XIV

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Yeonjun siempre ha tenido la duda sobre el como es que aquel par de tortolos siguen con vida. Es, bueno es difícil de explicar ya que cuando se juntan son una cosa bastante impredecible.

Desde hace una hora que los estaba viendo a través de la ventana de su habitación al querer supervisar el que hacían sin necesidad de estar con ellos. Ventajas de tener la habitación que da a la calle, supongo. Verlos tan sumergidos en su propio mundo solo le daban ganas de ser protagonista y no espectador, como solía decir Kai.

Sabiendo que algo iba a salir mal fue a la cocina para prepararse unas palomitas y disfrutar mejor la vista, volvió a los segundos ya listo para ver las ocurrencias que harían.

[...]

— Mira, se que es mala idea pero hay veces en las que necesitamos adrenalina para vivir.

— No, no es necesario. Beom, cariño, podemos meternos en problemas si hacemos tu loca idea. - tomó las manos del menor entre las suyas al querer hacerlo entrar en razón. La idea que tenía en mente era mala, muy mala.

— Podemos, si, pero si no nos ven es probable que no los tengamos. - le dio una tierna sonrisa al querer convencerlo. Sonrisa la cual no funcionó al ver la mirada desaprobatoria que le daba.

Desde que habían salido de casa Beomgyu le había propuesto a Soobin hacer ciertas "maldades". Simples bromas de niños menores de 12 años, nada peligroso. Pero el mayor se negaba a hacerlo al pensar que se meterian en problemas si los descubrían.

¿En dónde estaba su Soobin malévolo? Se sentía estafado.

— Soobin, no es como que nos vayan a meter a la cárcel por hacer algo inofensivo.

— ¿Cómo estas seguro de eso?

— ...

Bien, no sabía que responder ante esa pregunta. Pero según la investigación que hizo no había casos de personas que fueron a prisión por hacer tal cosa.

— Tengo fé.

— ¿Tú fé nos sacará de prisión? - con una ceja alzada volvió a preguntarle. Si sigue así es probable que el menor cedería y dejaría de tanto insistir. Era simple cuestión de tiempo.

— No, pero Yeonjun puede hacerlo. - soltandose del agarre de sus manos le dejó un beso en la mejilla. – Si nos atrapan diré que solamente fuí yo, tu tranquis. - dijo, para finalmente apartarse de él y sonreírle. Se puso a espaldas del mayor listo para cumplir su cometido.

— Beomgyu. - detuvo al menor quien ya estaba cerca de su objetivo.

— ¿Qué pasa?

— Si irás a prisión será por esquizofrénico, no por tocar el timbre de una casa.

— Quedamos en que era psiquiátrico, no prisión. Además, también me vas a acompañar porqué muy normal no eres. - corrigió volteandose levemente para verlo.

— Es lo mismo.

— No, no lo es.

— Yo digo que si.

— ...

— ...

Los dos se miraron en silencio. Uno de los iba a perder.

— ¡TE VEO EN CASA! - salió corriendo con notable alegría después de tocar el timbre de una de las tantas casas que habían en el lugar. – ¡SI LLEGO PRIMERO LE PONDRÉ SEGURO PARA QUE NO PUEDAS ENTRAR! - gritó lo más alto que pudo para que lo escuchará su mayor.

Soobin se quedó cocomgelado.

— ¡CHOI BEOMGYU! - miro la puerta que parecía querer ser abierta, fue ahí cuando su cabeza hizo "click" y salió disparado en dirección al menor que ya casi llegaba a casa. Si lo atrapada sería Oso muerto. – ¡VEN AQUÍ! - se apresuró a si mismo para atraparlo. Pudo escuchar con total claridad como grititos salían del menor.

— ¡YEONJUN, ABREEEEEE! - pidió tocando la puerta con desespero. – ¡YEONJUN HYUNG, POR FAVOR! - suplico al ver cómo su novio estaba a nada de llegar hasta donde estaba. – ¡POR FAVOOOOOOOOOOOR! - el mayor se asomo por la ventana sin mostrar intenciones de querer abrirle. Estaba solo.

— Choi Beomgyu. - cansado y agitado le hablo por su nombre de manera firme cuando llegó hasta la puerta de su hogar.

— ... Mira el lado positivo... Hiciste cardio... - tropezó con algunas palabras por los nervios que le daban al escuchar su nombre completo salir de los labios del mayor.

— Eso no fue hacer cardio... Cardio es el que haremos cuando entremos a casa... - se inclinó un poco para susurrarle al oído, poniéndolo más nervioso y rojo como un tomate. Cumplió su objetivo.

— DIOMIOOOOOOO. - con la cara totalmente roja escuchó como la puerta era abierta. Le agradeció a Kai internamente y entró rápido para encerrarse en su habitación y no salir hasta que los nervios se le bajaran.

— Eres todo un atrevido. - le dijo Kai a su mayor quien entraba con calma a la casa.

— Tenía que ponerlo nervioso de alguna forma.

— Quien fuera tú, "cardio es el que haremos cuando entremos a casa". Todo un poeta.

— ¿Estabas con la oreja pegada a la puerta? - le preguntó confundido por oír las mismas palabras que él mismo dijo hace unos minutos.

— Algo así. En fin, no pongas nervioso a Beomgyu que estoy seguro que un día de estos va a explotar de tantos nervios que siente cada que dices cosas así. Ayno, estas parejas de hoy en día. - murmuro cerrando la puerta detrás del mayor e irse a su habitación.

Si así iban a ser las vacaciones que tendría no sabía si aceptarlas o prepararse para ponerle una correa a Beomgyu para que no vuelva a hacer algo así. Por poco y se le salía el alma por correr tanto en tan poco tiempo. Dios, dale paciencia a esa pobre alma.

ʚUn conejo y un osoɞ [Soogyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora