Capítulo 14

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Era un día bellísimo en konoha, el clima era ideal para hacer un día de campo, o salir con amigos al río para pasar el rato.

Todos, a pesar de estar ocupados, parecían muy felices, ya que, estaban a unas semanas del festival de aniversario, la fiesta más importante de la aldea, por lo que, muchos ya estaban preparando sus yukatas, y las mercancías que venderían durante el evento.

Hashirama y Madara paseaban por la aldea, como de costumbre, pretendiendo supervisar los preparativos.

A pesar de estar emocionado por el festival, Hashirama solo observaba a Madara, adorando cada faccion de su rostro, y cada mechón de su hermoso cabello.

~ Estoy enamorado de un ángel. - Se dijo Hashirama, al ver a Madara caminar a su lado, admirando cómo los rayos del sol iluminaban sus ojos, pasando a través de su cabello, haciéndolo lucir celestial.

Madara estaba sumergido en sus pensamientos y preocupaciones debido a Izuna, sin embargo, al notar la cálida mirada de su marido sobre él, se encogió de hombros, ladeando la cabeza en señal de confusión.

- ¿Porqué me miras así?. - Preguntó Madara con cierta timidez, ocultando una pequeña sonrisa tras un semblante molesto.

Hashirama se detuvo un instante, solo para poder responder, sosteniendo ambas manos de su amado, reafirmando a cada segundo que no había nada que lo hiciera más feliz que estar a su lado.

- Porque me gustas mucho, Madara. - Contestó Hashirama con sinceridad, acariciando la mejilla del menor.

Madara no pudo mantener ese semblante molesto por mucho tiempo, ya que, sus mejillas se iluminaron de un bonito color rosado al escuchar las bellas palabras de su marido.

- Hashirama. - Llamó por lo bajo, tocando las manos del mayor, las cuales, continuaban acariciando sus mejillas. - He sido muy grosero contigo todos estos días, ¿no es así?. - Preguntó apenado, ya que, recordó cómo, debido a su preocupación, a veces ni siquiera escuchaba las bellas palabras de Hashirama.

- ¿Grosero?. - Hashirama negó de inmediato, conectando su mirada con la de Madara para poder continuar. - Mi luna, mi cielo... mi amor eterno... ¿Pero de que habas?. - Preguntó, dejandole un beso en el cabello.

- Sabes a qué me refiero. - Explicó con melancolía, alejandose poco a poco de las caricias de su marido, como apenado. - Debido a Izuna-. - Trató de continuar, sin embargo, el mayor negó nuevamente, interrumpiendo sin ser grosero.

- Yo comprendo. - Asintió Hashirama, sonriendo calidamente, entrelazando su mano con la del menor, como tranquilizando sus nervios.

Madara estaba a punto de suspirar en señal de culpabilidad, sin embargo, Hashirama continuó con su paseo a su lado, guiandolo hasta una tienda de flores, admirando la cantidad de estas que había tan solo en la entrada de la misma.

- Te quiero a mi lado, Madara, no solo cuando estés en tus mejores momentos. - Explicó Hashirama, mirando cada uno de los ramos que tenía enfrente, continuando anhelante. - Quiero compartir absolutamente todo contigo, incluso tus tristezas y angustias. - Consoló, tomando el más hermoso tulipán, de un color rojo intenso, regalándolo a Madara, como símbolo de su gran amor.

- Hashirama. - Sollozó Madara, tomando con delicadeza el bonito regalo de su marido, deleitándose con ese bello aroma disimuladamente. - Ya me habías dicho eso alguna vez. - Susurró, sin saber que estaba sonrojandose.

- Y lo diré las veces que sean necesarias. - Sonrió, adorando esa bella expresión en el rostro de su marido. - Se que los momentos difíciles son inevitables. - Continúo Hashirama, acariciando la mano de Madara, quien continuaba fascinado con su regalo. - Pero... prometo que, daré todo de mí por garantizar tu felicidad. - Explicó, besando tiernamente la mano de Madara, quien suspiró encantado, debido a lo atento que era su esposo.

Clandestino: La Verdadera Historia Ninja | Hashimada, Tobiizu, Narusasu, Shiita+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora