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Ser un cambiaformas Omega de vaquita en un mundo lleno de depravados Alfas era el mismo infierno cada día. Seonghwa no podía ni siquiera dar un paso fuera de su casa con una blusa un tanto ajustada a su figura sin que miles de hombres se pegasen a él pidiendo ver y tocar más.

Pero, para mala suerte de todos esos asquerosos seres del demonio, Seonghwa no era solo un par de pechos enormes con olor a leche y fresas, era cerebro y músculo puro patea traseros de Alfas con nudos portantes degenerados.

De todos sus predadores rodeando su exterior se libró de todos ellos. Así, una vez más se acomodó la camisa una talla más grande en su torso y sacando un mechón de cabello rosa en sus ojos retomando su rumbo hasta su instituto.

La vida en el campo cultivando frutas, vegetales y produciendo leche era agradable, tranquila en todos los sentidos, sin embargo no era la vida que Seonghwa quería vivir para siempre. Fue así que cuando cumplió su mayoría de edad y se graduó en dieces del colegio, decidió que quería un titulo universitario de renombre que pusiera su apellido más allá de un simple granero productor de leche.

Así que aquí estamos, en la universidad más prestigiosa de la capital, con pantalones holgados, una camisa talla más grande de la suya para que no se notarán muchos sus pechos, y un bolso con sus útiles, un perfume que neutraliza su olor de omega, supresores y un par de armas de defensa como un gas pimienta y un cuchillo oxidado.

Solo por si acaso.

Atrajo miradas en el camino como siempre, más allá de su exuberante frente. Las manchas en su rostro de un tono rosado suave como un lienzo uniforme y los cuernos pequeños en su cabeza llaman la atención, pero cuando puso un pie en la universidad las miradas cesaron, se sintió extraño y aliviado a la vez.

No podría considerar un lugar asalvo del acoso, sin embargo no lo molestaban tanto como fuera de ella.

Llegó a su clase habitual de los jueves con su profesor Husky viniendo detrás suyo. Se sentó en su lugar habitual, sacó sus útiles, puso su lapicero en su oreja como de costumbre y prestó atención a lo que restaba de la tarde.

Fue un dolor de cabeza rogar a sus padres para que lo dejaran vivir en la ciudad en un principio. Demostrarles que era un omega fuerte capaz de destruir a todos los Alfas a su paso y que tenía la capacidad mental para acabar una carrera luego de haber sido aceptado fue difícil. Al menos con el tiempo aceptaron, además que a la vaquita le ofrecieron un lindo departamento de soltero a bajo costo cercano de su universidad.

Mudarse y acostumbrarse a los ruidos y el mal olor de las calles transitadas se volvió tedioso, pero nada que Seonghwa no pudiera soportar, y a pesar que a veces las clases se pusieran aburridas o tuviera que lidiar con hombres cachondos en el camino a casa le gustaba estar ahí y no tenía arrepentimiento alguno.

No era alguien sociable por las advertencias de su familia metidas en su cabeza sobre lo peor que podía pasarle. Solo tenía un amigo de clase y otro de deporte sin tanta importancia. El primero y más importante era un Alfa de rango superior, un toro de nombre Yunho que suele llegar tarde a clases casi siempre.

Se conocieron el primer día de clases Seonghwa casi choca con él porque el chico vino corriendo en su dirección. Tuvieron una linda amistad de inmediato ya que ambos tenían las mismas raíces provenían de los campos, trabajando en la tierra y en animalitos toda su niñez y que los dos decidieron probar suerte en la capital, convirtiéndose en amigos de estudios y aveces hasta en amigos de salidas.

Y así es como YunHo se convirtió en el primer interés amoroso de nuestra linda vaquita. Compatibles por naturaleza, iguales en historia de vida e ideales para copular sin problemas.

¡Moo! - [Seonghwa Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora