Capitulo 27

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--Jean Luc--

—Me alegra escuchar que todo va bien en Vancouver. —Dije con mis ojos centrados en Ana, quien me brindaba una sonrisa desde el otro lado de la pantalla— Y ese chico nuevo les cae bien a todos. ¿A ti que te parece?

—Es genial. Es muy simpático y amable. También es bueno en el hockey.

—¿Enserio? —Pregunte algo incrédulo— ¿Y desde cuando te interesa el hockey?

Ella puso los ojos en blancos mientras intentaba ocultar su sonrojo.

—No lo sé, solo, una mañana desperté y pensé "hoy voy a ver un partido"

Tome el pequeño vaso, que yacia en el suelo.

—Tu cara dice otra cosa. —Le dije con una sonrisa antes de tomar un sorbo. Ella se hecho a reír con el rubor plasmada en su rostro.

—Me lo dices tú a mí.

—Si, así es. —Respondí antes de soltar una carcajada. El contexto, es que, en Vancouver, mi puesto ya fue tomado por un nuevo alumno, alguien que logro socializar con todos, con Nate, Matt, mi mejor amigo, Lyam, y Ana.

Se me es raro ver, como las cosas puedan cambiar en poco tiempo. Y quizás, me equivoque al pensar que mis amigos me olvidarán, pero, no puedo evitar sentirme desplazado. Es como si ese sujeto, llego ahí para, justamente eso, reemplazarme, tomar mi lugar y a mis amigos. Pero solo es un sentimiento.

—Ok, lo admito, puede que me guste un poco. —Declaró. Yo arquee una ceja mientras mantenía la sonrisa— Solo un poco. —Afirmo, intentando retener la risa que eran causados por sus nervios y emoción— ¿Y tú? ¿Qué tal es Bluey?

—Bien, ella es genial. Es introvertida y muy creativa. —Respondí.

Sus ojos me vieron con curiosidad.

—¿Y ya se lo has dicho? —Pregunto.

Enarque las cejas ante la pregunta. Intente fingir sorpresa, pero ella ya me conocía bastante bien para saber cuándo fingía y cuándo bromeaba.

—¿Decirle que?

—No puede ser Jean Luc Peter Labrador. —Me habló— ¿Porque no se lo has dicho?

—¿Decirle que? —Pregunte nuevamente. Ella poso sus ojos en los míos, y estudio mi rostro. Tal como si lo leyera al completo, me pregunto.

—¿Qué es lo que te detiene?

Ya no era necesario fingir, parecía saber lo que sucedía. Di un pesado suspiro antes de colocar mi mirada en ella y me costó un poco de trabajo en tratar de responderle.

—¿Y bien? —Volvió a preguntar, inclinado levemente su cabeza al monitor.

Los nervios, junto con el pequeño peso en mi estómago, empezaban a domar mi cabeza.

—Yo, no lo sé... —Dije. Ella alzo una ceja, siendo muy escéptica ante mi respuesta.

—Jean Luc, eres una persona muy observadora.

—¿Y eso que tiene que ver?

—Que tienes esa manía de tratar de analizar todo lo que te rodea.

—Eso no es verdad —Reaccione incrédulo mientras me retorcía en el colchón.

—Claro que si —Respondió de inmediato. Nuestras voces colisionaban mientras intentábamos convencer al otro—, puedo apostar que lo estás haciendo justo ahora.

—¡¿Que?! ¡No! —Mantuve mi postura mientras la observaba con incredulidad, esperando que se rindiera.

—¡Si! Mira, lo estás haciendo justo ahora. —Recalco mientras aguantaba la carcajada. Yo continue en negación, y ella no paraba de recalcármelo, hasta llegar un punto en el que me vio con ternura, y pregunto— ¿Qué te hace pensar que ella, podría, no amarte?

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