Danhee miraba la vista desde el café, mientras las gotas de lluvia caían suavemente sobre la ventana. Había estado esperando este momento, esa conversación con Hanbin que había sentido venir desde hace semanas. Las señales eran claras: su distancia, las respuestas cada vez más cortas, y ese vacío entre ellos que parecía hacerse más grande con cada día que pasaba. A pesar de todo, su corazón se negaba a dejar de creer en lo que alguna vez tuvieron.Hanbin entró al café, su expresión reflejaba una mezcla de tensión y arrepentimiento. Se sentó frente a Danhee, evitando su mirada por unos segundos. Finalmente, con un suspiro, rompió el silencio.
—Danhee... —empezó, su voz suave pero firme—. No puedo seguir con esto.
El corazón de Danhee dio un vuelco. Ya lo había imaginado, pero escucharlo en voz alta dolía más de lo que había anticipado.
—¿Por qué? —preguntó en un susurro, intentando controlar las emociones que se arremolinaban en su interior.
Hanbin bajó la mirada, sus dedos entrelazados nerviosamente sobre la mesa.
—No estoy preparado. No para esto... no para amarte como te mereces. He estado luchando con mis propios miedos, y por más que quiera, no puedo darte lo que necesitas. No estoy listo para amarte de la manera en que tú necesitas ser amada.
Danhee sintió un nudo en la garganta. No era lo que quería escuchar. Ella estaba dispuesta a luchar, a esperar si era necesario, pero el miedo en los ojos de Hanbin le decía que no era una cuestión de tiempo, sino de decisión.
—¿No estás listo o simplemente no me amas? —preguntó, su voz apenas audible, como si temiera la respuesta.
Hanbin la miró finalmente, con dolor en los ojos.
—Quiero amarte... pero no puedo hacerlo ahora. No como tú lo mereces. Lo siento tanto, Danhee.
Las lágrimas amenazaban con caer, pero Danhee se negó a dejar que lo viera. Asintió lentamente, sabiendo que no podía obligar a Hanbin a quedarse si él no estaba preparado.
—Está bien, Hanbin. Si no puedes hacerlo ahora, no te voy a obligar —dijo con calma, aunque cada palabra la desgarraba por dentro.
Hanbin asintió, agradecido por su comprensión, aunque el peso de lo que estaban perdiendo parecía insostenible. Se levantó lentamente, dejando que las palabras finales quedaran suspendidas entre ellos.
Danhee lo vio salir del café, su silueta desapareciendo en la lluvia. Se quedó allí, inmóvil, con el corazón roto y sin saber cómo juntar los pedazos.
[...]
Días después, Jiwoong, su amigo de toda la vida, apareció en su puerta. Siempre había estado ahí, en los momentos difíciles, pero esta vez su presencia tenía algo diferente. Lo que había sido un apoyo incondicional estaba ahora teñido de algo más profundo.
—¿Cómo estás? —preguntó Jiwoong, su voz llena de preocupación, mientras se sentaba junto a ella.
Danhee suspiró, apartando la mirada.
—No lo sé. Se siente como si algo hubiera desaparecido, pero al mismo tiempo, estoy aliviada de no seguir esperando algo que nunca iba a llegar.
Jiwoong la observó en silencio por unos segundos, sabiendo que ahora era su momento para ser sincero. Había guardado sus sentimientos por mucho tiempo, esperando que Danhee viera en él lo que él siempre había sentido por ella. Pero ahora, después de lo que había pasado con Hanbin, no podía seguir esperando. Necesitaba pelear por ella, por lo que sabía que podía ser su felicidad.
—Danhee... —empezó, su voz temblando ligeramente—. Siempre he estado a tu lado, y lo seguiré estando. Pero hay algo que no puedo seguir ocultando. He querido decírtelo desde hace mucho tiempo, pero no quería confundirte más.
Ella lo miró, con los ojos llenos de curiosidad.
—¿Qué pasa, Jiwoong?
Él respiró hondo, recogiendo el coraje necesario.
—Te amo, Danhee. Siempre lo he hecho. Y sé que ahora no es el mejor momento, pero no puedo dejar de sentirlo. No quiero que te vayas otra vez, no quiero que pierdas la oportunidad de ser feliz solo porque alguien más no supo amarte como tú mereces.
Danhee lo miró, sorprendida por la confesión. Sabía que Jiwoong siempre había sido especial para ella, pero no había considerado que sus sentimientos fueran tan profundos.
—Jiwoong... yo...
Antes de que pudiera continuar, él levantó una mano suavemente.
—No tienes que decir nada ahora. Solo quiero que sepas que estoy aquí, listo para amarte, si tú también lo estás. No voy a esperar eternamente, pero estoy dispuesto a luchar por ti si tú me das la oportunidad.
Danhee sintió una calidez en su pecho que no había sentido en semanas. Jiwoong era todo lo que ella necesitaba, lo había sido siempre, y ahora, finalmente, se daba cuenta de ello. La incertidumbre que Hanbin había dejado comenzaba a desvanecerse ante la certeza de Jiwoong, que no tenía miedo de amar.
—Yo también estoy lista, Jiwoong —dijo finalmente, con una sonrisa tímida—. Tal vez siempre lo estuve, pero no lo veía.
La expresión de Jiwoong se suavizó mientras tomaba su mano, con una promesa en sus ojos. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a recorrerlo a su lado, con todo el amor que había guardado durante tanto tiempo.
Juntos, Jiwoong y Danhee comenzaron una nueva historia, una donde el amor no se ocultaba detrás de miedos ni dudas. Mientras Hanbin seguía su propio camino, con la esperanza de algún día estar listo para amar, Danhee encontró en Jiwoong lo que siempre había buscado: alguien que estaba dispuesto a pelear por ella, a amarla sin reservas, listo para todo lo que el futuro les deparara.
muse:
hanbin, jiwoong - zerobaseone.
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chaconne; kpop stuff.
Fanfictionone shots del kpop en general, solo hombres. -ideas mías que no tuvieron tanto potencial para una historia independiente- -todo tipo de os-