Chapitre huit

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Kitty Pryde llegó a recoger el vestido puntualmente la semana siguiente, al verlo y probárselo, aplaudió, brincó e incluso me pagó mil dólares más por el diseño tan bien hecho, y se fue la tienda con una sonrisa en la cara.

Dick estaba aprendiendo bastante para ayudarme en la tienda, aunque a mí me parecía que, al menos, debía pedirme un sueldo, porque trabajar desde temprano hasta la noche no podía no pagarse.

No aceptaba el pago en efectivo, he de decir, sin embargo, me pedía que lo dejara cenar en mi casa, y se quedaba a dormir algunas veces...

Después de algunas semanas con la misma rutina, vimos a Kitty Pryde pasar acompañada de un joven que Dick conocía.

El chico se llamaba Wally West, al parecer era un velocista, y estaba junto a Kitty, luciendo un elegante traje negro con una rosa amarilla de broche.

Dick y yo pasamos de largo, viendo a Kitty luciendo el vestido que confeccioné con los pantalones y unas preciosas botas amarillas de tacón alto de aguja, y bastante divertida con la plática que mantenía con Wally West.

Las cosas habían estado muy tranquilas, no había vuelto a tener ningún tipo de sueño extraño, no había vuelto a despertar llorando ni mucho menos había tenido algún tipo de visión sobre el futuro, así que las cosas, básicamente, habían vuelto a donde comenzaron.

De no ser porque ahora tenía visitas bastante seguido, y con visitas, me refiero a Dick Grayson, mi nuevo y único empleado, además de que nos habíamos vuelto cercanos estos días que estuvo conmigo, no habría realmente ninguna alteración en mi rutina.

Se aseguraba de recordarme que debía tomar mis vitaminas, también se encargaba de que comiera bien, de que no me saltara ninguna comida ni ningún alimento, me llevaba a lugares que nunca visitaría por estar enfocada en el trabajo siempre, y se encargó de recordarme que el trabajo no lo es todo en la vida...

Debía admitir que, desde que llegué a Metrópolis, nunca traté de conocer realmente la ciudad, pero ahora Dick me estaba abriendo esa puerta, me estaba ayudando a conocer mi entorno, a no encerrarme a mí misma en una vida monótona, con una sola rutina, sin cambiar nada.

Cuando empezaron las vacaciones y empezó a haber menos movimiento en la tienda, Dick sugirió que me tomara unos días libres, para tratar de resolver todo el asunto de mis orígenes con ayuda de Batman.

—Entonces... ¿Van a hipnotizarme o algo así?—Dije y Dick negó con la cabeza —No, van a entrar a tu mente... estuve tratando de convencer a Bruce de hablar con Constantine y Zatanna para saber si conocen a alguien que te ayude, me dijo que te verían esta semana—Dijo Dick.

Yo asentí ante lo dicho, aunque no me agradaba mucho la idea de ir con Constantine... había escuchado historias sobre él gracias a Damian, Bruce y Clark, y...

Bueno, no podía confiar mucho en un hombre que apostó su alma al demonio tres veces, y que la perdió, para empeorar el asunto.

Miré dudosa a Dick, que comprendió mi sentir y sonrió para transmitirme confianza —No te preocupes, aunque John tiene un... dudoso historial, conoce a alguien que tiene el historial más impecable del mundo, él de seguro te ayudará—Dijo Dick y yo lo miré intrigada.

—¿Quién?—Le pregunté.

—El Doctor Fate—Respondió.

Yo me sorprendí, pero acepté la respuesta, antes de que Dick se dirigiera a un edificio bastante descuidado, una mansión a las afueras de la ciudad, donde estacionó la motocicleta y me ayudó a bajar de ahí.

Al entrar a la mansión, nos recibió Constantine acompañado de un chico bastante... peculiar.

Era un hombre extraño, de piel totalmente azul, cabello igualmente azul, ojos amarillos y orejas puntiagudas, además de que tenía una cola... como si fuera un demonio.

An "M" between heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora