Viviendo Con La Muerte//Puzzleshipping//

Cap. 30: Recuerdos Asfixiantes

“Yugi será feliz, tienes que ser feliz, hazlo por esta pobre madre tuya”

—¿En qué estás pensando?—.

Mi mirada quien estaba fija en el techo pasó rápidamente a encontrarse con la suya, sus ojos carmesí me examinan tratando de averiguar lo que estoy pensando.

Sonrío mientras cubro mi pecho desnudo con la suave manta, estamos de extremo a extremo en la enorme cama que nos acobija. Aún con vergüenza trató de evadir lo que acaba de suceder.

—Nada en realidad— pero su mirada sería no hizo qué logrará convencerlo.

—¿Tratas de iniciar una segunda ronda?.

Y aunque sé que es una broma, no logró detener mi golpe en su hombro. Ríe mientras acaricia su zona herida.

—Sigue bromeando y te sacó de la cama.

—Ya empezamos con las peleas y todavía no nos hemos casado— comenta con ironía. —Mi esposa es aterradora.

Giré la cabeza ignorando sus burlas, mi vista cayó en la ventana, podía ver el hermoso amanecer que se reflejaba a lo lejos.

Tenía la costumbre de no dormir durante noches, era algo normal en mi infancia, mi madre quien me golpeaba sin cesar ni remordimiento lograba caer inconsciente a la mañana siguiente, no fue hasta que fui adoptado que mi madre adoptiva pasaba sus noches arropandome.

—El amanecer es hermoso, ¿no lo crees?.

Su suave voz me trae nuevamente a la realidad. Aquella imagen de la suave luz cubriendo su cuerpo, con la mirada débil, era como si su "yo" verdadero se había expuesto ante si, sin filtros, como un niño miedoso y débil.

Era simplemente hermoso.

Sin notarlo, pude darme cuenta de algo importante, tal vez Yami y yo no somos tan diferentes, ambos cargamos con tanta mierda que no nos queda de otra más que sobrevivir.

“Voy a hacer que todo esto pare, tu madre por fin te va a liberar”

De nuevo, las lagrimas salieron, pude ver la expresión de sorpresa y angustia de Yami. De inmediato se acercó a mi y me abrazó, acariciando mi cabello, realmente sentía tanta calidez. Correspondí el abrazo dejandome llevar, nos separamos a los minutos para después limpiar mis lágrimas, su rostro exigía saber todo y ahora ya no me quedaría callado.

—Mi madre se suicidó— hablé.

Su expresión era una de sorprendido pero no dijo nada, mi corazón quiere abrirse solo un poco, quiero abrir mi ser ante el.

—Lo siento, no lo sabía— dijo, sabía que no podía encontrar las palabras correctas en esta situación.

Y no lo culpó, nadie sabe como consolarte cuando no sabían de tu sufrimiento, cuando el infierno que viviste alguien más no lo hizo. Era una gran brecha que nos separaba.

—Está bien— aclaré. —Pero... Antes de su muerte, ella intento asesinarme.

Abrió la boca queriendo soltar una palabra pero lo callé.

—Cuando le diagnosticaron cáncer, ella enloqueció, no fue instantáneo, fue lento y doloroso. Ella sufría y termino haciéndole daño a otros porque no sabía cómo pedir ayuda. La demencia llegó meses después del cáncer, ya no era la misma, empezó a afectar la memoria, a veces olvidaba quien era yo, otras veces le recordaba a mi padre. Lloraba todo el día y por las noches gritaba y hacía berrinches hasta el punto de romper cosas.

Lo miré, el me escuchaba atentamente, analisando cada palabra que salía de mi boca, sonreí para luego proceder.

—Ella empezó a lastimarme, comenzó una vez cuando era pequeño, traté de ayudarla pero ella pronunció el nombre de mi padre seguido de maldiciones y después sentí en impacto de un vaso de vidrio en mi brazo, hubo mucha sangre después de eso— comenté mientras miraba mi brazo donde yacía una pequeña marca, casi imposible de ver. —Ella se disculpo conmigo, pero al poco tiempo los maltratos siguieron hasta que un día, me encontraba abajo de ella mientras sus manos precio aban con fuerza mi garganta.