Jaemin se encontraba inclinado sobre su escritorio, con una montaña de papeles y facturas por revisar. Desde que decidió abrir el "Neo Café", todo en su vida había girado alrededor del negocio. Había noches en las que ni siquiera volvía a casa y se quedaba dormido en la pequeña oficina que había improvisado en la parte trasera del local. Su mente no podía despegarse de los números, los proveedores y las fechas límite. Cada vez más, sus pensamientos eran consumidos por la presión de que todo debía salir perfecto.Mientras tanto, Yerim sentía que lo estaba perdiendo. Sabía desde el principio que abrir la cafetería sería un desafío para él, y se había preparado mentalmente para estar a su lado, apoyarlo en todo momento. Pero lo que no esperaba era que la relación misma pasara a un segundo plano. Lo que al principio eran pequeñas faltas —olvidar devolverle una llamada, llegar tarde a una cena—, pronto se convirtieron en ausencias más significativas. Jaemin había empezado a olvidar las fechas importantes y, lo que era peor, a olvidarse de ella.
Una tarde, mientras esperaba afuera del café después de una reunión importante a la que él había prometido asistir, Yerim finalmente lo entendió. Jaemin no vendría. Lo había olvidado. Otra vez. Llevaba una hora esperando, mirando su teléfono, esperando que una disculpa llegara, pero el silencio del dispositivo era un reflejo del silencio que había invadido su relación.
Cuando finalmente llegó a casa esa noche, encontró a Jaemin aún sentado en su escritorio, sumergido en su trabajo. Parecía agotado, con los ojos enrojecidos por el cansancio. Sin embargo, ni siquiera se percató de su llegada.
—Jaemin, tenemos que hablar —dijo ella, con un tono de voz que no ocultaba el cansancio emocional que llevaba arrastrando durante meses.
Él levantó la cabeza y la miró distraído, como si apenas hubiera registrado lo que acababa de decir. Su mente seguía en los números, los contratos, los arreglos pendientes.
—¿Hablar? ¿Sobre qué? —preguntó con indiferencia, volviendo su mirada a la pantalla de su ordenador.
Ella se acercó lentamente, sentándose en una silla frente a él. Podía sentir cómo su corazón latía rápidamente, sabiendo que lo que estaba a punto de decir no tendría vuelta atrás.
—Sobre nosotros, Jaemin. Sobre lo que está pasando —su voz temblaba ligeramente—. O más bien, sobre lo que ya no está pasando.
Él parpadeó, finalmente alejándose de la pantalla, enfocando toda su atención en ella.
—¿De qué hablas? —preguntó, claramente confundido—. Estoy haciendo todo esto por nosotros, para nuestro futuro. Sabes que abrir esta cafetería significa todo para mí.
—Lo sé. Y estoy orgullosa de ti por eso —respondió ella, intentando mantener la calma—. Pero el problema es que, en el proceso, nos perdiste a nosotros. Me perdiste a mí.
Jaemin frunció el ceño, como si las palabras no tuvieran sentido para él. No podía entender cómo el sacrificio que estaba haciendo por un futuro mejor los estaba alejando en el presente.
—Cariño, solo necesito más tiempo. Esto es temporal, te lo prometo. Cuando todo esté en marcha, podremos volver a estar bien, como antes —dijo con esperanza.
—Jaemin, llevo meses escuchando que es "temporal" —respondió, con lágrimas formándose en sus ojos—. Pero nunca hay un final para esto. Te has olvidado de mí, de nosotros, de todo lo que teníamos. Hoy era nuestro aniversario y ni siquiera lo recordaste.
El rostro del pelinegro palideció. Sabía que se había olvidado, pero no pensó que fuera tan grave. Todo el estrés y las preocupaciones lo habían cegado a lo que estaba sucediendo frente a él.
—Lo siento mucho, de verdad —dijo, inclinándose hacia adelante, tratando de alcanzar su mano—. Estoy tan atrapado en todo esto que... no me di cuenta.
Yerim sacudió la cabeza, apartando su mano.
—No quiero ser la persona que siempre está esperando a ser importante en tu vida, Jaemin. Te amo, pero ya no puedo seguir viviendo así.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Jaemin no sabía qué decir. Había estado tan concentrado en el café que había dado por sentado que Yerim siempre estaría a su lado, sin importar lo que sucediera. Pero ahora se daba cuenta de que estaba a punto de perderla.
—Por favor, no me dejes —susurró, finalmente entendiendo la gravedad de la situación.
La pelirroja cerró los ojos, sintiendo el peso de sus palabras.
—No quiero hacerlo —dijo con sinceridad—, pero tampoco quiero seguir sintiéndome así. Esta no es la relación que imaginaba.
Con un último suspiro, se levantó de la silla, sabiendo que no había nada más que decir. Jaemin la miró, sin saber cómo detenerla.
Los días siguientes fueron dolorosos para ambos. Yerim intentaba seguir adelante, pero cada esquina de la ciudad le recordaba a Jaemin. El café, los paseos, las pequeñas sorpresas que solían hacerse. Todo lo que alguna vez habían compartido ahora era un vacío en su vida.
Jaemin, por otro lado, se sumergió aún más en su trabajo. Terminó los últimos arreglos del "Neo Café" y finalmente abrió sus puertas al público. El día de la inauguración fue un éxito. Amigos y familiares lo felicitaron, y el lugar se llenó rápidamente de clientes curiosos. Pero a pesar de todo, mientras servía el primer café, no pudo evitar mirar la entrada, esperando que ella apareciera.
Esa noche, después de que todos se fueron y el café quedó en silencio, Jaemin se sentó en una de las mesas, mirando el lugar que había creado. Debería haberse sentido orgulloso, feliz por lo que había logrado, pero todo lo que sentía era vacío. Todo lo que había querido compartir con ella ahora se sentía insignificante sin su presencia.
Una tarde, meses después de la ruptura, se encontró solo en el Neo Café, mientras la lluvia golpeaba las ventanas. Las luces estaban tenues, y la melodía de "All I Want" resonaba en el local, llenándolo con una tristeza palpable. Jaemin cerró los ojos, permitiendo que la música y los recuerdos lo inundaran.
"But if you loved me, why'd you leave me?"
La letra golpeaba su corazón con fuerza, como si fuera un eco de lo que no se había atrevido a decirle a Yerim. A pesar del tiempo que había pasado, aún se preguntaba por qué, si ella lo había amado, se había ido. No tenía respuestas, solo el vacío que su partida había dejado.
Pero en el fondo, Jaemin sabía que algunas historias no están destinadas a durar. A veces, lo que más amamos es lo que más nos rompe. Aunque le doliera, aunque la extrañara todos los días, entendía que ella necesitaba encontrarse a sí misma. Y él, de alguna manera, también tendría que hacerlo.
A pesar de todo, Jaemin seguía creyendo en el amor, en la posibilidad de un futuro. Pero ahora sabía que, para él, ella siempre sería ese "¿qué habría pasado si...?" que lo acompañaría por el resto de su vida.
muse;
jaemin - nct
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chaconne; kpop stuff.
Fanfictionone shots del kpop en general, solo hombres. -ideas mías que no tuvieron tanto potencial para una historia independiente- -todo tipo de os-