An "M" between heroes

Chapitre douze

Cuando recién cumplí los seis años, los X-Men me salvaron.

Jean Grey y Scott Summers me encontraron desnutrida y al borde de la muerte en una celda llena de insectos, recuerdo eso muy bien... porque fue cuando obtuve una familia que nunca me dejó sola.

Llevaba encerrada en ése lugar desde hacía ya una semana completa, incapaz de gritar ya porque:

Uno: sabía que nadie llegaría a mi rescate.

Y dos: mis cuerdas bucales ya estaban maltratadas y prácticamente destrozadas por gritar ante los golpes y maltratos de los humanos, e incapaz de moverme porque ya no tenía energía ni fuerzas para hacerlo.

Lo que recuerdo de ése día es escuchar un gran escándalo por la única ventana que había.

Escuché disparos y gritos de la gente: de los humanos, pero no me importaba... supuse que sólo era un mutante recién llegado tratando de escapar.

Yo sabía que no habría suerte para nadie, o al menos así lo creí... hasta ése momento.

Cuando escuché ruidos frente a la celda de castigo, vi a un guardia salir despedido por un rayo, y fue entonces que abrieron mi celda de golpe, fue entonces que entró una mujer hermosa, de ojos verdes y cabello pelirrojo, vestida con un traje amarillo y negro.

—¡Scott, mira! ¡Es una niña pequeña!—Había gritado Jean horrorizada al encontrarme, tal vez me veía peor de lo que me imaginaba, no lo sé, ellos nunca me dijeron cómo me encontraron realmente, sólo decían que fue "el momento que cambió su vida por completo".

A veces, a modo de juego, Remi decía "fue el dia que se descontrolaron y decidieron revelar que Jean había tenido una hija cuando tenía quince años".

Claro que no era así, pero era divertido... aunque ése no fue divertido en lo absoluto antes de que ellos llegaron.

Fue tras el grito que emitió que ella empezó a acercarse a mí, que estaba recluída en la esquina de la celda.

—¿¡Pero cómo pudieron hacerle esto a una niña!?—Dijo Jean, que me miraba con tristeza,  y entonces llegó Scott —Es tan pequeña...—Dijo Scott con tristeza, mirándome a través de su visor.

Jean me tomó en sus brazos mientras acariciaba mi espalda —Todo está bien, pequeña, ahora estás a salvo—Dijo en un timbre tranquilizador.

—Dime ¿Tienes un nombre?—Me preguntó y yo asentí, débilmente —¿Cómo te llamas?—Me preguntó y yo, con la garganta seca y herida, respondí —Andrómeda...—.

Mi voz salió casi como un inaudible susurro, y Jean acarició mi cabeza —Me llamo Jean Grey, y tú eres muy linda, Andrómeda—Me dijo, antes de llevarme lejos de Genosha y de todo lo que me hacía daño.

Me quedé dormida en el trayecto en el jet, mientras me llevaban a la escuela para mutantes del profesor Xavier, y ahí conocí, por primera vez, el cariño y el buen trato, conocí el amor de una familia, y conseguí una enorme familia: los X-men.

Logan, al principio, me daba miedo y no pienso negarlo, pero sólo tardé un par de horas en saber que él, en realidad, tenía un corazón enorme, y se volvió rápidamente en un tío muy querido para mí.

Y fue gracias a lo que pasó en la noche tras mi llegada a la Mansión Xavier.

Durante la noche, mi primera noche en la mansión Xavier, me dejaron en la habitación al lado de la habitación de Logan, quien fue el primero en escuchar mi llanto y mis gritos, y llegó de inmediato a consolarme y tranquilizarme después de tener pesadillas con mi vida en Genosha.

Cuando el resto de X-Men escucharon mi llanto, llegaron corriendo, notando entonces a Logan, abrazándome mientras me decía palabras de aliento y de cariño...