[matthew] golden.

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Matthew y Danhee siempre habían sido cómplices en sus aventuras desde que se conocieron en la preparatoria. Desde el primer día en que se saltaron las clases juntos, supieron que tenían una conexión especial. Ambos eran el tipo de persona que vivía la vida con intensidad, buscando pequeñas escapadas de la rutina y momentos de libertad. Las escapadas se convirtieron en una tradición para ellos, casi como una cita no planeada, aunque ninguno lo mencionaba de esa manera. Se entendían con miradas, con sonrisas compartidas al cruzar la puerta de la escuela en busca de alguna nueva travesura.

Aquella tarde soleada, Matthew y Danhee se habían escapado de nuevo, pero esta vez algo era diferente. El aire cálido del verano, el cielo despejado y el aroma a mar parecían darle un tono más brillante al día. Habían decidido ir a la playa, un lugar que solía llenarlos de energía, pero también de tranquilidad. Mientras caminaban por la arena, sus pies se hundían en la suavidad, y el sonido de las olas los envolvía. Danhee iba adelante, con una sonrisa radiante en su rostro, sus brazos extendidos mientras se dejaba llevar por la brisa marina. Matthew la observaba, sintiendo algo nuevo crecer en su interior.

—¿No es perfecto aquí? —preguntó ella, girándose hacia él con esa risa fácil que siempre lo hacía sentir más ligero.

—Sí... es perfecto —murmuró Matthew, aunque no miraba el mar ni el horizonte. Sus ojos estaban clavados en ella.

La luz del sol jugaba con el cabello de Danhee, iluminando cada movimiento, cada gesto. Para él, era como si en ese instante todo lo demás se desvaneciera. Los ruidos de la playa, las risas de otros veraneantes, el mundo entero... nada importaba salvo ella. Por alguna razón que no podía explicar, ese momento lo golpeó más fuerte que cualquiera de sus otras escapadas. Habían estado juntos tantas veces, pero nunca lo había sentido tan profundamente. Nunca había notado lo dorada que era su presencia en su vida. Siempre había estado ahí, pero algo en el ambiente de ese día lo hizo darse cuenta de lo que realmente sentía.

Se sentaron en una roca grande, con vistas al mar que se extendía más allá de lo que sus ojos podían alcanzar. Danhee hablaba sin parar, como solía hacerlo, contando historias sobre sus planes de verano, las cosas que quería hacer, los libros que quería leer, los conciertos a los que quería ir. Pero Matthew apenas podía concentrarse en lo que decía. Solo podía mirarla y sentir ese creciente deseo de que el tiempo se congelara, de que ese momento durara para siempre.

—¿Te pasa algo, Matthew? —preguntó ella, notando su silencio. Su tono era ligero, pero su mirada era inquisitiva, genuina.

Matthew parpadeó, como si la pregunta lo hubiera devuelto a la realidad.

—No... bueno, sí —dijo, sonriendo de lado, nervioso—. Estaba pensando en lo mucho que disfruto estos momentos contigo.

Danhee lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¿En serio? —preguntó ella, arqueando una ceja con esa sonrisa juguetona que siempre tenía cuando estaba a punto de hacer una broma—. ¿Estás poniéndote sentimental?

Matthew rió, pero había una verdad en sus palabras que él no podía ignorar. Sí, estaba poniéndose sentimental, pero era más que eso. Era darse cuenta de lo que significaba ella para él, de que la había estado viendo de una manera completamente nueva. Todo en ella brillaba más intensamente. Y, de repente, sintió que estaba al borde de un precipicio, listo para saltar.

—Tal vez —respondió Matthew, buscando sus ojos—. Pero también me he dado cuenta de que tú haces que todo sea mejor.

Danhee se sonrojó levemente, pero lo disimuló con una risa.

—¿Desde cuándo te volviste tan cursi? —bromeó, empujándolo ligeramente con el hombro, pero había algo en su mirada que revelaba que sus palabras le habían llegado más de lo que quería admitir.

Matthew no dijo nada más por un momento. En su mente, luchaba entre el deseo de confesar lo que estaba sintiendo y el miedo de arruinar lo que tenían. Siempre habían sido amigos, los mejores amigos. ¿Qué pasaría si ella no sentía lo mismo? ¿Qué pasaría si su confesión lo estropeaba todo? Pero ese día, con el sol brillando y las olas rompiendo en la orilla, Matthew se dio cuenta de que no podía seguir guardándose lo que sentía. Sabía que, al igual que el mar, sus emociones eran incontrolables.

—Danhee —dijo de repente, interrumpiendo su monólogo sobre algún concierto al que quería ir—. Tengo que decirte algo.

Ella lo miró con curiosidad, ladeando la cabeza.

—Dime.

Él respiró hondo. Cada parte de él quería que ese momento fuera perfecto, pero no había un guion que seguir, no había un plan.

—Creo que... —comenzó, su voz temblando ligeramente—. No, no creo... estoy seguro de que me gustas. Mucho.

Danhee lo miró, sorprendida. El silencio entre ellos se alargó mientras las olas seguían rompiendo suavemente. Ella parpadeó un par de veces, procesando lo que acababa de oír. Matthew sintió su corazón latir más rápido de lo que jamás había sentido.

—Matthew... —murmuró, sin saber qué decir al principio. Pero luego sonrió, una sonrisa suave que le iluminó el rostro—. Yo también siento lo mismo.

Su confesión fue como un rayo de luz que atravesó las dudas de Matthew. Ambos se quedaron ahí, con el sol dorado iluminándolos, sintiendo que todo era posible.

muse;
matthew - zb1

chaconne; kpop stuff.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora