XII

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— Quiero el resumen. - pidió Yeonjun en cuanto llegó a la casa al enterarse que nuevamente los iba a tener en casa por unos días, todo gracias a sus estupideces. Beomgyu estaba orgulloso del mayor, casi creía que no estaba enojado con ellos.

— Culpa de Kai y Beomgyu. - ambos nombrados vieron a Taehyun en cuanto abrió la boca. Eso no era parte del plan. Traidor.

— Apuesto a que si. - Yeonjun se cruzó de brazos, siendo evidente que no creía en las palabras del segundo menor – Beom, suelta la sopa. - su mirada seria cayó sobre él, una pobre alma que pedía auxilio mediante plegarias a alguna deidad.

— No me veas así que lloro. - cubrió su rostro al ya no poder soportar la pesada mirada del mayor sobre él. ¿Si le pedía ayuda a Soobin mediante sus pensamientos, podría librarse?

— Bien. Kai, resumen. - dirigió su mirada a su siguiente presa por la poca cooperación que presentó el mayor de esos tres. ¿Por qué pensó que sería buena idea dejar a los tres solos?

El menor trago saliva, pidió ayuda con la mirada a sus dos mayores pero no sirvió de nada. Ambos chicos se estaban haciendo los locos.

— Como verás... Yo... Bueno... ¿Cuál era la pregunta? - los nervios no le dejaban pensar con claridad, y tener frente suyo a un Yeonjun claramente enojado e irritado no mejoraba las cosas.

— Quiero. El. Maldito. Resúmen. - enunció entre dientes tratando con todas sus fuerzas no agarrar a golpes a los menores.

— Ah... Bueno, como verás... Estaremos en casa por un tiempo. - se señalo a él y a los dos chicos sentados a lado suyo – A Beomgyu se le cumplió tener un yeso en la mano, Taehyun tendrá que caminar con muletas por un tiempo y yo usaré esta linda y moderna silla de ruedas. ¿No es genial? - dio pequeños golpecitos a las ruedas tratando de disminuir un poco la tensión, pero la mirada que recibió de su mayor le dijo que no lo volviera a hacer.

— ¿Y por qué?

— Estábamos corriendo de un perro que comenzó a perseguirnos de la nada... Y una cosa llevo a otra. ¿Conoces la frase que dice Pablo? "Siempre espera lo inesperado". Bueno, ahora cobra sentido.

— ¿Y tú por qué estabas con ellos? - le preguntó al más bajo quien evitaba su mirada.

— Yo solo estaba acompañando a Kai, que apareciera Beomgyu corriendo de un perro no fue mi culpa. Créeme, no estaba en mis planes tener una fractura.

El mayor de los tres tapó su rostro para segundos después escuchar como soltaba un grito. Estaba enojado, muy enojado.

— Al menos Soobin no estaba con ustedes. - se alivió un poco por tener uno menos del que cuidar.

— Ni tanto. Al principio estaba huyendo junto conmigo del perro, pero cuando me di cuenta de que ya no estaba conmigo fue justo en ese momento en el que vi que tenía un brazo enyesado.

— ¿Y qué hicieron para terminar así? - ya un poco más relajado se permitió preguntar con más calma.

— Me subí a un árbol, era mucho más grande que el anterior y aprendiendo de mis errores... Caí sobre mi brazo...

— Viendo de ti lo creo. ¿Ustedes?

— Prefiero no contar, así estoy bien.

— Eso, prefiero ahorrarme la vergüenza.

— Supongo que esta bien. - suspiro y los miro bastante cansado. No había día en el que no ocurriera algo – Ya avise que no asistirán a clases por un tiempo así que quiero que se apliquen con todas las tareas que les llegarán. Ahora, vayan a dormir. - dijo para finalmente irse de ahí y no pensar tanto en el que hacer para que no hicieran algo estúpido cada que respiran. ¿Ponerles una correa sería suficiente?

— ¡¿En dónde esta el dueño de mis sonrisas?! - preguntó Soobin azotando la puerta de la entrada.

— ¡Aquí! - Beomgyu levantó su brazo izquierdo con entusiasmo.

— ¡MI VIDA!

Y con ese grito fue suficiente para que los otros dos presentes se largaran del lugar para dejarlos solos, como solían hacer cada que estaban de empalagosos.

ʚUn conejo y un osoɞ [Soogyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora