Capítulo 18

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- Izuna... - Llamó con voz profunda, ese caballero de ojos grises, mientras acariciaba con sumo cuidado las mejillas del nombrado, como si se tratase del más frágil y valioso tesoro.

- Senju... - Contestó el menor, sintiendo como Tobirama se acercaba lentamente a sus labios, deteniendose antes de sí quiera rozarlo, mirándolo a los ojos, como pidiendo por su permiso.

Izuna trató de desviar la vista, ya que, conectar con los ojos del rubio lo ponía sumamente nervioso; Esa mirada parecía penetrar en su alma, haciéndole saber todo eso que aún no se atrevía a decir con palabras.

- ¿Porqué no quieres mirarme?... ¿Soy tan horrible a caso?. - Preguntó el rubio, a lo que Izuna lo miró de reojo, aparentando soberbia, a pesar de disfrutar de sus tiernas caricias.

- No es tu apariencia la que me molesta, es la manera en la que tus ojos se centran en mi. - Explicó, aún sin girar para el rubio, a pesar de que este acariciaba su meton, como rogando por que lo mirase.

- ¿Qué tiene de malo mi mirada hacia ti?... - Preguntó con un tono suave, a lo que Izuna respingó ligeramente la nariz, dejando pasar unos cuantos segundos de silencio.

- No la comprendo, y eso me frustra... - Confesó, dejando salir un poco de sinceridad, continuando de la misma manera. - ¿Porqué me miras de ese modo? ¿Porqué me sostienes así?... Quiero saberlo ahora. - Ordenó Izuna, con una pizca de dramatizmo, notando como el caballero parecía temer por contestar esas preguntas. - ¿No vas a responder?. - Regañó, a lo que Tobirama le dedicó una media sonrisa.

- Tengo cientos de respuestas para ti, cada una más prohibida que la anterior. - Explicó, agachando levemente la mirada, como negándose a contestar.

- Habla, Senju, dime a qué te refieres. - Ordenó Izuna, fingiendo estar molesto, sin embargo, su corazón latía con fuerza, ya que, solo deseaba terminar con esa incertidumbre, esa que lo mantenía despierto cada noche que pasaba separado de ese hombre que tanto le gusta.

- ¿Incluso me prohibirás besarte?. - Preguntó con esa voz suave, esa que lograba erizar la piel del menor con un solo suspiro.

Izuna no quería dejar que ese hombre lo besara, pues, sabía que eso ya no sería suficiente; Quería saber qué significaba cada acción del rubio, quería saberlo todo, y no podía esperar.

El caballero notó la mirada anhelante que se ocultaba tras ese seño fruncido que Izuna mantenía, dedicándole una sonrisa, para tratar de relajarlo.

- Supongo que... ya no puedo seguir fingiendo que no me importas, ¿Verdad?. - Susurró, a lo que Izuna solo suspiró, como pidiéndole que continuara.

- Habla claro, si tienes algo que decir, dilo ya. - Regañó, aferrándose a la ropa del mayor, sin poder ocultar lo impaciente que estaba por oír su declaración de amor.

Ese caballero exhaló, acariciando nuevamente sus mejillas, admirando cada facción de su rostro, sintiéndose dichoso por poder mirarlo a los ojos.

- Yo... quiero confesarte... necesito confesar que... - El caballero se detuvo, como si sus sentimientos fueran tan prohibidos, que no podía ni siquiera decirlo en voz alta.

- Dilo. -Exlamó Izuna mostrando al fin un rostro anhelante, provocando un hermoso birllo en los ojos de mayor. - Dímelo, por favor. - Pidió, a lo que, el caballero tomó sus manos, dejando un cálido beso en estas, mirándolo de vuelta después, sin soltarlo.

- ¿Te atenderás a las consecuencias de mis palabras? - Preguntó, acariciando los labios del menor con los pulgares, erizado su piel debido a esa suave caricia.

Clandestino: La Verdadera Historia Ninja | Hashimada, Tobiizu, Narusasu, Shiita+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora