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LA SIMPLEZA

Salimos en silencio, y caminamos hacia el estacionamiento, me abrace a mí misma ya que no daba más del frio, Luka vio mi gesto y me tapo con su campera, pasando su brazo sobre mis hombros.

-Estas helada- me reto

-Me olvide la campera, además Tyler no me dijo que íbamos a un lugar abierto-

El revoleo los ojos y me apretó más, para asi transmitir un poco más su calor corporal a mi pequeño cuerpo, todo mi cuerpo se tensó, pero decidí dejar mi miedo de lado

-Gracias, no hacía falta lo que hiciste ahí adentro- sonreí y el me miro de lado.

-No hay de que- me sonrió- ¿Qué tenes ganas de comer? -

-Con esta pinta no puedo ir a ningún lado la verdad, sería demasiado y todos me mirarían-

El revoleo los ojos.

-Estas perfecta, si miran es por envidia- me sonrió

Sentí un cosquilleo en mi panza, y le sonreí en agradecimiento, llegamos al coche y él fue directamente a abrirme la puerta del copiloto para que suba. Le agradecí y subí intentando no hacer el patético con mis tacos. El pego la vuelta y subió a su asiento, dio marcha al motor, salió del estacionamiento y nos dirigimos a la ciudad de nuevo.

-No me has dicho que quieres cenar todavía-

-Se me ha quitado bastante el apetito la verdad- jugué con mis manos nerviosa. - pero me gustaría comer eh... - me quede pensativa.

- Y bien? -

-No se me ocurre nada la verdad-

-A ver, yo tengo una idea- me miro de lado- pero todo depende de que te animes ir vestida asi-

Me lo pensé, pero al final, me acorde de que lo que me dijo.

-Vamos, ya fue-

- ¿Segura? -

-No me hagas entrar en duda- le di un golpecito en el codo, sacándole una sonrisa.

-Está prohibido arrepentirse- dijo, doblando en una curva.

Luego de unos 15 minutos, empezamos a vislumbrar luces.

Estábamos del otro lado del lago, se visualizaba un muelle que desembocaba a una calle, donde se encontraban dos hileras de carritos de comida, el lugar estaba alumbrado por foquitos que iban colgando de un lado a otro, dándole un toque rustico.

Había gente de todas las edades, desde niños corriendo, adultos siguiéndolos, jóvenes charlando mientras toman mate y ancianos mirando y chismeando entre ellos. Era como estar en una película.

- ¿Y? ¿te gusta? - pregunto Luka apenas me ayudo a bajar del auto, haciendo el esfuerzo de no reírse de mi cara de asombro.

-Es bellísimo, parece sacado de un libro- dije mirando por todos lados, recorriendo cada rincón e intentando recordar cada detalle, hasta que me acorde de algo.

-Espera, espera- me miro confuso.

- ¿Qué...? - vio al ver que de la cartera sacaba unas sandalias sumamente simples.

Me había quedado pensando en lo que había pasado en la cita, que me olvide de que siempre llevaba un par de sandalias en la cartera cuando usaba tacos, ya que era propenso a que me canse.

Me quite los tacos rápidamente, o eso intente, ya que al no estar ni sentada ni sujeta a nada, casi me caigo, pero el justo me agarro de la cintura y me ayudo a mantener el equilibrio.

La verdad atras de la juventudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora