotaron a los mutantes a lo largo de los años, y peor aún, viví el sueño perfecto cuando Wanda, la Bruja Escarlata, reescribió la realidad...
Nadie me perseguía con armas, no había centinelas para vigilarme, no había cadenas ni torturas para nadie, para mí todo fue felicidad... hasta que el sueño se acabó el día M con la frase "No más mutantes".
Ahora, con mi Gen-X ya activado, a mis dieciséis años, Tony Stark se acercaba a mí, una mutante con dos habilidades sumamente raras, una de ellas era de un solo uso, para que me uniera a su bando en la guerra civil contra el Capitán América.
Miré a Stark con indignación ante su propuesta —Vienes a mí, un mutante, a quienes ustedes consideran amenazas ¿Para qué? ¿Para ganar una guerra contra tus propios amigos? ¡Sigue soñando, Stark!—Dije furiosa.
Di media vuelta para darle la espalda —Si voy a apoyar a alguien será a los mutantes, no a ninguno de ustedes, Stark—Dije finalmente, volviendo la vista al único sitio en el que podía refugiarme: los libros.
—Por favor, Andrómeda, tú Gen-X te permite ver el futuro, te necesitamos para—Entonces interrumpí a Stark —El mundo va a ser destruido por su culpa, Stark... sólo necesito saber eso—Dije tajante antes de cerrar mi libro favorito.
—¿C.S. Lewis? ¿Qué haces leyendo una novela fantástica en un momento como este, Andrómeda Asenath?—Dijo Stark, bastante molesto he de decir, antes de que yo suspirara exasperada por su actitud egoísta.
—Mi mayor poder es de un sólo uso, Stark... pero si fuera a usarlo sería para poner a salvo a mi gente, no para ayudarlos a ustedes—Dije decidida.
Cerré los ojos y me levanté de la silla de mi pequeño comedor, para salir al balcón de mi casa, en Utopía, la ciudad de los mutantes, para asomarme a ver el precioso atardecer y tranquilizar mi mente.
—Después de su jugada maestra cuando nos atacaron en San Francisco, o cuando nos atacaron con centinelas cuando recién se alzaba la ciudad, no esperen mi ayuda o la de los mutantes, Stark... lidien con sus guerras por su cuenta, porque yo no voy a ayudar a nadie—Dije decidida.
Stark me miró como si estuviera cometiendo la peor de las blasfemias, pero era algo de lo que ya había hablado con Cyclops incluso antes de despertar mi Gen-X, y él también estaba de acuerdo en mi decisión, una decisión que ni Stark, ni el resto del mundo conocerían hasta que fuera muy tarde.
—No te preocupes, los mutantes dejaremos de ser una "amenaza" para ustedes... muy pronto—Dije, llamando la atención de Stark con mis palabras.
"En algún lugar, muy lejos de tú alcance, y del resto de vengadores, debe existir un sitio donde los mutantes seamos aceptados, donde no nos persigan o nos cacen... un lugar donde finalmente seremos libres" pensé para mis adentros, cerrando mi libro.
Stark trató de acercarse, pero yo retrocedí enseguida —Ni lo pienses, Stark... ahora vete, ve a arruinar la vida de alguien más, porque aquí en Utopía, ustedes, "Vengadores", no son bienvenidos—Dije finalmente, tomando mi bolso y mi libro de las Crónicas de Narnia para ir a ver a los X-Men para poner en marcha el plan.
En cuánto llegué al edificio donde se reunían los X-Men, me adentré saludando a los mutantes que había ahí con una gran sonrisa, feliz de que pronto, muy pronto todos los mutantes, incluso los que no estaban en Utopía, estarían a salvo de la crueldad humana.
Entré a la sala de reuniones, donde se encontraban Cyclops, Magneto, Storm, Emma Frost, Jubilee, Rouge, Gambito y Ángel.
También se encontraban mis queridos amigos, Kitty Pryde y Nightcrawler, y sonreí a ambos con gran alegría, ellos igualmente me sonrieron a mí, y me acerqué a la mesa para empezar a hablar de lo que vinimos a tratar.
—Es un gusto verte tan alegre, Hécate—Dijo Cyclops, a lo que yo sonreí —A mí me alegra aún más poder decirles que encontré algo mientras buscaba un lugar dónde pudiéramos vivir en paz, lejos de los Vengadores, lejos de los humanos y muy lejos de los Centinelas—Dije alegre.
Todos los miembros de los X-Men me miraron con gran intriga antes de que me acercara con lágrimas de alegría en mis ojos —El mundo al que puedo enviarnos es un mundo donde los mutantes podríamos vivir y no ser considerados una amenaza, donde no nos persigan o nos esclavicen—Dije con gran alegría.
Cyclops me miró —Es una lástima que hayamos tenido que llegar a esto... es una lástima que tengas que hacer esto—Dijo con una sonrisa lamentable, pero yo negué con la cabeza aún sonriendo.
—Sé que enviar a Kitty y Kurt es una de las mejores decisiones que podrías haber tomado... ellos encontrarán una forma de que todos los mutantes puedan llegar y ser bien recibidos allá, o al menos todos los que así lo quieran—Dije sonriendo.
—Por lo que fui capaz de ver en mis visiones, es un mundo donde no es tan extraño tener poderes como los nuestros, pero...—Dije, recordando también otras cosas que había visto de aquel mundo.
—También es peligroso... hay seres, humanos o no, que son crueles con quién sea, mutante, humano o cualquier cosa, no sé quiénes los enfrentan, pero no podemos cegarnos mucho... esperen cualquier cosa del otro lado—Dije mirando a Kitty y a Kurt, quienes asintieron a mis palabras.
Cyclops puso una mano sobre mi hombro para que me girara a verlo —¿Estás segura de querer hacer esto? Sólo tienes una oportunidad y eso terminará...—Dijo con lamentación antes de interrumpirse, y entendía la razón.
Sonreí con un poco de tristeza —Gracias a que tú y Jean Grey me cuidaron desde nuestra liberación del yugo humano, he sabido cuán despreciados somos los mutantes, y sé que esto es lo mejor que puedo dar por nosotros—Dije alegre.
Abracé mi libro con una gran cantidad de emociones y miré a Cyclops, el mutante que me cuidó y enseñó acerca de mis poderes, con un gran amor en mis ojos —Si puedo salvar a los niños de sufrir lo mismo que yo... no me importa dar mi vida—Dije.
Finalmente me acerqué a Kitty y a Kurt —Por favor... hagan todo lo posible—Les dije y ellos me abrazaron, yo contuve las lágrimas ante estas emociones encontradas, y le entregué a Kitty mi libro.
—No te preocupes, Kitty... confío en ustedes—Dije, antes de alzar mis manos frente a Kitty y Kurt.
Sonreí de nuevo para no mostrar el miedo que sentía, aunque le podía ver el lado positivo a esto: volvería a ver a mis padres, a mis padres biológicos.
Miré al resto de X-Men y, cuando una esfera negra surgió de la destrucción de mi propio cuerpo a nivel atómico y empezó a cubrir a Kitty y a Kurt, las lágrimas finalmente salieron para susurrar un débil "Adiós, papá".
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—¿Quién eres?—Me preguntó aquel hombre de capa roja y traje azul —Yo... yo... no lo recuerdo—Dije.
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An "M" between heroes
FanfictionElla, una mutante que ha vivido la tragedia, el dolor y la pérdida en carne y hueso. Él, un héroe muy reconocido y apreciado, con múltiples y fallidos intereses amorosos. Cuando ella buscaba un refugio, llegó a aquel lugar desconocido e hizo de él s...