An "M" between heroes

Chapitre trois

Estaba profundamente dormida, soñando con un hombre de cabello marrón que usaba unos lentes que parecían hechos de rubí, y una mujer muy guapa y amable, tenía ojos verdes y un precioso cabello rojo que parecía fuego...

Yo sentía... alegría, una gran alegría al correr hacia ellos en la playa donde estábamos, una playa donde sólo estábamos nosotros tres, y yo corría con gran libertad.

El hombre y la mujer me sonreían, me sonreían con un gran amor y cariño, extendiendo sus brazos para recibirme, y yo los abracé con gran alegría, con mis manos llenas de arena y sujetando algo con gran emoción.

—Papá, mamá, encontré una caracola ¡Una verdadera caracola! ¡Como esas de los cuentos que mamá me lee!—Dije emocionada.

El hombre de cabello marrón, quien al parecer era mi padre, me acarició la cabeza con cariño, y yo mostré la caracola blanca que había encontrado al rebuscar entre la arena de la playa —¡Es hermosa, Andrómeda! ¡Tan hermosa como tú!—Dijo mi padre antes de abrazarme.

Mamá, aquella mujer pelirroja de ojos verdes, se acercó entonces a mí y me mostró un libro muy conocido para mí: de C.S. Lewis, las Crónicas de Narnia, el león, la bruja y el armario.

Sonreí de emoción y miré a mamá.

—Pronto será hora de dormir, Andrómeda... ¿Qué tal si lees tú hoy?—Dijo mamá y yo me puse nerviosa, pero emocionada —¡Sí! Puedo hacerlo... ahora ya sé leer—Dije.

Mis padres tomaron cada uno mis manos, y nos fuimos los tres juntos a... ¿A dónde fuimos? 

¿Quiénes son mis padres? 

¿Por qué sentía la cara húmeda...?

Me desperté al notar que estaba llorando.

Me toqué la cara, humedecida por lágrimas que no dejaban de salir pese a que había despertado, y entonces me levanté para limpiar mi cara y tranquilizarme un poco.

Eché agua sobre mi cara para quitar todo rastro de mis lágrimas, y miré mi reflejo en el espejo del baño...

Realmente no había nada fuera de lo común, pero sentía que no conocía a la persona en el reflejo: cabello marrón, ojos azul marino y piel clara...

No sabía realmente quién era, tal vez por eso no reconocía mi imagen en el espejo.

Suspiré y me sequé la cara antes de volver a mi cama y dormir una muy buena siesta de nuevo...

Al despertar a la mañana, a una aceptable hora de las siete de la mañana, y empezar a trabajar para vender algunas prendas en la Boutique, noté una sensación extraña durante todo el día, tenía esta extraña sensación de que algo iba a pasar...

Dejé de lado la sensación mientras pude, al menos para poder centrar toda mi atención en mi trabajo y olvidarme del asunto de mi pasado por completo, sencillamente quería vivir tranquila, como una ciudadana normal.

Para mi desgracia, eso ya no iba a ser posible...

A mi tienda ingresó un hombre bastante famoso, calvo, de porte orgulloso y erguido, una sonrisa sínica en la cara, y vestido en un traje hecho a medida: Lex Luthor.

Miré al hombre con una ceja alzada, levantándome del mostrador, pese a estar en mi horario establecido para almorzar, dejando mi delicioso almuerzo, para atender a este extraño cliente.

—Buenas tardes, señor ¿Busca algo en especial? ¿Un vestido para obsequiar a alguna dama con quien usted comparta una estrecha relación?—Pregunté, acercándome al hombre que era escoltado por dos hombres, guardaespaldas, seguramente.