Capítulo 11

815 62 52
                                    

Kagami llegó a las instalaciones de la policía militar, tan temprano como de costumbre, entrando sin mucho ánimo y un tanto cansado, debido a que la investigación acerca del "espía" que había atacado a Izuna lo tenía agotado, tanto, que incluso se sentía un poco mareado.

- Necesito algo dulce. - Explicó para sí mismo, sacando de su bolsillo un pequeño caramelo sabor cereza de forma circular, el cual estaba sobre un pequeño palito. - Sabía que me haría falta. - Se dijo, comenzando a comerlo, sintiéndose solo un poco más alerta, sin embargo, aún sentía un profundo cansancio.

~ Debí decir que simplemente se desmayó. - Se quejó en la mente, refiriéndose a Izuna, rodando levemente los ojos en señal de hartazgo, mientras hojeaba la lista de sospechosos, sin prestar demasiada atención.

~ "Creo que es un ataque enemigo". - Recordó sus propias palabras, maldiciendo, ya que, gracias a esa frase, Tobirama comenzó desde ese día una exhaustiva investigación para dar con el culpable.

~ No se necesita ser un enemigo, ni un ninja de élite para dejar a ese imbecil en tal estado, se nota que no esta acostumbrado al combate. - Explicó Kagami para sí mismo, mientras se dirigía a su propia oficina. ~ Estoy seguro que un entrenamiento básico lo dejaría sin aliento, por lo que noté ese día, su resistencia es nula. - Rió en su mente, ya que, no podía creer cómo Izuna podía ser tan altanero siendo tan débil.

- Kagami-sampai... Ya terminamos de interrogar a los refugiados de la aldea de la niebla, ¿Qué debemos hacer ahora?. - Preguntaron unos subordinados de Hiruzen, a lo que el rizado respondió con una sonrisa angelical y un tono suave.

- Reportencelo a su superior, por favor, y, muchas gracias por trabajar tan duro. - Sonrió, dejando a ese par fascinados.

Kagami tenía un encanto natural para cautivar el corazón de los demás, sin embargo, justo en ese momento no se percató de eso, ya que, estaba tan inmerso en sus propias preocupaciones, que ni siquiera notaba que cautibaba corazones en cuanto pasaba.

Kagami por fin llegó al piso de su oficina, exhalando en señal de cansancio.

~ Seguramente es por ser hermano del Hokage... aún así, creo que todo esto es exagerado. - Explicó Kagami para sí mismo, al notar la cantidad de gente que esperaba para ser interrogada; Todos refugiados de otras aldeas.

Kagami ya estaba cansado de fingir investigar a tanta gente, tratando de encontrar al culpable, sabiendo que ese era él mismo.

~ A pesar de que nunca habrá ni una sola prueba en mi contra, estoy algo preocupado... no me gusta esta corazonada... debo hacer algo para cubrir hasta la más mínima sospecha. - Se decía, dirigiéndose a su propia oficina.

Kagami no estaba de ánimo, sin embargo, al pasar la recepción, sus ojos se encontraron con ese chico rubio que tanto le gusta, quien fumaba a un lado de la ventana al final del pasillo.

- Tobi-san... - Sollozó sorprendido, dirigiéndose gustoso hacia el mayor, quien parecía perdido en su propia mente, mientras miraba por la ventana.

~ Casi puedo ver su habitación desde aquí. - Explicó Tobirama para sí mismo, fumando otro poco, exhalando el humo justo después, controlando casi por completo ese ansioso sentimiento que tenía cada que pensaba en Izuna.

- Tobi-san. - Saludó Kagami, colocandose frente al rubio, dedicándole una bella sonrisa, sin embargo, al mirarlo a los ojos, pudo notar lo cansado que estaba. - ¿Qué hace aquí tan temprano?. - Preguntó preocupado.

- Buenos días, Kagami. - Saludó Tobirama, un tanto adormilado, aún inmerso en sus pensamientos.

- No ha estado descansando bien, ¿No es así?, ¿Porqué?. - Preguntó Kagami, llevándose ambas manos al pecho, dando a notar que su preocupación era genuina.

Clandestino: La Verdadera Historia Ninja | Hashimada, Tobiizu, Narusasu, Shiita+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora