XVII

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— ¿Se fue la luz? - fue lo primero que se preguntó al ver que el video que estaba viendo dejó de cargar. Reinició la página unas cuantas veces al querer pensar que simplemente era un error de conexión, al intento número 24 se dio cuenta que si se había ido la luz. Ahora ya no sabría como terminaría su novela.

Totalmente rendido cerro su laptop y la dejó sobre su mesita de noche, después de hacer varios intentos por querer levantarse se dignó finalmente a salir de su habitación cuando supo que ya no tenía nada que hacer en su habitación.

Salió de su cueva y lo primero que vio fue a dos de sus menores estar dentro de un fuerte de almohadas. Con curiosidad se acercó hasta donde ellos, sintió una gran sorpresa al ver cómo los menores del grupo se sumaban a los mayores con almohadas y más cobijas para ellos mismos. Ver a Kai arrastrar una cobija grande con la mayoría de sus peluches fue lo mejor que pudo haber visto en esa noche.

— ¿Contexto? - preguntó con total intriga viendo al menor que arrastraba con todas sus fuerzas aquella cobija que llevaba a sus peluches.

— Noche de pijamada, supongo. - el menor se escogió de hombros al no saber el porque estaban haciendo eso, simplemente se sumó a sus mayores para no aburrirse esa noche. Apartó al mayor con su mano al estarle estorbando en su camino a aquel bonito fuerte de almohadas.

Siguió con la mirada al menor hasta que este entró en aquella fortaleza con todo y peluches. Estaba seguro que los peluches de Kai ocuparían gran parte del espacio.

En varias ocasiones se preguntaba si convivía con niños pequeños o con adultos. Es que, bueno, no era normal hacer eso cuando uno es un adulto, ¿verdad?

— ¿Vas a entrar?

— ¡Ay, Dios mío! - tocó su pecho con una de sus manos por tremendo susto que se llevó. Dios, ¿desde cuándo Beomgyu es tan escurridizo? - Casi se me sale el alma. - exageró un poco al sentir como su corazón latía con fuerza.

— ¡Buuuuuuu!

— Buuuuuuuu. - imitó de mala gana la voz del menor. - Casi me matas del susto.

— Casi, así que no hay de que preocuparse. - le sonrió dulcemente como si minutos atrás no le hubiera dado un susto de muerte. - Entonces, ¿vas a entrar? - volvió a preguntar al recordar el porque había salido en primer lugar.

— No lo creo.

— Todavía queda espacio. Los peluches de Kai están en un rincón para que no ocupen tanto espacio, Tae y Kai ya se acurrucaron, Soobin ya está todo jeton y yo también lo estaba, pero Kai me comentó que estabas estorbando en la "entrada" y decidí salir a ver que es lo que pasaba. - volvió a sonreírle esperando alguna respuesta. - ¿Quieres entrar? Tenemos planeado hacer varias cosas mañana si es que la luz no vuelve para ese entonces. - no quería insistir tanto pero ver como el mayor no quería ceder tan fácilmente no le dejaba la tarea fácil.

— No lo sé, Beomgyu...

— No mordemos.

— Hmmmmm.

— No dibujare nada sobre sus rostros.

Y con esas palabras dichas Yeonjun entró como Pedro por su casa a aquel lugar.

[...]

— ¡DIJISTE QUE NO DIBUJARIAS NADA! - reclamó el mayor de todo los presentes al ver como sus brazos estaban llenos de dibujos.

— ¡En los rostros, Yeonjun, en los rostros! ¡Olvidaste leer las letras chiquitas! - se defendió Beomgyu quien estaba debajo de la mesa tratando de que el mayor no lo atrapara.

— ¡ERES UN MENTIROSO! - gritó para después jalar de las piernas al menor, lográndolo sacar de su escondite.

— ¡NOOOOOOO, CON EL PLUMÓN ROSA NOOOOO! ¡SOOOOOOBIIIIIIN, AYUDAAAAAA! - pidió ayuda a gritos al ver cómo Yeonjun acercaba el dichoso plumón a su bonito rostro. - ¡MIMOOOOOOOOR!

— No entiendo porque hace tanto drama, Yeonjun Hyung. Digo, no es como si fuera Soobin Hyung. - habló Kai quien ignoraba todo el alboroto que se estaba haciendo en la sala. - Míralo, pobrecito. - señalo a su mayor quien comía cómodamente los ricos Hotcakes que le había preparado su novio antes de ser secuestrado por su mayor para cobrar venganza.

— Si... A Yeonjun le fue mejor que a Soobin. - Taehyun quien hablaba con el menor sacó de su bolsillo su celular para tomarle una foto al mayor quién parecía estar totalmente ajeno a todo lo que estaba pasando a su alrededor.

Observó la foto que había tomado. Y vaya, pobre de su Hyung, tenía toda la cara pintada como si fuera un conejo blanco. Parecía como si hubiera ido a algún pinta caritas de dudosa procedencia. Apagó su teléfono y pudo observar como ahora en la pantalla negra se veía como su rostro estaba pintado de lo que parecía ser una ardilla.

Levantó la mirada buscando una respuesta de quién tenía enfrente, pero lo único que consiguió fue una dulce sonrisa.

— ¿Lo sabías?

— No quería arruinar la sorpresa. Además, no es como si tú me hubieras dicho que también tenía la cara pintada. - una leve risa salió de los labios del menor.

— Lo voy a matar. - se levantó de la silla y fue a ayudar a Yeonjun en su venganza.

— ¡SON DOS CONTRA UNO, NO SE VALE!

— ¡Nos pintaste la cara mientras dormiamos! - se señalo el rostro Taehyun.

— ¡ESOS FUERON DETALLITOS!

— ¡HOY MUERES, CHOI BEOMGYU!

— ¡NOOOOOOOOOOO!

Trás oir aquello Soobin se levantó una vez término de desayunar y fue hasta donde estaban los otros.

Una luz de esperanza iluminó el rostro del Choi menor, luz que se apagó al ver como su novio tomaba un plumón con obvias intenciones de querer cobrar venganza al igual que los otros dos.

— ¡TRAICIÓN!

El menor de todos observaba como sus mayores comenzaban a pintarle el rostro de lo que parecía ser un oso ¿o era un mapache? pero parecía ser un ratón, pero también parece un hámster. Bueno, el dibujo no era su mayor fuerte, a excepción de Soobin, lo que sea que él había dibujado estaba mucho mejor que las abominaciones que hicieron los otros.

Pobre de Beomgyu, el pobrecito tuvo que estar con la cara pintada casi tres semanas. Los gritos de frustración que daba cada que se bañaba y ver que no se iban los dibujos jamás los olvidará.

Tal vez así aprenda a que no debe de usar sus habilidades artísticas en el rostro de la gente.

ʚUn conejo y un osoɞ [Soogyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora