POV YAMI.
Sin pensarlo, sin quererlo y sin planearlo llegaste a mi vida nunca lo llegué a imaginar..
Tocaste mi alma y yo la tuya, sin darme cuenta ya habías entrado a mi corazón llenándolo de amor y cariño.
Y se que te vas a ir... Pero no puedo...
Miré como Mahad hacia una pequeña reverencia al verme entrar. Solté un suspiro dándole mi equipaje.
Observe una caqueta en el sillón, camine hacia ella tomándola. La acerqué a mi rostro para diferenciar mejor su olor.
Era su olor...
—¿Dónde esta él?—.
Pregunté interrogante.
—En su habitación—.
Subí las escaleras entrando a la lujosa habitación de "la madre" de mi futuro hijo, busque con la mirada a mi pequeño doble.
Lo encontré durmiendo en la cama tranquilamente, me acerque a él cuidadosamente para no despertarlo.
La posición era muy extraña, y podía oír sus ronquidos. Solté una lave sonrisa tratando de acomodarlo en otra posición.
—Chico tonto... ¿Cómo puedes dormir de esa forma?—.
Saliva salía a mares de su boca, quite el cabello de su cara, mientras que acariciaba su rostro.
Me sorprendía lo suave que esta, parecía un pequeño gatito. Acaricié su mejillas mientras que él sonreía divertido soltanto murmurós sin sentido.
¿Estará soñando conmigo?.
—¡Quita!— golpeó mi mano.
—Tú... ¿¡Cómo te atreves a...—.
—Quita mosquito...— abrazó la almohada.
—¿Me has confundido con un mosquito?—.
—Fuera... Mos..qui..to.. —.
—Entiendo, soy un mosquito. Y como todo mosquito necesita alimentarse—.
Sonreí coqueto al ver su cuello.
Es hora de comer.
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El día siguiente había llegado. La luz que se reflejaba por las ventanas iluminaban los largos pasillos de mi mansión.
Baje las escaleras encontrándome con Mahad, inclinado como un saludo. Me llevó al comedor, el cual ya tenía una gran cantidad de comida que parecía muy apetitosa.
—¿Él sigue dormido?—.
Bebí un sorbo de café.
—Sí, señor Sennen—.
—¿¡Qué acaso no durmió nada!?, ¡Ya es otro día y el sigue en la cama!—.
—Entiendo, iré a despertarlo—.
Caminó a las escaleras. Inmediatamente me levante de mi asiento.
—¡Espera!— se detuvo mirándome, aclaré mi garganta. —Sabes, es mejor dejarlo descansar, ya sabes... Me traerá problemas con los demás—.
