Capitulo 26

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Las fraguas ardientes de culpa no se hicieron esperar. Mis ánimos fueron aplastados por la gravedad, mientras, recordaba su mirada, indignada y harta de mí.

Ahora, mi mejor amigo se había marchado, me había abandonado, y se sumaba a la lista de mis antiguos amigos. El arrepentimiento me hacía dudar de las cosas, me hacía dudar de mí misma, me hacían preguntar si tuve que haber correspondido o, si había tomado la mejor decisión.

Yo... enserio lo intente. Intente amar a Mackenzie, pero, simplemente, no me siento cómoda con la idea de tener una relación seria con él, y no voy a mentir, mi sentimiento hacia él, fue solo de amigos y nada más.

—¿Todo bien Bluey? —Mis orejas se sacudieron al escuchar su acento. Mire a los ojos de aquel labrador, aquellos ojos que me veían con preocupación y sinceridad.

Quería contarle, tenía la necesidad de decírselo, pero...

"Conocerá a la verdadera Bluey Heeler, y no dudará en abandonarte al igual que los demás".

El pecho se me contrajo, junto con los escalofríos que recorrieron mi columna. Rendida y aceptando la verdad de Honey, me incline hasta el labrador, y apoye mi peso sobre él.

Su mera presencia, de por sí era un calmante que apacigua aquel peso que tanto quería aplastarme. El verlo a los ojos, se me es difícil, "Se ve lindo" es lo que pienso, y luego, el temor me invade al recordar lo que soy, y la posibilidad, que él también me abandone.

"Tarde o temprano conocerá a la verdadera Bluey Heeler"

Mientras mantenía mi cuerpo apegado a él, respondí su duda agitando la cabeza. Podía escuchar claramente su corazón, acelerando sus latidos por mi presencia.

—¿Quieres hablar de eso? —Pregunto con preocupación. Nuevamente, negué con la cabeza, mientras lo acorralaba con mis brazos— Entiendo, no es necesario que me lo digas ahora. —escuche. Alce los ojos para apreciar aquella cálida mirada que me brindaba. Él me dedico una tierna sonrisa con la que me brindo seguridad, la suficiente para sentirme acogida por él, eso solo me genero las ganas de abrazarlo con más fuerza.

Es genial tenerlo a mi lado.

—Disculpen. —De pronto, tocaron a la puerta de mi habitación, interrumpiendo aquel momento en el proceso. Bingo, con su mirada tímida hacia nosotros, nos dijo— Mamá termino de hornear las galletas, si desean, pueden bajar a tomar algunas.

—Gracias Bingo —Alcance a decir con los pocos ánimos que me quedaban.

—Merci, Bingo.

—D-de nada.

Arque la ceja ante su conducta. Tanto Jean como Bingo, lucían nerviosos y ambos trataban de ignorar la mirada del otro, como si estuvieran incomodos por alguna razón.

—¿Esta todo bien entre ustedes? —Pregunte. Ambos respondieron en coro, mezclando la pronunciación de ambos idiomas en una sola palabra "Si"— De acuerdo, si ustedes lo dicen. Yo iré por las galletas Jean, tu ponte cómodo. —Me puse de pie y bajé directo a la cocina.

Ya en la cocina, encontré a mi madre colocando algunas galletas sobre un plato. Ella se veía calmada, ante esta casa, casi muda por su silencio y acogedora por su vibra, su mirada se perdía en la forma de sus propias galletas: cachorros, ese era la forma que tomaron aquellas galletas.

—¿Mamá? —Pregunte. Ella emergió de aquel mar de pensamientos, y me brindó su cálida sonrisa.

—Bluey —Dijo centrando sus ojos en mí. Ella tomo el plato, con galletas encimas, y acortamos la distancia.

—¿En qué tanto pensabas?

—Nada que debas preocuparte —Respondió. Estiro el plato de galletas con los que me deleite olfateándolo—¿Huelen deliciosas?

CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora