Chapitre treize

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Los años fueron pasando, y con ellos mi crecimiento empezó.

Era de conocimiento general que era la hija de Jean Grey y de Scot Summers, por eso, cuando tenía nueve años, los "Amigos de la humanidad" me secuestraron para tratar de acabar con todos los X-Men.

Nunca, desde que estuve en Genosha, había tenido tanto miedo de morir como en aquella ocasión.

No había dejado de llorar desde que me sacaron de la mansión Xavier con ayuda de Mystique, e incluso cuando me amenazaron con matarme, no podía dejar de llorar y llamar a mis padres.

Esperaba ansiosa a que ellos aparecieran y me sacaran de aquel lugar donde, de nuevo, me llamaban fenómeno y me decían que era un ser indeseable, algo que nunca debió existir.

Me encerraron en una cámara bastante amplia, acompañada por Mystique, que gritaba por ayuda, mientras yo me recluía a una esquina y lloraba sin consuelo alguno.

Ése día conocí al hijo de Mystique, quien más tarde se volvería un gran amigo mío: Kurt Wagner, nombre código: Nightcrawler.

Él nos sacó con ayuda de Logan, quien me cargó en sus brazos mientras yo me aferraba a su chaqueta, llorando aliviada de que terminara aquella pesadilla y de estar en brazos de alguien que conocía y que me quería.

Llegamos a la mansión y mis padres, aliviados, lloraron junto a mí por poder reunirnos de nuevo, y me presentaron a Kurt, quien era un católico bastante extraño, pero una buena persona.

No lo conocía bien, así que me costó trabajo convivir con él cuando mis padres, Logan, Jubilee, Gambito o Rogue no estaban, pero era tan amable y paciente conmigo que no tardé mucho en dejar de esconderme detrás de algo para hablar con él abiertamente y sin sólo limitarme a asentir o negar con la cabeza.

Kurt me enseñó a perdonar todo y que todos merecen segundas oportunidades, hasta las personas más malas del mundo.

Me enseñó a ser paciente, a escuchar a los demás, a ser escuchada, me enseñó muchas cosas que antes no había pensado, y me ayudó a ampliar mi visión del mundo.

Me explicó, en su debido momento, por qué las acciones de Magneto eran incorrectas y cuál era el camino correcto a seguir para tener paz entre mutantes y humanos.

Por desgracia, ni él ni yo consideramos que los humanos no escuchaban, sólo querían exterminarnos, porque no entienden lo que no conocen y por eso nos tienen miedo, y el miedo es el peor amigo que puedes tener.

Kurt me ayudó a leer aún más, y se volvió algo así como mi tutor para la escuela, asistí desde los seis años a las clases en la escuela para mutantes, y con Kurt para ayudarme después de los nueve años, logré ser una buena alumna.

Kitty Pryde llegó un tiempo después, cuando yo tenía once años, y fue a esa edad cuando supe que, si trabajaría, quería hacer ropa, porque era algo que no me daban realmente en Genosha.

Kitty era quien me ayudaba a aprender sobre moda, y con eso pude hacer ropa que leía en los libros que mamá empezó a comprar para mí, para que siguiera con algo que me gustaba.

Cuando Kitty llegó, una nueva amenaza surgió para atormentar a mis padres: Mr. Siniestro.

Había salido junto a Kitty a comprar un poco de ropa, mi atención se dirigió a una tienda de muñecas antiguas, donde noté un hada de la primavera en la vitrina.

No sé muy bien lo que pasó después de eso, sólo recuerdo que desperté acostada y atada en una camilla, en una especie de laboratorio extraño, donde estaba Mr. Siniestro monitoreando algo en mí.

Había muchas máquinas conectadas por todo mi cuerpo, y escuchaba los pitidos por todas partes, antes de que una explosión apagara todo, y sentí a alguien cargarme y llevarme lejos de aquel sitio.

Estaba en un estado constante de inconsciencia, me despertaba por breves momentos y después volvía a perder el conocimiento, hasta que finalmente desperté por completo, notando que me encontraba en las alcantarillas de alguna ciudad.

Noté que, quien me había sacado de aquel sitio, era un hombre muy alto, de cabello blanco y ojos azules.

El sujeto pareció notar mi mirada, porque se giró a verme y me ofreció un poco de agua, y fue entonces que noté que tenía la garganta y la boca secas.

Después de tomar un trago de la botella de agua que me ofreció, tosí para aclarar mi garganta y poder hablar —¿Quién eres? ¿Por qué me salvaste?—Le pregunté, con la voz un poco rasposa.

—Puedes llamarme Cable, sólo eso importa—Me respondió, en realidad bastante indispuesto a decir algo más.

Yo me levanté con cuidado y sacudí mi ropa —Bueno, Cable... te agradezco haberme salvado de Mr. Siniestro, pero debo volver a casa o mis padres se preocuparán—Dije y Cable se levantó.

—Aún no es seguro para ti salir de aquí, Cyclops y Marvel Girl aún no neutralizan a Mr. Siniestro—Dijo y yo lo miré extrañada —¿Por qué no sería seguro para mí salir? Mi Gen-X aún no se activa, y dudo mucho que lo haga—Dije.

Una explosión interrumpió lo que sea que Cable fuera a decirme, y la alcantarilla empezó a derrumbarse a nuestro alrededor a una velocidad impresionante, dejándome congelada por el miedo.

No supe qué hacer o cómo reaccionar, hasta que sentí la tosca mano de Cable jalarme de la muñeca —¡Hermana, por aquí!—Me gritó mientras corría, disparando a los escombros que caían a nuestro alrededor.

Mi sorpresa no se hizo esperar —¿Her... hermana?—Dije, bastante confundida por lo que me había dicho —¡Corre ahora, pregunta después!—Me dijo y yo hice caso a sus palabras, corriendo tan rápido como podía.

Salimos de las alcantarillas justo a tiempo, antes de que todo se derrumbara por completo.

Tomé grandes bocanadas de aire, tratando de regular mi respiración antes de mirar a Cable, quien me abrazó de la nada.

Yo correspondí al abrazo, confundida porque, claramente, él era mucho mayor que yo, y no había forma de que tuviéramos una relación de sangre por eso mismo —La última vez que te vi... yo era un bebé—Dijo.

Sus palabras me sorprendieron, pero nada me sorprendió tanto como la historia que me contó mientras me llevaba de regreso a la mansión Xavier.

Cable era en realidad Nathan, el hijo que papá tuvo después de que creímos que mamá había muerto por culpa de la Fuerza Fénix cuando yo tenía seis años, el bebé que conocí, aquel pequeño niño que pude sostener en mis brazos... era ahora un hombre mucho mayor que nuestro padre.

Cable me dejó en la puerta de la mansión, pidiéndome que no le dijera a nadie quién me había ayudado, antes de dejarme inconsciente.

An "M" between heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora