Capitulo 36

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Su hija lo fulminaba con la mirada, sus nervios empezaban a domar su cabeza provocando que este no lograra encontrar el pretexto perfecto para la situación.

—Dijiste que te había gustado. —Hablo su hija, provocando que la medula espinal de su padre se estremeciera.

Los ojos de la Heeler se desviaron a una funda, en donde yacía aquel póster hundido y oculto.

—Yo-yo... No es lo que parece.

—¿Entonces qué es lo que parece? Si te acabo de ver desechar el regalo de Jean. —Respondió con sus brazos cruzados y sin cambiar esa seriedad que tanto erizo los pelos de su padre.

—Bueno, es lo que parece, pero no lo que piensas.

—¡¿Que debería pensar?! —A pesar de verse furiosa, su voz delataba otra cosa, decepción.

Bandit, aquel padre quien cuido de esa niña, empezaba a dudar y retorcerse en su propia vergüenza. Intentó hablar, pero le costaba explicar la razón, tal y como, si aquello fuera una especie de condena que el mismo se aplicó.

Bluey se acercó a aquella funda, y con lástima, fue tomando aquel póster entre sus manos.

—Él se esmera para ser parte de ESTA familia... —Su padre se sorprendió al escuchar esa voz suave y honesta, que exhibía la total decepción y tristeza— ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo...?

Es curioso, y algo gracioso, pero a la vez doloroso pensar que esa frase: "Como una estaca al corazón" se volvía realidad, pues, la culpa se mezclaba con el dolor de aquellos hechos que tanto le costaba aceptar.

"Perdonarte a ti mismo" no era algo fácil de hacer.

Nuevos días habían pasado, semanas, hasta que se cumplió un mes tras otros, y, por ende, las vacaciones se acercaban, logrando que todos los jóvenes se sintieran emocionados, energéticos y con ansias que se alimentaban de aquellos segundos, minutos, que contaban cada uno de ellos, con el deseo que los segundos murieran de forma rápida y que los minutos llegaran a colapsarse.

El Border Collie no era la excepción. Su deseo por salir de ese lugar era inmenso, ya que, no encontraba alguna razón para estar ahí. Era un lugar más del montón que tan solo le generaba estrés

—Mackenzie. —Escucho decir a sus espaldas. Al haber estado tan ensimismado, ni siquiera había notado de quien era esa voz.

No fue hasta que sintió la mano de alguien posarse con suavidad en su hombro que lo obligó a voltear.

En un principio se fastidio, pero después, le dejo de importar.

"Ya pa que" pensó.

—¿Qué quieres Jean Luc? —Pregunto con desinterés mientras apartaba la mano del labrador.

—Solo... Quiero saber cómo te encuentras.

Mackenzie arqueo una ceja.

—¿Qué cosa?

—¿Cómo te encuentras? Bien o mal... Neutral.

El Collie sospechaba.

—¿Eso que te incumbe? —Preguntó desinteresadamente antes de darle la espalda y continuar con su camino, pero, aquel labrador hablo una vez más.

—Honey no se encuentra bien.

Mackenzie frenó en seco al escuchar su nombre. Nombre que generaba ciertas sensaciones en el corazón. Algo agridulce como lo llamaría él.

—Últimamente, ha estado muy silenciosa y algo distraída.

—¿Te dijo que tiene? —Pregunto el Border Collie sin poder evitar la curiosidad.

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