—¡Andrómeda!—Gritó Kurt preocupado, y me levanté de golpe, mirando a quienes me rodeaban, entre ellos el Doctor Fate.
Dick suspiró aliviado y me miró con una expresión aliviada —No despertabas ¿Estás bien?—Me preguntó y yo asentí, sentándome debidamente en el sillón de dos plazas —Sí... sí, sólo...—Dije, y miré al Doctor Fate.
—Lamento no haber sido de mucha ayuda esta vez—Dijo el Doctor Fate y negué con la cabeza —No se preocupe... no fue algo de gran importancia, pero... recuerdo a mis padres—Dije, sorprendiendo a Dick.
—Jean Grey... y Scott Summers, esos son sus nombres—Dije —Creo... creo que vivía en una escuela, o no estoy segura... era una casa enorme, todo era dirigido por un hombre en silla de ruedas... le decían Profesor—Dije, notando la mirada de Kurt sobre mí en todo momento.
El Doctor Fate miró hacia una pared, y dijo algo que no comprendí en lo absoluto —No fueron tus recuerdos los que fueron devueltos... pero sí los de la otra—.
Miré a Fate confundida, y Kurt se acercó a él para hablar en voz baja, antes de que desapareciera, dejando detrás de sí un humo negro con olor a azufre.
—Sólo fue a encontrarse con viejos amigos...—Dijo Fate, antes de girarse en mi dirección y hacer una leve reverencia —Ven de nuevo después de tu cumpleaños... creo que tendrás compañía para entonces—Finalizó y volvió a elevarse del suelo, yendo hacia la puerta de salida.
Miré a Dick con una ceja alzada y él se alzó de hombros —Ven, Bruce quiere que nos reunamos en casa, y no quiero enfrentarlo solo—Dijo apenado y sonreí de lado —¿Todd y Tim no van a defenderte de la ira de Bruce?—Me burlé.
Él bufó —Damian te contó al respecto—Dijo molesto y yo me crucé de brazos mientras nos íbamos de la casa, conteniendo la risa —Me contó de la cena de hace cinco años, tengo las fotos en mí e-mail—Dije sonriendo.
—Voy a matar al mocoso—Dijo Dick molesto, encendiendo la motocicleta y arrancando para dirigirse a Ciudad Gótica.
Dick no dijo nada un tiempo, antes de finalmente romper el silencio —Le pediré a Bárbara que busque a tus padres... me alegro de que tengas una pista—Dijo Dick y yo sonreí —Yo me alegro de recordarlos...—Dije.
—Recuerdo que... mi madre era hermosa, de cabello pelirrojo, ojos verdes, y mi padre... no sé de qué color eran los ojos de mi padre, en mis recuerdos siempre usaba gafas de sol, pero sí sé que tenía el cabello marrón—Dije sonriendo.
Dick se rió por lo bajo, era una risa extraña, no era burlesca, pero tampoco divertida... era más bien una risa nostálgica, triste —Me alegro de que los tengas tan vivos en tu mente... eso será de mucha ayuda—Dijo él.
Llegamos a la mansión Wayne, notando el champagne caro que Bruce usaba cada vez que él y Selina volvían a ser pareja, o cuando había una reunión "familiar" con todos aquellos que han ayudado a Batman de alguna manera.
Incluido Jason, todos aquellos que han conocido a Bruce y su identidad como Batman estaban sentados en la mesa: Tim, Jason, Damian, Kate, Cassandra, Stephanie, Helena y Bárbara.
Era extraño tener a todos los miembros de la "Batifamilia" reunidos en un mismo punto, y era aún más extraño estar como invitada de uno de ellos en una reunión en la que yo nada tenía que ver.
En cuanto entramos al comedor gigantesco que tenía Bruce en casa, las miradas fueron a dar hacia nosotros dos, consiguiendo que terminara escondiéndome tras la espalda de Dick, que sonrió con confianza y trató de animarme a salir de mi lugar seguro.
—Lamento no haberlos presentado, ella es Andrómeda, es Metahumana, y trabajo junto a ella como civil—Dijo Dick, sacando una mirada inquisidora de mis ojos azules y una mirada curiosa de sus compañeros.
Nos sentamos en la mesa, donde comimos una deliciosa cena compuesta por diversos platillos sumamente deliciosos, aunque conocidos: pasta, cerdo ahumado, pollo al horno, verduras en mantequilla, y un delicioso vino acompañado del café más exquisito que haya probado nunca.
Alfred también nos acompañó a comer, y escuché distraídamente las conversaciones a mí alrededor, degustando de la comida con cierta... incomodidad.
No era que la comida no fuera deliciosa, sino que me parecía extraño, sentía que no era algo que pudiera comer en compañía de ellos, no me sentía del todo a gusto rodeada por los mejores detectives del mundo... y no sentía que fuera por ellos.
Sentía que no eran ellos quienes me acompañaban a comer estos platillos tan deliciosos, y que me faltaba una presencia muy importante y malhumorada, más aún que Bruce, para sentirme segura y acompañada...
Sin embargo, también me inundó la felicidad al comer todo esto... era como si hubieran hecho algo parecido por mí antes.
Una ligera sonrisa se escapó de mis labios, y seguí degustando la comida en silencio, sintiendo una extraña calidez instalarse en mi pecho, la sensación familiar llegó a mí, y entonces lo recordé: fue un día especial, el cumpleaños de mi madre, cuando prepararon una comida como esta, nos sentamos todos en el comedor de la escuela, felicitando a mamá, que nos sonreía a todos... pero sentía que eso había sido hace mucho, mucho tiempo atrás.
Cuando la cena terminó, me puse a pensar un poco en mis padres... finalmente recordaba algo, y no era malo como el recuerdo que inició todo esto.
—Hey ¿Te llevo a casa? No creo que quieras quedarte a dormir en la mansión—Dijo Dick divertido y yo lo miré con media sonrisa.
—A decir verdad, no es una mala idea—Mencioné mientras me acercaba a la motocicleta, donde Dick ya me estaba esperando con su casco encima.
—¿Podemos pasar por una pastelería en el camino? Tengo un impresionante antojo de pastel de fresas y crema batida—Dije, tomando el casco entre mis manos.
Dick sonrió —¿Algo dulce? Al fin, creí que despreciabas el azúcar, que es el elixir de la vida, el manjar de los dioses—Dijo y yo me reí —No, no lo hago... sólo siento que no me complacen del todo—Dije.
Me di cuenta tarde del doble sentido en esa frase, y cerré la boca, avergonzada, para aferrarme a su cintura, mientras conducía de nuevo hacia Metrópolis, donde nos serviríamos una buena y deliciosa taza de té y comeríamos pastel de fresas.
—Andrómeda... ¿Tus padres no tenían algún apodo para ti?—Preguntó Dick, de la nada, mientras conducía con normalidad, llamando mi atención y sacando una sonrisa de mis labios.
—Parece que tu pasatiempo es el de investigar, eh... sí, mi padre me llamaba "Andy", porque mi nombre no me encanta—Dije, recordando eso de la nada... de verdad era molesto tener "Amnesia selectiva".
En cuanto terminé de decir eso, Dick pareció intrigado, y lo noté por un sonido que hizo antes de hablar de nuevo —¿Por qué no te gusta tú nombre? Es hermoso—Dijo y yo negué con la cabeza —No lo recuerdo bien... sólo recuerdo que cuando alguien me llamaba por mi nombre, me causaba un asco indescriptible, y aún ahora lo hace... aunque realmente no sé el por qué—Dije.
Al tratar de hacer memoria para recordar por qué mi nombre era tan asqueroso, mi cabeza empezó a doler, logrando que me rindiera en esta batalla perdida.
Al llegar al apartamento, con un pastel en una linda y delicada envoltura, empezamos a preparar té, un té bastante común, pero igualmente nos parecía especial a ambos: el té de hierbabuena.
Era algo clásico, que casi muchos fanáticos del té han probado, pero a nosotros nos parecía un lindo recuerdo, pues Dick recordaba que era lo que solían darle sus padres cuando se resfriaba y yo sólo era una fan del aroma tan fresco que el té tenía.
Nos servimos una rebanada de pastel, y por alguna razón u otra, salió a conversación mi saga de libros favorita: las crónicas de Narnia.
Dick había leído los libros con un entusiasmo casi comparable al mío, y pasamos lo que quedaba de la noche hablando al respecto, emocionados de conocer, finalmente, un pasatiempo que ambos compartíamos.
Cuando el sueño empezó a vencernos, cada uno se metió a su habitación, yo me cambié a mi pijama y me acurruqué entre las sábanas y cobijas que eran muy convenientes con el frío que anunciaba la lluvia de verano.
Al cabo de unos minutos, finalmente logré dormir profundamente, recordando una ocasión con mi padre, una divertida ocasión en la que, juntos, armamos un castillo de arena en una playa solitaria.
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An "M" between heroes
Hayran KurguElla, una mutante que ha vivido la tragedia, el dolor y la pérdida en carne y hueso. Él, un héroe muy reconocido y apreciado, con múltiples y fallidos intereses amorosos. Cuando ella buscaba un refugio, llegó a aquel lugar desconocido e hizo de él s...